FREYA GRINDELWALD
Después de ése beso las cosas se pusieron... Raras. No iba a negarlo, cada vez que lo veía tenía unas ganas de tirármele encima y besarle hasta que los labios se me hincharan, pero ésa no era yo. Y es que, me sentí extraña, nunca había sentido esa atracción rara que era como si me empujaran a ir por él. Hasta en ciertos puntos me sentía obligada a mirarle y asegurarme de que estuviera bien.
Él ya no se sentaba conmigo en clases, era una acción necesaria que tuve que tomar antes de que este gustito raro que estaba sintiendo se profundizara. Y mi trabajo en evitarlo iba bien, hasta trataba de no conectar miradas ni estar cerca de el a menos que fuera estrictamente necesario.
Pero él tenía que joderla. Una noche después de salir de la biblioteca a altas horas de la madrugada, entré a la sala común esperando que ya todos estuvieran en sus habitaciones.
Estaba equivocada al esperar eso cuando unos jadeos seguidos de unos gemidos nada silenciosos llegaron a mis oídos perturbando mi calma.
— Lumos — Susurré y automáticamente una leve luz emergió de mi varita haciendo que vea a Astoria encima de Draco restregándose descaradamente en él.
— Que puto asco — Critiqué volteando la cara.
Draco bajó a Astoria de su regazo parándose mientras se acomodaba el cinturón y tratsbs de peinarse el cabello con las manos intentando verse más presentable. Susurró un hechizo haciendo que la chimenea se prendiera alumbrando toda la sala.
— ¿Qué mierda haces aquí? — Me reclamó con brusquedad — ¿No te han dicho que espiar es de mala educación?
— De mala educación es follarse a una chica en medio de la sala común — Las palabras se deslizaron de mi boca sin aviso — Joder eres un maldito cerdo.
Astoria tomo su chaqueta yéndose del lugar con las mejillas enrojecidas.
— No notaba parecerte tan desagradable mientras estaba sobre ti besándote hace unos días — Se defendió.
— Solo fui amable y correspondí un beso, no quería dañar tu gran ego. Pero ya veo que fue un error — Dije para darme la vuelta e intentar irme, pero antes de lograrlo él me tomó por la muñeca bruscamente haciendo que regresase hasta él.
— Todavía no te he dado el permiso para irte — Solté su agarre de mi muñeca. Acarició mi mejilla con la otra mano a lo cual mi única respuesta fue mover el rostro evitando su tacto.
— No te atrevas a volver a tocarme y menos si es con las manos asquerosas con las que agarras a tus putas. No te quiero cerca de mí.
Sonrió y negó suavemente — Muy tarde, Grin. — Agarró mi mentón con brusquedad haciéndome jadear al sentir el frío de sus anillos contra mi piel y advirtió —No quiero que vuelvas a darme una maldita orden en toda tu vida, yo no me creo lo de tu estúpida fachadita de empoderamiento femenino. Vamos Grindelwald, admite que te encanta que solo yo te toque. Siento como se eriza tu piel cada vez que lo hago, no te atrevas a mentirme.
No estaba acostumbrada a que me retaran y menos a que me hablaran de esa forma, siempre era yo la que tomaba ese papel, y ésta no iba a ser la excepción, no iba a dejar que pensara que me tenía a sus pies.
Reí descaradamente frente a él poniendo mis manos sobre su pecho intentando hacerle creer que lo estaba acariciando y cuando menos se lo esperaba lo empujé hacia atrás logrando que cayera sentado sobre el sofá, me incliné hacia él y puse mi varita sobre su cuello.
—Malfoy, Malfoy, Malfoy... Estás tan equivocado, no soy tu jodida sumisa a la que puedes controlar a tu antojo, no soy una más de tus zorras a las cuales solo buscas cuando estás caliente — Dije mientras presionaba cada vez más mi varita contra su cuello — ¿Crees que porque pones a todo Hogwarts bajo tus pies también lo harás conmigo? — Negué con suavidad — Draco, recuerda esto; si tú te crees poderoso aquí, yo soy una puta diosa — Empujé mi varita una vez más hacia su cuello para alejarme y encaminarme a mi habitación.
Me aleje un par de pasos — Y para que lo tengas claro, no soy nada tuyo. No me toques, no me ordenes y no me hables. Tal vez olvidando tu despreciable existencia logres recuperar un mínimo de mi respeto.
— Estás colmando mi paciencia Grindelwald— dijo un poco alto para hacerse escuchar, y dando un leve golpe al sofá con la palma de su mano.
—¡El sentimiento es mutuo Malfoy! — Grité.
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Pasaron días desde nuestro último encuentro, hasta que llegó la clase de Historia de la Magia, me había distanciado un poco de mi grupo ya que Malfoy siempre estaba con ellos y sinceramente, no se me antojaba verle la cara. La imagen de Astoria sobre él, se repetía en mi cabeza constantemente, no es como que me importara mucho, pero simplemente la imagen no se iba.
Historia de la magia, desafortunadamente nos tocaba con Gryffindor, y cinco minutos antes yo ya estaba en el aula. Me dirigí hacia los asientos de la tercera fila y tomé mi sitio. Minutos después llegó Draco con el grupo, algunos se sentaron tras mío y otros en la fila de enfrente.
—Hey, Freya — Me susurró Theodore en voz baja el cual se encontraba en la fila de atrás, lo ignoré y seguí mi escritura sobre un pergamino
— No me ignores Grindelwald — Volvió a hacer otro llamado un poco más alto y tocando mi hombro, el cual también ignoré.
— ¡Freya Grindelwald! — Volteé rápidamente para verlo y puse mi dedo índice sobre mis labios insinuando que guardara silencio.
— Shhh ¿Qué carajos quieres, Nott? — Pregunté de mal humor dejando mi pluma sobre la mesa.
— Viste, no era tan difícil contestar a la primera. En fin, vamos a ir Hogsmeade, y quería saber a qué hora vas a estar libre para recogerte de tu última clase — Preguntó con una sonrisa.
Negué levemente con la cabeza — No puedo ir, tengo cosas que hacer.
— ¿Qué?, ¿Con quién? No has estado hablando mucho con nosotros y de repente estás ocupada para una salida con amigos.
— Oh relájate, Theodore, solo ya tenía planes con alguien — Mentí, necesitaba una excusa, y la necesitaba ahora.
— ¿Con quién? — Malfoy se metió a la conversación.
— ¿Qué mierda te importa? — Dije con una falsa sonrisa de amabilidad en el rostro.
— Solo quiero saber quién es el desafortunado de tener que aguantarte toda una tarde — Draco soltó su intento de broma mientras sus dedos tamborileaban contra la mesa.
— Uhhhh, al parecer Freya tiene un amante... — llegó Adrián incluyéndose a la conversación. Draco como respuesta a su comentario lo fulminó con la mirada.
— Joder son tan frustrantes — Suspiré y me acomodé el cabello.
— Entonces Freya, ¿con quién saldrás?
Mi mentira improvisada me estaba saliendo mal, y muy mal. Necesitaba una excusa ahora, una rápida y sin posibilidad a falla. Volteé la mirada hacia la puerta y vi entrando a Ron Weasley por ella, con una caja de dulces en la mano.
— De hecho, saldré con... Saldré con Ron Weasley — Volteé la mirada hacia el pelirrojo y todos me observaron con los ojos muy abiertos.
Zabini río negándose a creerme y dijo —Muy graciosa pequeña, bueno entonces, ¿a qué hora te pasamos a recogerte?
Suspiré y me levanté de la mesa con mis cosas entre los brazos.
— Me sentaré con él. Es mucho más agradable que ustedes, cuarteto de idiotas — Sonreí con decencia caminando rápido hacia el pelirrojo.
— Hola Ron — Dije con una sonrisa en los labios y me acerqué a él para darle un beso en la mejilla — ¿Qué comes? —Se quedó confundido durante unos segundos.
— Freya Grindelwald... ¿Qué te trae por aquí? — Miró los dulces en su mano y respondió — Oh, son grajeas Bertie Bott, tienen sabores agradables y desagradables.
— ¿Me das una? — Miró la caja con desconfianza y sonreí sacando una tableta de chocolate muggle del bolsillo de mi túnica para comenzar a negociar — Chocolate muggle, tú me das una grajea, y yo te doy toda la tableta. Es una buena transacción, yo personalmente te recomiendo que aceptes — Asintió sonriendo y me ofreció la pequeña caja.
— Ahora nos entendemos, ¿qué sabor te tocó? — Preguntó mientras reía por mi expresión.
— Creo que es jabón. — Saqué la lengua con desagrado odiando el sabor.
— Agradece que no te toco vómito o moco.
— ¿Cómo puedes comer esto? — Tomé la caja agitándola para conseguir el sonido de las grajeas chocando entre sí. — Es muy parecido a jugar a la ruleta rusa con un revólver.
— ¿Qué? — Preguntó, ya que era un juego muggle.
— Oh, es un juego muggle sin importancia — Cambié de tema rapido y con habilidad — Bueno, contestando a la pregunta de hace unos segundos, vine aquí porque quería preguntarte dos cosas, la primera es, ¿Me puedo sentar contigo? Por favor no digas que no.
Ron río levantando las cejas para segundos después asentir — Claro, ¿por qué no? Además, Harry no vendrá a clases y Hermione se sentará con Ginny.
Nos acercamos hacia su sitio y tomamos asiento — Gracias, en serio, estoy harta de sentarme con el grupo de imbécil que domina Malfoy.
— No es nada, y lamento mucho que tengas que lidiar con él. Bueno, ¿Cuál sería la segunda cosa que me querías pedir?
Dejé mis libros sobre la mesa y tomé mi pluma jugando con ella entre mis manos — De hecho... te quería preguntar si tú, si tú, o sea tú y yo... Agh ¿Quieres salir conmigo?
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FREYA GRINDELWALD
— Claro, solo si tú quieres. No quiero que te sientas obligado a hacerlo ni nada por el estilo. Sólo es si tú quieres.
Pude ver como Ron se sonrojaba suavemente y reía con nerviosismo por lo bajo.
— Creo que estaría bien, de hecho, sería genial.
— ¿En serio? ¡Eres genial Weasley! —Salté a con las intenciones claras. (Quería hacerle sentir lo que él me hizo sentir a mí, pero de una más intensa, porque así hacia yo las cosas)
Había elevado mi tono de voz en la última frase consiguiendo mi objetivo. Todo el salón nos estaba observando y susurrando cosas por lo bajo, eso sí emitíamos la cara de enojo que se cargaban los Slytherin por mi acto.
Ron correspondió el abrazo como pudo y sonrió para segundos después alejarnos.
— Está bien, solo es una cita. Además; eres divertida, o sea, digo que será divertido — Tosió levemente para corregirse y preguntó — ¿Tienes idea de a dónde ir?
— De hecho, no muchas, como ya te habrán dicho, este es mi primer año en Hogwarts. Pero, sin embargo, unos pajaritos me dijeron que un tal Ronald ama la comida, y bueno, pues sería genial ir a comer algo.
Rió sonrojándose nuevamente y asintió con un toque de emoción casi imperceptible.
— Me parece que los pajaritos te tienen muy bien informada. Pero sí, creo que sería divertido.
— Tengo una idea ¿Y si vamos a Madame Pudipié? Sé que es muy cursi, y ni tú ni yo lo somos, pero me dijeron que tiene un puding con caramelo pegajoso muy bueno.
Ron asintió — Claramente lo tiene, tienes que probarlo. De hecho, tú necesitas probarlo. ¿Entonces hoy? después de la última clase, creo que también nos toca juntos.
— Sí, está bien, es herbología ¿cierto? — Pregunté sin esperar una respuesta— Asegúrate de no llegar lleno de tierra a la cita Weasley, yo también me aseguraré de lo mismo.
Asintió y señaló su cabello — Y tú asegúrate de no tener el cabello lleno de plantas como la última vez que te vi. Parecía que hubieras luchado con una mandrágora.
Reí de manera auténtica — No prometo nada Weasley. — Reímos juntos ahora con mi comentario.
Minutos después el profesor entró por la puerta y comenzaron las clases. Fueron comunes y simples, algunos inicios de reconocidos magos, de dónde venían y como terminaban.
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— Entonces nos vemos más tarde Grin— Afirmó Weasley, asentí como respuesta.
— Sí, no llegues tarde, o yo misma iré a buscarte en donde sea que estés. Esperar no es lo mío.
Se despidió agitando la palma de su mano para salir del aula chocándose torpemente con la puerta. Reí comenzando a guardar mis cosas en mi bolso. Sin darme cuenta, todos los que estaban en el aula, incluido el profesor se habían ido, a excepción de él.
Sentí una presencia fuerte detrás mío. No se me hizo necesario voltear. Sentía su aroma a manzanas verdes y colonia masculina impregnando todo el ambiente que me rodeaba casi al instante.
— ¿Qué quieres Malfoy? — Pregunté de mal humor.
— ¿En serio? ¿Con la comadreja?
— No es de tu incumbencia y creo que ponerle de apodo a una persona el nombre de un animal ya pasó de moda. Actualízate.
No me volteé, seguí hablándole de espaldas. Quería ser tan necia conmigo misma y lograr convencerme de que era porque no se merecía que lo mirara a los ojos. Pero dentro de mi sabía la realidad. Y esa era que si lo miraba no iba a querer detenerme y yo sabía como terminaban este tipo de cosas.
— Oh, ahora lo vas a defender. ¿Qué sigue ahora? ¿Te convertirás en una maldita traidora a la sangre?
— Sabes, suena bien. Algunas personas me han dicho que Granger es muy agradable. — Reí con suavidad cuando escuche su suave gruñido.
Sujetó mi cintura repentinamente girándome para que lo viese a los ojos.
— Mírame cuando te hablo, ¿Comprendes?
Ordenó con un tono más fuerte. Se notaba a kilómetros que estaba enojado. Tenía la mandíbula apretada y la respiración pesada.
— No tengo porque hacerlo. Ahora el que parece no entender eres tú. Te dije que no quería que me tocaras y te advertí que te quería lejos de mí. — Acomodé mis manos sobre las de él las cuales se encontraban en mi cintura, y las empujé quitándolas con brusquedad.
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DRACO MALFOY
Me pasé las manos por el cabello con frustración y pregunté — ¿Por qué lo estás haciendo? Si es por lo de Asto... — Ella me calló antes de que pudiera terminar y dijo un poco fuerte.
— Realmente me importa un carajo lo que hagas. No es como que porque hayas follado con Astoria en la sala común mi mundo se haya acabado, además, siempre lo haces, ¿no? Pasas de una chica a otra haciendo lo que quieras con ellas, y después presumes tus "logros" con medio Hogwarts. — Me miró de arriba abajo con disgusto — Pues malas noticias para ti Malfoy, no vas a poder presumir de mí con tu grupo de idiotas, así que deja de intentar llevarme a tu cama porque no pasará.
Me ensordecí contraatacando — Dices que no es como que tu mundo se haya acabado, pero ahora vas a tener una cita con un Weasley solo para ponerme celoso ¿O no es así? Vas dándole pequeños besos en la mejilla y comportándote como una pequeña zorra — Escupí sin remordimientos frente ella. Me miro directamente a los ojos con la ira desbordándole de éstos antes de estampar la palma de su mano derecha contra mi mejilla.
— No te atrevas a llamarme así — Amenazó con un dedo frente mi cara y estaba seguro de que a leguas se podía notar su enojo.
Pero por alguna razón mi tolerancia era mucho más alta con ella. Si cualquier otra chica se hubiera atrevido a hacerme eso, antes de terminar de golpearme ya estuviera de camino a Azkaban compartiendo una celda con los peores asesinos. Pero era ella, así que era diferente.
Sujeté la parte posterior de su cuello y la atraje hacia mi besándola ásperamente. Sentí su lucha por separarse los primeros segundos, pero se rindió siguiéndome el beso.
Ella era tan dulce por momentos, sus besos eran todo lo contrario a ella. Intentaba seguir mi paso, pero le era imposible. Y es que no se comparaba a ningún otro beso con otra chica, todos los besos que había dado en mi vida estaban llenos de lujuria e interés, en cambio éste era perfecto. Pero no iba a dejar que lo notase, ella no podía darse cuenta de lo suave que me volvía su contacto.
Presioné mis labios con mucha más fuerza y profundicé el beso yendo más adentro. Mordí su labio toscamente, sentí su leve jadeo chocando con mis labios y la separé repentinamente. Aprecié unos segundos su cara de confusión, y vi como sus manos intentaron acercarme nuevamente. Luché con mí yo interno para mantener el poco autocontrol que me quedaba con ella.
— No quiero volver a verlo cerca tuyo, o me aseguraré de que él no sea el único que se arrepienta — Terminé de decir para posteriormente alisar mi camisa con las manos y salir del salón dejándola atrás.
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N/A: Hola, soy Via, la autora de la historia, solo quería pasar a saludar, y a avisar que trataremos de actualizar más seguido, y bueno, no se olviden de votar y comentar.
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