~ "𝑫𝑶𝑳𝑳𝑯𝑶𝑼𝑺𝑬" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 1.0] - (+18)

𝔊𝔬𝔩𝔡𝔢𝔫 𝔖𝔫𝔦𝔱𝔠𝔥

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— Mañana es el partido, acabaremos con los Raven. — Adrián hablaba con el grupo, incluidos mis hermanos, mientras tomaban el líquido de dudosa procedencia que descansaba en sus vasos.

Entre a la sala ignorando su existencia después de la última practica que había tenido con las chicas.

Los días habían pasado rápido, mañana el partido era a primera hora. Solo tendríamos 20 min para ajustar algunos puntos y saldríamos al campo.

— ¡Hey, hey, Freya! — Era Theo, y a él no podía decirle que no. Pero tal vez no tendría que darle una respuesta a su pregunta... — Cariño, pasa un rato con nosotros. Hace ya un tiempo que no escucho tu melodiosa voz.

Giré mi mirada hacia él y di una media sonrisa negando discretamente. Que incómodo se estaba tornando todo.

— Vamos Eya, ya casi ni parecemos amigos. — El moreno soltó antes de levantar su copa. — Aunque sea una, por los viejos tiempos.

Rodeé los ojos, y ahí recordé.

Blaise solía hablar de lo grandiosas que serían sus jugadas un día antes de los partidos. Las explicaba con tanto detalle que eran imposibles de no memorizar.

Me acerque al grupo visualizando un sitio justo al lado de Erlik. Por lo menos al lado de él no sería tan incómodo.

Camine hacia él, y cuando estaba por tomar asiento el hijo de perra se movió hacia el lado derecho dejándome sitio en medio del sofá para tres.

Justo al lado del rubio innombrable.

Mierda.

Le tiré una mirada asesina al que suponía era mi hermano para luego sentarme completamente tensa sobre el sofá de cuero negro.

Esto estaba siendo tan incómodo, de hecho, más de lo normal.

Trataba de no recordar absolutamente nada, pero sirvió para un carajo cuando mi mente sacó a la luz lo que quería olvidar haciéndome repasar toda una vez más.

Un flashback perfecto de nuestro reflejo frente al espejo hizo que cruzara las piernas con un poco de fuerza. Solté un suspiro molesto inclinando la cabeza hacia atrás y tratando de despejar mi mente.

Baje la mirada levemente sin llamar mucho la atención.

Su mano estaba sobre su rodilla cómodamente acomodada, tamborileaba sus dedos contra esta. Los anillos plateados resaltaban en sus largos dedos revestidos con una piel extremadamente pálida, sus nudillos tenían un leve toque rosado.

Y otra vez recordé, recordé como esos dedos que ahora estaba tranquilamente tamborileando, hace unos días se amoldaban perfectamente a mi cuello.

En ese momento mi única regla de no pensar en este tipo de cosas mientras Frey estaba cerca, automáticamente se rompió.

¿Por qué mierda era tan adictivo?

Es que enserió no era normal.

Mi mente se perdió nuevamente.

Repase los movimientos, sonidos, susurros y todo lo que se me fuera posible más de mil veces en mi cabeza.

Evitando siempre mi vergonzoso final, claro está.

Dejé que mis pensamientos se tornaran repetitivos, que mi imaginación y deseos se encargaran de armar un nuevo escenario.

Una ducha, vidrios empañados, cabello rubio completamente humedecido. Las gotas de agua caían por todo su abdomen, mientras yo me encargaba de arrodillarme frente a él de la manera más sensual posible.