La noche oscura

由 sakurasumereiro

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Amaya es una cazadora de vampiros, ser tomada prisionera por el príncipe de sus enemigos cambiará todo cuanto... 更多

PRIMERA PARTE: PREFACIO
CAPITULO I: Rehén
CAPITULO II: En la Guarida del vampiro (I/II)
CAPITULO II Segunda parte: En la Guarida del vampiro
CAPITULO III: Incondicionales
CAPITULO IV: Otra realidad I/II
CAPITULO IV: Otra realidad II/II
CAPITULO V: Hatsú
CAPITULO VI: ¿Huésped o rehén?
Capítulo VI: ¿Huésped o rehén? II/II
CAPITULO VII: El escape
CAPITULO VIII: De regreso en La Orden
CAPITULO IX: Las explicaciones no bastan
CAPITULO X: Obsesión
CAPITULO XI: Descontrol
CAPITULO XII: Reunión clandestina
Capitulo XIII: Incursión sigilosa I/II
Capitulo XIII: Incursión sigilosa II/II
CAPITULO XIV: ¡Hatsú huye!
CAPITULO XV: Beso de sangre.
CAPITULO XVI: Nuevo comienzo
CAPITULO XVII: Celos
Capitulo XVIII: Lía va de Cacería
CAPITULO XIX: Consecuencias
Capitulo XX: Dudas
Capitulo XXI: ¡Amaya huye! I/II
Capitulo XXI:¡Amaya huye! II/II
CAPITULO XXII: Margaritas con sabor fresa
Capitulo XXIII: Planes
Capitulo XXIV: Sangre que mancha las manos
Capitulo XXV: Lía, Una buena amiga (I/II)
Capitulo XXV: Lía, una buena amiga (II/II)
Capitulo XXVI: El cazador vampiro
CAPITULO XXVII: Nuevo ataque
Capitulo XXVIII: Desesperación.
Capítulo XIX: Convalescencia
Capitulo XXX : Obsesivo amor
Capitulo XXXI: Orgía de sangre
Capitulo XXXII: Destino.
Capitulo XXXIII: Reunión vampírica
Capitulo XXXIV: Dos imágenes de un mismo vampiro
Capitulo XXXV: Nueva cazadora
Capitulo XXXVI: Malévola intimidación
Capitulo XXXVII: La aceptación del amor
Capitulo XXXVIII: Revelación (I/II)
Capítulo XXXVIII: Revelación (II/II)
Capítulo XXXIX: Padre e hijo enfrentados
Capítulo XL: ¡Recuérdame! ( Final de la primera parte)
II PARTE
Capítulo I: Preparativos
Capítulo II: Condiciones adversas (I/II)
Capitulo II: Condiciones adversas (II/II)
Capitulo III: Vampiros entre nosotros
Capitulo IV: Después de la entrevista (I/II)
Capítulo IV: Después de la entrevista (II/II)
Capitulo V: Infidelidad
CAPITULO V: En la división médica
CAPITULO VII: Juntas
Capitulo VIII: Reencuentro
CAPITULO IX: El cazador y el vampiro
Capitulo X: Vampiros enfrentados
Capitulo XI: Cobardía
Capitulo XII: Batallas solitarias
CAPITULO XIII: "Clávale la estaca a Drácula"
Capitulo XIV: Asamblea General de las Naciones Unidas (II/III)
Capítulo XIV: Asamblea General de las Naciones Unidas III/III
Capitulo XV: Desenfreno
Capitulo XVI: Miguel Blanco
Capítulo XVII: Heridas del pasado
Capitulo XVIII: Rescate (I/II)
Capitulo XVIII: Rescate (II/II)
Capitulo XIX: Amaya, Hatsú y Ryu
Capitulo XX: Esclavitud
Capitulo XXI: Sueño
Capitulo XXII: Muerte
Capitulo XXIII: Alianza (I/II)
Capitulo XXIII: Alianza (II/II)
Capitulo XXIV: Maestro y discípula
Capítulo XXV: Príncipes del mundo (I/IV)
Capitulo XXV: Príncipes del mundo (II/IV)
Capítulo XXIV: Príncipes del mundo (III/IV)
Capitulo XXV: Príncipes del mundo (IV/IV)
Encuesta
Capitulo XXVI: En nombre de la amistad
Capitulo XXVII: La rebelión de los cazadores
Capitulo XXVIII: La nueva Orden
Capitulo XXIX (Final): El príncipe dragón
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Capitulo XIV: Asamblea General de las naciones Unidas (I/III)

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由 sakurasumereiro


Ryu voló desde Europa a Estados Unidos y ahora se hospedaba en un lujoso hotel en el Upper east side en Manhattan. Había hecho cerrar los dieciséis pisos del edificio, solicitando, además, el acondicionamiento de los mismos para su estadía en la ciudad. No debía filtrarse la luz solar en ninguna de las habitaciones ni pasillos.

Se alojaba con su comitiva conformada por aproximadamente cincuenta personas entre humanos y vampiros que se encargarían principalmente de la seguridad del príncipe. Trató de convencer a Zahyr y Vlad que se hospedaran con él, pero aquellos declinaron y prefirieron alojarse en una pequeña villa propiedad de Nina Rosewood, en las afueras de la ciudad. Ryu lo entendía, pero él no podía pasar desapercibido. Para su causa necesitaba desencadenar todo el revuelo posible. Le era necesario encantar, sorprender y fascinar a los humanos para que los pudieran aceptar. Él era el rostro del vampirismo en el mundo, quien daba los discursos y aparecía en televisión, el personaje que hablaba por todos los de su especie buscando insertarlos en la sociedad.

Por eso mostró su mejor sonrisa cuando, acompañado de Amaya, descendió del avión en el aeropuerto de Nueva York. Su hermana también lo acompañaba con Dorian a su lado, brillaba como siempre, hechizándolos a todos con su encanto.

No era la primera vez que Ryu era fotografiado con la ex cazadora. Ella lo acudió con él a varias reuniones en las mesas de negociación e incluso a dar declaraciones a los medios de comunicación y pronto se creó una historia de amor en torno a ellos. La prensa rosa no perdió tiempo, cada vez que tenían oportunidad, la foto de ambos ocupaba revistas y portales dedicados a la prensa del corazón y el fashion.

En esta oportunidad no fue diferente. Multitud de flashes se dispararon sobre ellos y, el príncipe de los vampiros, no desaprovechó la ocasión para tomar de la mano a la ex cazadora y atraerla a su costado de manera cariñosa. Quería darles abundante material a los periodistas para que llenaran los encabezados del día siguiente, deseaba hacerse notar, desatar amor entre las personas.

Amaya contemplaba todo aquello con creciente perplejidad, tener tanta atención sobre ella la desconcertaba. Cuando era una cazadora el mundo ni siquiera sabía de su existencia y ahora veía su imagen en todas partes. Incluso tenía que usar maquillaje y vestidos costosos cada vez que debía aparecer junto a Ryu en una entrevista o cuando acudían a alguna reunión. La situación la traía de los nervios y no estaba segura cuánto más podría soportar.

Una muestra más de esa locura mediática ocurrió al llegar a las puertas del hotel. El gerente lucía más que complacido por toda la publicidad. La ciudad entera no hacía más que hablar de los hermosos vampiros en Nueva York. Unos cientos de personas se aglomeraron en las afueras, algunos mostrando su apoyo y otros su rechazo. Los cuerpos de seguridad del estado se desplegaron por las calles, atentos a impedir cualquier disturbio que pudiera surgir por la estadía de los seres inmortales que hablarían al día siguiente en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un clima de tensión se sentía en todo Nueva York.

Por única vez en la historia la reunión de la Asamblea General de la ONU se llevaría a cabo de noche. Después de pasar todo un mes de negociaciones con diferentes líderes de la comunidad internacional y con enviados de La Orden, escuchando y analizando propuestas de cómo vivir en armonía, Ryu por fin diría al mundo un último discurso buscando la aprobación de la mayoría y firmar los tan anhelados acuerdos que establecerían las normas bajo las cuales humanos y vampiros compartirían abiertamente el mundo.

Nada más llegar a la suite del lujoso hotel, Ryu se sentó en una esquina de la cómoda cama y permaneció desde entonces, en la misma posición mirando a la nada. Amaya lo miró un tanto extrañada.

En la habitación contigua, Phidias organizaba los últimos detalles de la escolta de Ryu y la de Lía, quien se encontraba en la suite de al lado, haciendo un cronograma de las guardias y formando los equipos que asistirían a cada uno de los vampiros al día siguiente en la ONU. También escogía quién se encargaría de la seguridad de la ex cazadora que se quedaría en el hotel.

Amaya caminó al bien surtido mini bar y sirvió whisky en un vaso de vidrio. Antes lo había visto beber en varias oportunidades y siempre fue ese licor el que eligió, por lo que asumió que era el de su preferencia. Ella no acostumbraba a beber y mucho menos servir a otros bebidas alcohólicas, sin embargo, pensó que no debía ser muy difícil y Ryu se veía tan tenso que creyó que eso le ayudaría.

—¡Ten! Tal vez te relaje.

Ryu volteo hacia a ella lentamente trayendo de regreso sus pensamientos en fuga. Le dedicó una cálida sonrisa y tomó el vaso. Al llevarlo a la boca y beber, sus ojos se abrieron en un gesto casi imperceptible, sus labios apenas se fruncieron y al alejar el vaso se demarcaron unas cuantas líneas en ellos, pero, aunque muy tenues, Amaya notó el cambio en su expresión. Mordiéndose el labio inferior, preguntó:

—¿No está bien? ¿No es así como te gusta?

No era de su agrado, él no tomaba el whisky de esa forma, totalmente seco, sin embargo, vio su expresión ansiosa y no quiso herirla. Mantuvo la sonrisa y tomó un poco más.

—¡Está perfecto, mi hermosa flor! — Amaya suspiró aliviada.

—¿Qué ocurre? ¡Estoy segura que todo saldrá bien!

Ryu asintió, se levantó y caminó hacia ella.

—He trabajado mucho por esto, Amaya. Si la mayoría está de acuerdo, dejaremos de escondernos. Un nuevo orden social se impondrá.

La ex cazadora sonrió y rodeó el cuello del vampiro con sus brazos.

—Será así, lo sé. Además, no debes preocuparte tanto. ¿No sería más fácil usar la sugestión y hacer que todos firmen?

Ryu sonrió.

—Sería más fácil, pero no algo permanente, en lo que termine la sugestión se darían cuenta que firmaron algo que no querían, y entonces...

—¡Claro! Entiendo. Tienes razón —la cazadora hizo una pausa y se separó de Ryu antes de volver a hablar—. En ese nuevo mundo que surgirá, con vampiros y humanos conviviendo juntos, La Orden continuará tal cual hoy, ¿verdad? Vigilando a todos los vampiros y haciendo sus horribles experimentos. No debes confiar en ellos ni por un momento. Lo mejor sería que desaparecieran y formar un nuevo organismo de vigilancia donde también participen vampiros, ¿no crees?

Ryu la miró con gesto concentrado.

—Es una muy buena idea, lo plantearé mañana ante la Asamblea, después de firmar los tratados.

El príncipe cerró la distancia entre los dos y la tomó por la cintura para darle un profundo beso. Dirigió su mano a la puerta que comunicaba con la habitación aledaña y la cerró. Amaya gimió al sentir las manos de él recorrer con avidez su talle.

Mañana sería el gran día, pero esa noche alejarían de sus mentes la ansiedad para dedicarse a disfrutar de su amor. 

El auto blindado arribó al complejo y se estacionó en el lugar destinado para ello. Seguido de su comitiva de seguridad, Ryu y Lía, vestido él con una elegante camisa blanca, traje y sobre todo negro, su cabello corto, pulcramente peinado y ella con un vestido rojo oscuro entallado y sobretodo negro, caminaron hasta el edificio para iniciar los controles de seguridad.

Para Lía era extraño estar ahí. Antes no quería tener nada que ver con política y a pesar de eso terminó enredada en los planes de Ryu. Pero ahora, además de su hermano, otra cosa la alentaba a involucrarse más en la batalla por salir de las sombras: su amor por Madeleine.

Le quedó claro que eran solo amigas, pero quería mostrarse ante ella tal cual era y poder vivir en un mundo seguro para ambas. Deseaba creer en su hermano, en que lo que perseguía podía ser posible, un mundo que podían compartir las dos especies en paz.

Atravesaron escáneres, mostraron sus credenciales y finalmente los condujeron a la plenaria donde se llevaría a cabo la reunión. Al poco tiempo, Vlad y Zahyr hicieron acto de presencia. A su llegada se extendió el cuchicheo, las expresiones de sorpresa. Ryu habría querido que lucieran otro tipo de atuendos menos llamativos, pero el par de vampiros hacían gala de su usual excentricidad con sobre todos de terciopelo, a la usanza antigua que recordaban los caftanes otomanos, el de Zahyr rojo sangre y el de Vlad, púrpura. Ambos tomaron asiento uno a cada lado de los hermanos. Los encargados de la seguridad de los cuatro vampiros, rodearon el recinto en el exterior.

Afuera del edificio, se aglomeraban miles de personas entre manifestantes y periodistas siendo contenidos por los oficiales de seguridad. Dentro de la sala, otros tantos comunicadores verificaban sus equipos poniéndolos en orden para cubrir la mayor noticia del siglo.

Minutos después dio inicio la asamblea. Los presidentes de los ciento noventa y tres países miembros, además del general Fabio de La Orden, se encontraban dentro del recinto para escuchar las intervenciones de los mandatarios y por último las palabras de Ryu.

Karan, aunque ya no era jefe de la élite de cazadores, se encontraba junto con Phill, Amos y Tatiana desplegados en las puertas de la sala, atentos a la seguridad de todos y a los movimientos de los príncipes vampiros. Solo ellos cuatro portaban espadas.

El primero en hablar fue el general Fabio quien basó su discurso enteramente en las razones de porque los vampiros eran un peligro para la humanidad. A él le siguieron el secretario general de la ONU y los representantes de los países miembros del consejo de seguridad. Todos hablaron a favor de incluir a los vampiros en la sociedad.

Lía estaba sorprendida, no se imaginó que tendrían tal aceptación en la asamblea. Todo parecía indicar que su hermano tendría éxito. Cuando les tocó el turno, ambos se levantaron, con paso calmado avanzaron hasta el podio, donde él daría su discurso.

Amaya, sentada en el sofá de tres plazas, miraba muy nerviosa la gran pantalla de la televisión en la suite del hotel. Phidias mantenía la espalda rígida sentado a su lado, mientras ella se comía las uñas esperando el turno de Ryu. Cuando finalmente llegó, la cámara hizo un acercamiento y la ex cazadora vio sus facciones perfectas algo ansiosas.

«Está nervioso» pensó «Todo saldrá bien» y se llevó la uña del pulgar a los dientes.

—Phidias, ¿querrá Dorian ver el discurso con nosotros?

Phidias asintió y se levantó a darle instrucciones a uno de sus hombres afuera para que llamara al vampiro.

La ex cazadora se concentró solo en escuchar el discurso de Ryu frente a los mandatarios. El príncipe vampiro hablaba magistralmente de fraternidad, de paz, que su especie y los humanos podían perfectamente compartir la sociedad viviendo en armonía. Enumeró todo lo que sus congéneres vampiros hacían por la sociedad: cómo Katherina Lynch dirigía una importante compañía farmacéutica que mantenía diversos proyectos en vacunas y nuevos antibióticos junto con programas sociales, donde entregaban a un muy bajo costo medicamentos para los países más vulnerables del continente africano. De cómo Miguel Blanco subsidiaba alimentos en países empobrecidos de América Latina, y así continuó enumerando las contribuciones que los vampiros hacían en el mundo.

Cuando el discurso terminó, Amaya sonrió. La Asamblea aplaudía entusiasmada. Ahora vendría la votación y su amado príncipe habría ganado la paz para los vampiros.

De pronto su corazón se detuvo presa del terror. Todo ocurrió muy rápido.

La cámara enfocó gritos enloquecidos entre los asistentes de la Asamblea y de un momento a otro, varios mandatarios cayeron al suelo, ensangrentados.

El vampiro que fue enviado a buscar a Dorian, entró en la sala donde Phidias y Amaya miraban perplejos el sangriento escenario de una masacre televisada en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

—Señor —dijo el vampiro dirigiéndose a Phidias —, el señor Dorian no aparece por ninguna parte. 


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