FREYA GRINDELWALD
Los días pasaron y mi nuevo intento de escolta me seguía a todos lados, sin excepción alguna. Pero al parecer verme acompañada no fue un hecho suficientemente importante como para que se detuviera. De hecho, empeoro, ya no eran una o dos cartas a la semana, ahora eran una o dos cartas al puto día.
Me estaba comenzando a abrumar. Y si yo llegaba a pensar que estaba en el lugar más discreto del mundo, dos horas después me llegaría una carta redactada a la perfección con letra casi irreconocible y un par de fotos nuevas en el lugar donde yo había pensado anteriormente que podría estar segura.
Pero a pesar de eso, se podria llegar a decir que lo estaba tomando con relativa calma hasta ese momento. Hasta que algunos de mis objetos habían comenzado a perderse misteriosamente; labiales, camisetas, plumas. Eran objetos que yo sabía donde se encontraban a la perfección, pero de un momento a otro se desvanecieron y no le podía dar otro sentido a su perdida que el robo.
Siempre me sentí segura de mi cuerpo; es decir siempre tuve muy en claro lo bella que era y lo bien dotada que estuve en varios aspectos corporales y de hecho no me incomodaba mostrarlo, pero todo es diferente cuando sabes que hay alguien que te observa constantemente y te manda cartas con morbo hacia tu cuerpo y sexualizando partes de este que tu creías imposible.
Las únicas que sabían sobre el tema eran Pansy y Millicent. Mi soberbia no me permitía contarle a nadie más sobre lo que me estaba sucediendo. Era mi problema y sabia a la perfección que era lo suficientemente lista como para solucionarlo por mis propios medios.
Como ya casi de costumbre, había evitado a Malfoy. Pero esta vez no era apropósito, tenía demasiadas cosas en la mente, estaba sobrecargada y esa situación por mucho que me costara aceptar me estaba comenzando a sobrepasar.
Y él no era del tipo de chicos que se quedaba de brazos cruzados como respuesta a una etapa de ignoro. Intentaba llamar mi atención de cualquier manera que le fuera posible o que se le cruzara en frente; coqueteando con chicas, volviendo a hablar con Astoria. Y aunque si me jodiera ya estaba lo suficientemente ocupada con otras cosas como para preocuparme por un berrinche. De hecho, tenía cosas mucho más importantes que hacer, como enviar cartas semanales con información sobre mi instancia a mi queridísimo tío, nótese mi sarcasmo.
Y no era fácil con un acosador enfermo tras mis espaldas, y para terminar de llenar el puto saco con más problemas. En las nuevas cartas habían comenzado a llegar comentarios asquerosamente descriptivos no solo hacia mí, si no que comenzó a "alagar" a Millicent y Pansy. La culpa no era un sentimiento del cual gozara mucho, de hecho, podria hacer muchas cosas malas consideradas así para la sociedad, pero si no era lo suficientemente grave para mí, no me interesaría lo suficiente como para llevar el cargo de moral llamado; culpa.
Pero esa vez si pude aspirar un toque de esta. El par tenia que soportar que también fueran tras de ellas solo por el hecho de querer mantenerme a salvo, y si algo apreciaba yo, era eso.
Así que me que me alejé de ellas, porque desde el principio este no fue su problema.
Había comenzado a buscar pistas sobre el dichoso Voyerista. Si nos poníamos sinceros, no me había ido nada bien, el hijo de perra era tan listo como para cortar todos los hilos de donde yo tuviera una oportunidad de jalar, y en un punto te llegas a cansar. Ahora solo lo evitaba y vivía con ello.
No me gustaba bajar hacia el comedor, tan solo la idea de saber qué alguna de todas las personas que estaba ahí podría ser el Voyerista, me causabas náuseas y me quitaba por completo el hambre.
Pansy solía subirme la comida hacia el cuarto, pero como todavía no me había rendido al cien por ciento, ocupaba el tiempo libre que tenía para comer en buscar pistas que nunca encontraba en vez de consumir mis raciones de alimentos claramente necesarias.
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Me dirigí hacia pociones lo más rápido que pude llegando así cuatro segundos antes de que Snape cerrara la puerta, me giré indignada comenzando a maldecir.
— ¡Carajo, ni que su estúpida clase fuera tan interesante, para una mierda me va a servir su estúpida suerte liquida! ¡Porque yo fabrico mi propia suerte, soy lo suficientemente útil como para hacer las cosas bien sin una jodida poción! — Solté fastidiada dándole la espalda a la puerta.
— Si, pero no es lo suficientemente útil como para llegar temprano a una clase señorita Grindelwald.
— Maldita sea — Maldecí mi imprudencia y poco autocontrol. Suavemente, voltee apoyandome en mis talones. — Lo lamento tanto profesor Snape. Yo realmente no pienso eso, solo estoy un poco sulfurada, espero lo entienda. Nuevamente lo lamento —.
Ignoró mis palabras indicándome que me adentrara a la clase, y eso fue lo que hice, observe como la clase intentaban mantener sus risas dentro de sí mismos. Y en cierta parte los comprendía a la perfección, si tan solo me hubiera levantado un par de segundos antes, yo estaría en la posición de ellos, y talvez uno de ellos en la mía.
—El día de hoy trabajaran en grupos de dos. — El maestro indico de manera fría y apurada. — Harán una poción desintoxicante. O bueno lo intentaran. La receta está en la página doscientos veinticinco, tienen media hora para que su producto se encuentre en ebullición, la nota de esta práctica equivale a la mitad de este promedio. Los grupos están en el pizarrón, sean rápidos al organizarse.
Me senté donde siempre alzando mi mirada hacia el pizarrón.
-Malfoy y Grindelwald-
Bufe con fastidio no estando muy de acuerdo con mi el acompañante que se me había dado. Se acerco hacia mí con sus libros entre los brazos. Se sentó a mi lado sacando una pluma y buscando la pagina indicada.
— ¿Puedes traer el jarabe de elaboro? — Me pidió con tono neutro. Asentí yendo a traer el ingrediente sin rechistar. Se lo entregue viendo como hacia la poción sin ofrecer ninguna pregunta o alguna intervención.
— ¿No piensas ayudar? — Preguntó mientras no dejaba de remover la poción en el caldero.
Negue con la mirada sobre una pequeña libreta en la cual estaba escribiendo horarios y posibles culpables en mi intento de investigación.
— Joder, ¿Qué te pasa? — Tomó mi quijada con su mano ahuecando mis mejillas para que lo viese al rostro. — Ni siquiera bajas a desayunar, o almorzar y menos a cenar. Y si tan solo pudieras faltar a clases para no salir de tu habitación también lo harías.
Bufe soltándome de su agarre. — No me pasa nada, y si así fuera no es tu maldito problema, métete en tus asuntos y sigue removiendo la mierda de poción.
Draco gruñó enojado soltando el cucharón bulliciosamente — No vuelvo intentar ser amable contigo, eres una maldita desagradecida.
— Pues no lo seas, para lo poco que mi importa Malfoy — Me levante del asiento agarre mis cosas y salí del aula con la voz de un Snape obligado a bajarle 10 puntos a Slytherin por mis actos.
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Ese día las cartas fueron dos.
Por alguna razón lo sentía cerca mío, y esa sensación me aterraba más de lo común. Decidí faltar a todas mis clases siguientes. Llego la noche y me resigne a dormir, era el único momento de calma que podía ofrecerme a mí misma, pero claro, antes me aseguraba de hechizar correctamente la puerta para sentirme "segura".
Pero para un carajo sirvió esa noche, había logrado conciliar el sueño y estaba descansando plácidamente sobre mis sábanas cuanto sentí una presencia frente de mí y una respiración fuerte y marcada seguida de dos "clics" constantes.
Me sobresalte perdiendo la poca calma que me quedaba. Voltee rápidamente intentando ver quién podría ser, pero solo llegue a ver como como un empaque de manila amarillo caía al suelo y una sombra desaparecía del cuarto dejando la puerta abierta.
Intente espabilarme lo más rapido posible, quería seguirlo, pero estaba completamente congelada. Maldecí en voz alta al recoger el paquete de fotos, corrí hasta el interruptor prendiendo las luces y ahí comprobé lo jodida que estaba y que mis "métodos de seguridad" para poco habían servido.
Millicent y Pansy se levantaron confundidas al ver la luz prendida. — ¿Qué pasa? — Parkinson se levantó caminando hasta mí. Quito las fotos de mi mano ojeándolas con rapidez mientras Millicent trataba de procesar la información lo mas rapido posible.
— Iré a buscar a los chicos. — Pansy aviso poniéndose los zapatos y tomando su varita.
— Pansy, no. — Solté. No quería todavía a mas gente involucrada en el tema, con las dos ya era suficiente para mí.
— ¿No qué? — Me pregunto en busca de una respuesta clara. — ¿Vamos a esperar a que te maté o logré dañarte...? Y un carajo Freya, así no son las cosas. — Salió de la habitación cerrando la puerta tras ella.
Bufe tomando la manta que descansaba en los pies de mi cama y poniéndola sobre mis hombros.
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DRACO MALFOY
Unos golpes fuertes e impacientes resonaron por la habitación despertándonos a los tres chicos que descansábamos en aquel cuarto.
— ¿Qué mierda? — Theodore se levantó a abrir, mientras yo me restregaba los ojos todavía en mi cama. — ¿Ahora qué? Ya te había dicho que no tendríamos una orgia nocturna, Parkinson. — Pregunto Nott no dejando las bromas estúpidas detrás.
— A mi habitación, los tres, ahora. — Theodore abrio la boca para hablar, pero Parkinson fue rápida callándolo al instante — Freya está en problemas.
Su nombre me termino de despertar.
Salió de la habitación con camino a la suya.
— Iremos por Zabini, adelántate mientras tanto. — Adrián indico poniéndose los zapatos.
Tome mi sudadera de Quidditch poniéndomela con rapidez, agarre mi varita que descansaba en el buro del lado de mi cama saliendo de mi cuarto. Llegue a la habitación entrando con Pansy.
Freya estaba sobre su cama con las piernas cruzadas ojeando unas fotos una y otra vez, su expresión estaba levemente perdida y a kilómetros de distancia podías notar su preocupación.
Camine hasta su cama sentándome frente a ella.
— ¿Qué pasa? — Pregunte quitándole las fotos de la mano para verlas por mi mismo.
Las ojee rápidamente dándome cuenta de su contexto.
Era un puto acosador y la señorita no había tenido los cojones para contármelo.
Detuve mis dedos viendo la penúltima. Era ella y yo dentro del clóset. Freya sobre mí, marcando mi pecho mientras yo la miraba fijamente. Al parecer estaban tomadas desde la pequeña rendija que tenia la puerta en la parte inferior. Conecte las partes rapido, de ahí había provenido el suave sonido que escuchamos mientras estábamos dentro la noche anterior.
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FREYA GRINDELWALD
Draco llego al cuarto cambiandome el ambiente por completo, se sentó frente a mi quitándome las fotos.
Se levanto caminando por toda la habitación mientras revisaba las fotos una y otra vez. Era listo, sabía que en breve iban llegar el grupo de chicos e iban a pedir verlas también, y ninguno de los dos quería que vieran la última. La dobló rápidamente escondiéndola en el bolsillo de su pantalón de pijama.
— ¿Hace cuánto? — Pregunto furioso mientras se acercaba a la puerta abriéndosela al grupo de chicos.
Me saludaron con la mirada cuando observaron la expresión marcada de Draco. Sabían que hablar en ese momento no sería lo mejor.
— Okey, cariño es tu momento. Explícanos porque esto no puede ser más confuso —Theodore pidió acariciando mi hombro, estaba sentado a mi lado desde hace unos minutos.
Draco lo miró firme tensando la mandíbula al escuchar el primer adjetivo.
— Comenzó hace unas semanas, el día que salí del comedor corriendo, me había dejado una carta, junto a dos fotos. No paro ni una vez, era constante, y de pronto mis cosas comenzaron a "desaparecer" misteriosamente — Hice comillas con los dedos para acompañar mi frase — Y con el tiempo me comencé a sentir más observada y obviamente las cartas continuaron, a veces eran dos por día o quizás tres. — Suspire acomodando mi cabello — Hasta hoy, estaba durmiendo como todos ustedes cuando sentí una respiración cerca de mí, escuche el sonido ese que hacen las cámaras cuando tomas una fotografía. Creo que lo que estaba haciendo era obvio, me levanté y vi el sobre en el suelo, lo tomé y estaban todas las fotos en este. Ni siquiera sé cómo llego a entrar a mi habitación, un simple hechizo no puede abrir la puerta.
— ¿No tienes alguna sospecha? — Pregunto Zabini.
Negue con suavidad levantándome para sacar la libreta de mi cajonera, — E apuntado todas las horas aproximadas en las cuales me han llegado las cartas o cuando las he encontrado — Adrián agarro el cuaderno ojeando las páginas, se pasaron el cuaderno de mano en mano para ver su contenido.
— ¿Y recién ahora que ya sobrepaso los limites y vino a irrumpir en tu habitación me lo cuentas? No se si no lo entiendes aún, pero pudo lastimarte. — Draco reclamo pasándose una mano por el cabello para reacomodarlo.
— Pensé que lo podría solucionar por mí misma, además no quería fastidiarlos. — Rodee los ojos ante la actitud de Malfoy.
— No es un fastidio cariño, es solo que hubiéramos podido evitar que pasaras este mal rato si nos lo hubieras avisado antes — Theo me dijo mientras revisaba las fotos nuevamente.
— ¿Tienes las cartas Freya? — Adrián pregunto — Tal vez alguno podría reconocer su letra.
Fui hacia mi buró sacando una pequeña caja con todas las cartas en ella, escogí la que tenía contenido menos escandaloso y se la mostré a Adrián, al igual que con las fotos se la pasaron de mano en mano intentando reconocer alguna letra.
— Es demasiado genérica como para reconocerla, no tiene nada en peculiar — Draco hablo interrumpiendo.
— Las comas. — Blaise indico señalándolas en el papel — Las escribe de forma diferente a lo habitual, son... Demasiado largas — Y sí que tenía razón, eran más alargadas y casi nada redondas.
— Aunque tengamos algo, hay demasiadas personas en Hogwarts, no es como que podamos ir por todo el pidiéndole a la gente que escribiera una coma. Además, esa persona podría sospechar y cambiaría su escritura apropósito — Adrián intervino para segundos después volver a hablar. —Lo mejor ahora, será mantenernos cerca de Freya y si vemos algo o alguien sospechoso, afrontarlo—.
— Si, es la mejor opción. No es por ser misógino ni nada, pero la compañía constante de un chico junto a Freya podria evitar las cartas, es la mejor opción para cuidarla según mi perspectiva. — Nott sugirió con un tono positivo.
— No necesito que me cuiden, estoy bien. — bufe mientras jugaba con los anillos en mi mano.
— Si, claro que lo estas, por eso tienes a un jodido acosador detrás de tuyo y ahora tenemos que venir a cuidarte el culo como tus niñeras.
— Nadie te obliga a quedarte aquí rubiecito, es más, lárgate. No tengo ni la mas puta idea de quien te invito. — Escupí defendiéndome.
— Me iré cuando yo quiera, maldita engreída. Estoy tratando de ayudarte solo acéptalo y cierra la jodida boca.
Pansy rodeó los ojos tapando mi boca con la palma de su mano para evitar mi respuesta — Joder, ¿Por qué tienen que expresar su tensión sexual de esa forma?...
Draco tocio aclarando su garganta y yo me sonroje con discreción.
— Freya estas en problemas, y necesitas ayuda. Quieras o no vamos a ayudarte, eso no esta en negociación, pero si te sigues peleando cada tres segundo con el único chico que intimida a todo Hogwarts por completo, se nos van a complicar un poquito las cosas.
— Lo sé y lo agradezco, pero no creo tolerar mas de tres malditos minutos junto a él. Es berrinchudo, estúpido, engreído y siempre cree tener la razón. Y yo no tolero imbéciles, no va a funcionar. — Di mi ultimátum guardando la libreta en mi cajón.
— Ay por favor, hablo la señorita perfecta. Cierra tu boquita esa de una vez y has lo que se te pida antes de que mueras por tu imprudencia. — Camino hacia mi encarándome.
— No sé si todavía no captas, pero no quiero tu ayuda. Te lo deletreo o que, maldito sordo.
—Adelante hazlo, igualmente me va a seguir importando una mierda tu opinion. —Su rostro estaba frente al mío exageradamente cerca mientras nos gritábamos y mandábamos a la mierda mutuamente.
—¡Carajo ya! — Pansy maldijo desesperada.
— Les empujo los rostros para que se besen o lo hacen ustedes solitos. — Theodore hablo cortando la tensión, o bueno, el intento.
— El es el idiota imprudente, viene a mi puta habitación a darme ordenes como si fuera alguien importante para mí. — Me queje como una niñita tratando de defenderse.
— Oh, como quisieras que yo te diera ordenes...—Draco soltó en un tono ronco con la mirada fija en mi.
El cuarto se quedo en absoluto silencio.
— Salgamos de la habitación que en cualquier momento voy a terminar ahogada por las feromonas que están soltando. — Pansy hablo sacando a todos de la habitación.
— ¿Qué? — Nott se quejó, —Pansy no, yo quiero seguir escuchando el drama, no puedo quedarme sin el desenlace.
— Te dije, te dije que estaban follando, pero no me hiciste caso.— Adrián le susurro a Zabini no tan discretamente mientras dejaban la habitación.
Todos salieron de esta dejándonos solos.
—¿Qué esperas para largarte? — Le indique la puerta empujándolo con suavidad, no lo quería cerca mío ahora.
—¿Crees que me levante en medio de la madrugada para irme ahora sin conseguir algo a cambio? Estas tan equivocada. — Se acerco a mi mirándome fijamente.
— Como te atrevas a besarme juro que te-...— Tomo mi nuca atrayéndome hasta el con brusquedad.
—¿Qué? Que me va a hacer si ni siquiera te puedes defender de un patético acosador. — Golpee su pecho con brusquedad tratando de alejarme.
—No me jodas con eso porque no sabes como son las cosas. — Le escupí con rabia, el no tenia ni la más mínima idea de lo mal que la estuve pasando todos estos días.
— ¿Ah no? Pero acaso no eras muy independiente y lo suficientemente lista como para solucionar tus propios problemas. Pero mírate aquí, siendo acosada y rebajada como alguien débil.
— Cállate la puta boca, Draco.
— ¿Te jode que te diga la verdad?— Levanta las cejas. — Pero acaso no me presumes a cada nada lo fuerte que eres. ¿Qué paso ahora, se te cayo la fachada? — Reafirmo su agarre haciéndome sentir lo helado de sus anillos.
— ¡Tú no sabes cómo se siente! — Solté ya cansada en un grito. — Estas aquí, juzgándome sin saber lo sucia que me siento por ser observada en cada momento. — Me solté de su agarre reacomodando mi cabello con frustración. — ¡¿Qué es lo que quieres?!
Tomo mi rostro entre sus manos mirándome con la expresión oscura y firme. — ¡Que reacciones, carajo! — Grita y de cierta forma me reconforta. — Estas aquí; encerrada en estas cuatro paredes demostrándole que lo que hace realmente te afecta. Espabílate y sal a plantarle cara, no quedes como estúpida y demuestra quién eres.
Se queda callado uno segundos con la mirada clavada en mis ojos oscuros.
— Verte vulnerable, te quita lo atractiva.
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La alarma de Millicente me despertó con el chirrido conocido. — Millicent apaga tu mierda —Pedí de forma no tan amable removiéndome en la cama. Pero la estúpida cosa no paraba. Abrí los ojos disponiéndome a apagarla por mi misma cuando la respiración pesada se sintió chocando contra mi nuca, terminé de levantarme asustada sintiendo un peso esparcido por mi cintura.
El gruñido ronco me confirmo la teoría que ya comenzaba a armar.
Su mano se cerro en el hueso de mi cadera atrayéndome aun mas hacia el. — Calla. — Ordeno apoyando la cabeza en mi espalda.
—¡Quítate carajo! — Grite alarmada sacando sus manos de mi cuerpo.
Quito sus manos inmediatamente claramente alarmado. — Se mas amable, mierda —Se quejo aclarándose la garganta cuando voltee mirándolo.
Era un maldito Adonis sin camiseta, con el cabello desorganizado, y el abdomen marcado con pequeñas gotas de sudor deslizándose por su frente.
No tuve mejor idea que empujarlo logrando que cayera al suelo en un golpe seco.
— ¡Carajo Freya! — Maldijo desde el suelo.
Pansy entro al cuarto con los demás tras ella.
— ¡Ya tenemos un plan! —Theodore aviso con emoción.
— Dios gracias al cielo no estaban follando... — Zabini agradeció mirándonos a ambos, detuvo su mirada en Draco confundido por su ubicación.
— ¿Por qué estas en el suelo? — Pucey pregunto.
— Larga historia. — Volteo a verme con resentimiento.
— Okey, no hay mucho tiempo. Presten atención. — Pansy aplaudió un par de veces para que todos le prestáramos atención, y así lo hicimos.
Después de veinte largos minutos escuchando la explicación de la pelinegra termino el discurso dando las ultimas indicaciones. — Draco ve a ducharte, Freya has lo mismo. Tienen veinte minutos si queremos llegar elegantemente tarde.
Tiro un par de lentes oscuros sobre mi colchón.
Ambos se parecían, eran completamente negros y discretos manteniendo el glamur, solo con el detalle de que unos eran un poco mas femeninos que los otros.
— Y pónganse eso cuando bajen.
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NARRADOR OMNISCIENTE
El pequeño grupo de siete integrantes salió de su sala común llamando la atención solo como los Slytherin's podían hacer.
Los tres chicos (Adrián, Zabini y Nott) abrieron la gran puerta del comedor bulliciosamente entrando con la mirada en alto y la cara seria. La insignia de su casa resaltaba en la tela oscura de su túnica. Pasaron entre la gente acumulada por el horario y para ellos no fue necesario pedir permiso porque la gente se movía abriéndoles camino solo al sentir su aura cargada de superioridad.
Tras ellos tres, el par de chicas (Millicente y Pansy) caminaban una al lado de la otra. Millicent con la espalda recta y la expresión sombría. A su lado Parkinson le seguía el paso acomodándose la corta melena lacia atrayendo la atención de varios en la sala.
Y cuando creías que la entrada triunfal de los Slytherin's había acabado...
Freya Grindelwald entro a la sala con Draco Malfoy agarrando su cintura con posesión y firmeza.
La chica de mechones blancos llevaba la falda de uniforme contoneando sus caderas suavemente de lado a lado. Las botas Dr. Martens con plataforma la hacían ver unos centímetros más alta aportándole presencia a cada paso que daba, los collares y gargantillas de diferentes modelos se acomodaban en su garganta combinado con las marcas moradas que esta vez no se había preocupado por ocultar.
Y por parte del chico; su camisa estaba perfectamente planchada y su uniforme acomodado de manera irreprochable. Llevaba los tres primeros botones desabrochados dejando ver sus marcas ya conocidas combinando con la chica, su mano derecha iba dentro del bolsillo de su pantalón.
Y ahí fue cuando sucedió.
Freya y Draco voltearon sus miradas sincronizadamente apreciándose mutuamente, sus manos libres fueron hacia los lentes negros entregados por su compañera hace unos minutos y ambos al mismo tiempo como si algo les indicara que hacer, bajaron las monturas oscuras hasta el borde de sus narices observándose con delicadeza y furor al mismo tiempo.
El rubio le guiño un ojo a la chica quien solo se relamió los labios con unas ganas ya no tan fingidas.
Y creo que no es necesario explicar lo tan envidiados que fueron el par en esa sala.
No había solo una persona que no quisiera ser ellos, y había muchos que matarían por estar en sus zapatos por solo un par de horas.
En ese preciso momento el Voyerista se arrepintió tanto de sus actos anteriores y del que había cometido hace tan solo un par de horas atrás dejando la mayor prueba en el sitio de Freya, porque frente a la gente; Freya Grindelwald ahora era propiedad de Draco Malfoy, y ya todos sabian que las cosas de un Malfoy no se tocan, miran, y mucho menos lastiman.
Las gafas regresaron a sus sitios cuando llegaron hasta los lugares correspondientes.
Draco se sentó en el sitio más demostrativo indicándole a Freya que se sentara sobre sus piernas, pero su expresión de completa satisfacción se convirtió en una iracunda y furiosa cuando le quito la carta de las manos a la chica que acaba de encontrarla sobre su plato vacío.
Malfoy ardió al ver el contenido.
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¿Te cuento algo?...
Fantaseo constantemente con hacerte mía, y que esas manos sean las mías tambien, aunque sé que pronto lo lograré.
Pero Freya, dulzura, me siento decepcionado, pensé que era nuestro secreto y se lo contaste a todo el grupo de serpientes.
Ahora vas a mantener la boca cerrada porque créeme, no quiero volverme rudo contigo.
Oh y tomé lo que era mío, es decir las fotos, pero te dejo estas dos de recuerdo, preciosa.
Atte: tu voyerista
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El tipo que se escondía bajo el estúpido seudónimo no había hecho eso.
No la había amenazado.
Arrugo el pergamino haciendo su mano un puño cuando termino de leer el contenido.
Ahora entendía la inseguridad de Freya. Si que jodia leer las palabras marcadas en el papel.
Pero el rubio termino de explotar cuando la chica le paso la pequeña foto instantánea con bordes blancos.
El y Freya durmiendo plácidamente. Ella se veía tan expuesta mientras el la abrazaba por la cintura aferrándose a su piel con dureza y control.
La reacción del Malfoy saco del trance a la chica afectada.
Golpeo la mesa con un puño haciendo vibrar aquella tabla de madera, se levantó con el enojo atascado en la garganta, utilizo el banco en donde se encontraba sentado anteriormente para subir a zancadas sobre la mesa sin importarle arruinar desayunos o romper cosas y él lo hizo...
— ¡Escúchame algo asqueroso intento de voyerista! Se perfectamente que estas aquí, oyendo, y crees tener ventaja porque no sabemos quién eres, pero estas jodidamente equivocado si crees que vas a ganar. Disfruta tus malditos tres minutos de gloria, porque cuando me entere de quién eres, y te atrape, lo cual ten por seguro que hare, me asegurare de tomar mil fotografías de tu cadáver y esparcirlas por toda la escuela. — Salto con agilidad casi sin flexionar las piernas chocando con el suelo sin impulso alguno. — Oh y lo olvidaba... ¡No te atrevas a volver a acercarte a Freya amenos de que tengas deseos de muerte! —Termino de escupir toda su furia frente a el salón que se encontraba repleto de alumnos disfrutando de la comida más importante de su día, o bueno lo estaban.
Poco por no decir nada le importo la reacción de los demás cuando tomo el la muñeca de Freya sacándola de la sala.