MR BAD GUY

By martaqs

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ENZO EFSERYAN (FREDDIE MERCURY) ES UN PROMETEDOR ACTOR DE CINE QUE SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA CON SU NOV... More

LOVE OF MY LIFE
YOU'RE MY BEST FRIEND
A KIND OF MAGIC
YOU DON'T FOOL ME
DOING ALL RIGHT
SPREAD YOUR WINGS
ACTION THIS DAY
NOW I'M HERE
GOOD COMPANY
BODY LANGUAGE
JEALOUSY
GET DOWN, MAKE LOVE
FUNNY HOW LOVE IS
THE LOSER IN THE END
IN THE LAP OF THE GODS
GOOD OLD-FASHIONED LOVER BOY
LET ME ENTERTAIN YOU
STAYING POWER
MY MELANCHOLY BLUES
ONE YEAR OF LOVE
LET'S TURN IT ON
NEED YOUR LOVING TONIGHT
MAN MADE PARADISE
THERE MUST BE MORE TO LIFE THAN THIS
PLAY THE GAME
LIAR
SEASIDE RENDEZVOUS
PUT OUT THE FIRE
FRIENDS WILL BE FRIENDS
OGRE BATTLE
LOVE ME LIKE THERE'S NO TOMORROW
DON'T STOP ME NOW
RIDE THE WILD WIND
DEAR FRIENDS
ANOTHER ONE BITES THE DUST
THE MILLIONAIRE WALTZ
SWEET LADY
THE MIRACLE
SOME DAY ONE DAY
SHEER HEART ATTACK
LIFE IS REAL
MAN ON THE PROWL
THE NIGHT COMES DOWN
PAIN IS SO CLOSE TO PLEASURE
KEEP YOURSELF ALIVE
I WANT TO BREAK FREE
MY FAIRY KING
LONG AWAY
BREAKTHRU
PARTY
LEAVING HOME AIN'T EASY
COOL CAT
YOU TAKE MY BREATH AWAY
COMING SOON
WHO NEEDS YOU
SOMEBODY TO LOVE
I'M GOING SLIGHTLY MAD
EXERCISES IN FREE LOVE
FOOLING AROUND
GIMME THE PRIZE
MY BABY DOES ME
FIGHT FROM THE INSIDE
CHINESE TORTURE
I WANT IT ALL
DON'T TRY SO HARD
RAIN MUST FALL
YOUR KIND OF LOVER
DREAMER'S BALL
I WAS BORN TO LOVE YOU
CRAZY LITTLE THING CALLED LOVE
A WINTER'S TALE
MR. BAD GUY
GUIDE ME HOME
YOU AND I
SAVE ME
LAS PALABRAS DE AMOR
39
BACK CHAT
MY LOVE IS DANGEROUS
HANG ON IN THERE
HAMMER TO FALL
THE GREAT PRETENDER
STOP ALL THE FIGHTING
DON'T TRY SUICIDE
IN MY DEFENCE
LIVING ON MY OWN
HOW CAN I GO ON
MOTHER LOVE
IT'S A BEAUTIFUL DAY
ENSUEÑO I
ENSUEÑO II
ENSUEÑO III
INNUENDO
IT'S A HARD LIFE
DON'T LOSE YOUR HEAD
ALL DEAD, ALL DEAD
IT'S SO EASY WHEN YOU KNOW THE RULES
LOVE ME SLOW... AND GENTLY...
IN ONLY SEVEN DAYS
WAS IT ALL WORTH IT?
IT'S LATE
UNDER PRESSURE
THIS KETTLE IS BOILING OVER
LAZY ON A SUNDAY AFTERNOON
I CAN'T LIVE WITH YOU (I CAN'T LIVE WITHOUT YOU)
NOW MY HEART BEGINS TO BLEED
THE INVISIBLE MAN
DRAGON ATTACK
MY LIFE HAS BEEN SAVED
ALWAYS MAKE YOU BLEED
GUILT STAINS ON MY PILLOW
PRINCES OF THE UNIVERSE
THIS RAGE THAT LASTS A THOUSAND YEARS
LET ME IN YOUR HEART AGAIN
IT STARTED OFF SO WELL...
THE SHOW MUST GO ON
IF YOU CAN'T BEAT THEM, JOIN THEM
HEAVEN FOR EVERYONE
LET ME LIVE
TEAR IT UP
TOO MUCH LOVE WILL KILL YOU
LOVE KILLS
TIME WAITS FOR NOBODY
DEAD ON TIME
NEVERMORE
I JUST KEEP LOSING MY BEAT
LET'S GO CHASING RAINBOWS IN THE SKY
THE GOLDEN BOY
I'M THE MASTER OF YOUR DESTINY
MY BABY LEFT ME FOR SOMEBODY NEW
IF I COULD ONLY REACH YOU
THERE'S SPRING IN THE AIR ONCE AGAIN
BICYCLE RACE
I'M GONNA GET THAT CUTIE PIE
I'M YOUR ONE DAY ECSTASY
MY LOVE IS PUMPING THROUGH MY VEINS
SET MY ALARM, TURN ON MY CHARM
DEATH ON TWO LEGS
TREAD THAT FINE LINE
MADE IN HEAVEN
YOUR SMILE SPEAKS BOOKS TO ME
AND TO THRILL YOU, I'LL USE ANY DEVICE
LONELINESS IS MY HIDING PLACE
I'M YOUR PLAYTHING NOW
I WAS BORN TO TAKE CARE OF YOU
I'M IN LOVE WITH MY CAR
MY HOT-SEAT OF LOVE
IT'S HOPELESS, SO HOPELESS TO EVEN TRY
I'M JUST A PEACE-LOVING GUY
SUNDAY MORNINGS WITH A CUP OF TEA
PLEASE, LET ME BACK INSIDE
I'VE HAD ENOUGH OF THIS SAME OLD GAME
WHO WANTS TO LIVE FOREVER
YOU MADE A BAD BOY OUT OF ME
FREEDOM FOR JUST ONE WEEK
MEMORIES, MEMORIES, HOW LONG CAN YOU STAY?
HOT SPACE, LET'S GO
I STAND DETHRONED
LET YOUR HEART DECIDE
LET US KLING TOGETHER
SHAKE THE FOUNDATIONS FROM THE SKIES
YOUR FINGER POINTS SO SAVAGELY
GOTCHA!
LIKE A TIGER DEFYING THE LAWS OF GRAVITY
LITTLE HIGH, LITTLE LOW
LITTLE BIT OF SUNSHINE TO MY LIFE
YOU'VE GOT THE CUTEST ASS I'VE EVER SEEN
BETTER GROW UP
DON'T WORRY BABE, I'M SAFE AND SOUND
I CARRY ON THROUGH STORMY SKIES
JUMP IN JOY OR SINKING IN SORROW
IS IT JUST MY SICKLY PRIDE?
HE CONQUERED AS THE MASTER OF HIS FATE
HE GIVES ME KISSES AND I GO OUT OF MY MIND
LIVE LIFE ON THE RAZORS EDGE
THANK YOUR LUCKY STARS
ALL DAY LONG
I FEEL ALIVE AND THE WORLD I'LL TURN IT INSIDE OUT
OOOH, IT'S BLISS
I'M NAKED AND I'M FAR FROM HOME
YOU DON'T KNOW WHAT IT MEANS TO ME
I TRY AND MEND THE BROKEN PIECES
I'M HEADING FOR THAT STORMY WEATHER SOON
SHOOT, SHOOT, SHOOT...
STAY RIGHT WHERE YOU ARE
I'M TWO STEPS NEARER TO MY GRAVE
THERE'S NO LIVING IN MY LIFE ANYMORE
LOVE SCARS YOU FROM THE START
THERE'S SO MUCH LEFT UNSPOKEN
THERE'S NO CHANCE FOR US (IT'S ALL DECIDED FOR US)
I JUST CAN'T HANDLE IT
LET ME BE YOUR GUIDE
WE ARE THE CHAMPIONS
CARRY ON, CARRY ON
IT SHAKES ALL OVER LIKE A JELLY FISH
I FEEL LIKE DANCING IN THE RAIN, CAN I HAVE A VOLUNTEER?
YOU'VE YET TO HAVE YOUR FINEST HOUR
WHO DARES TO LOVE FOREVER?
IT FINALLY HAPPENED

I'M SO SAD... ALONE

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By martaqs

Habían optado por seguir durmiendo en habitaciones distintas para poder descansar mejor de cara a lo que les esperaba pero en mitad de la madrugada, Enzo hizo su aparición en la habitación rosa. Igual que un niño busca la cama de sus padres en mitad de una pesadilla.

- Joder, Enzo. Qué susto. ¿Qué ocurre?

- Lo siento. ¿Puedo dormir contigo?

Tarek abrió el edredón para él y Enzo entró casi de un salto. Le tocó la frente casi por instinto, era algo que repetía de continuo. Era importante que estuviera libre de ningún tipo de infección de cara a la inminente operación. Pero su piel estaba empapada y fría.

- ¿Otra pesadilla? -preguntó Tarek arropándole.

- Algo así -se recostó de espaldas a él casi en posición fetal.

Al notarle tan cerca de él, se sintió al instante reconfortado y el espanto con el que siempre se despertaba, se esfumó. Su relación antes de que la operación quirúrgica se fuera a convertir en un éxito o un desastre, había dado un vertiginoso cambio. A veces el amor se había demostrado no ser suficiente. Llevaban a cuestas un divorcio y múltiples crisis, heridas restañadas y otras no tanto pero el acto altruista de Tarek no podía compararse a nada. Siempre se sentiría eternamente agradecido a su audacia. Si todo salía bien... Dios, nunca podría darle las gracias lo suficiente. Sería como convertirse en su esclavo emocional. 

- ¿Quieres hablar de ella?

- Hmmmm... no la recuerdo bien. No, amor. No quiero...

- Está bien. Dulces sueños, mi vida -le susurró besando su nuca.

- ¿Tienes algo más que confesarme antes de que ya sea demasiado tarde? -le preguntó Enzo dándose vuelta lentamente en la cama para mirarle.

- ¿Demasiado tarde? -preguntó curioso.

Tarek colocó la palma de su mano sobre la mejilla recién rasurada. Luego barrió con su pulgar el sitio donde antes lucía su adorado bigote. Le había mandado que se lo afeitara también. Tocó sus gruesos y bonitos labios ahora más visibles mientras Enzo los fruncía deliciosamente, besando sus dedos. Tarek siguió por su mandíbula hasta acariciar el hueco tras su oreja. Parecía que quería memorizársele entero antes de tener que estar unos días sin poder verle. O toda la eternidad...

Tarek tenía muy presentes los riesgos que corría al ser donante vivo de hígado. El jefe de cirugía se lo había explicado detalladamente, sin ahorrarse detalles. Era la primera vez que se iba a donar un hígado entre seropositivos y además uno de ellos era mundialmente conocido. Era comprensible que hasta el último momento hubieran estado en la cuerda floja.

Lo tenían todo en contra. Al ser pioneros en este tipo de trasplantes ambas operaciones iban a ser experimentales y encima el receptor, o sea Enzo, no rebosaba salud. De ahí que les sometieran a un examen mucho más férreo antes de darle luz verde al trasplante.

Debían analizar con lupa todos los recovecos posibles del caso. No solo por las particularidades del mismo sino también por las circunstancias que le habían llevado a tomar la decisión de donar su órgano. Las entrevistas por separado a uno y otro solían ser decisivas a la hora de decantarse por un Si o por un No. Una vez los exámenes físicos de Tarek demostraban su idoneidad ahí no acababa todo. A pesar de ser seropositivo estaba bastante sano para poder soportar una operación tan compleja y su hígado curiosamente medía lo mismo que el de su marido. Ni un milímetro más ni uno menos.

Superado todo eso, tanto Tarek como Enzo debían desnudar su alma frente a los doctores. No podían ocultar nada. Enzo confesó sin rubor alguno que hasta hacía nada se había estado preparando para morir, dejando voluntariamente de tomar los antirretrovirales. Para mentes racionales y científicas era difícil que 1+1 no sumaran siempre 2. Tarek y Enzo nunca habían sido una pareja al uso. Su relación era imprevisible, apasionada, conflictiva y con todos los niveles de intensidad permitidos y permisibles. Tarek solo podía alegar que lo hacía por amor. Por repentino y sospechoso que resultara.

Había pasado de acatar a regañadientes y sin no poco sufrimiento su decisión de dejarse ir, a rebelarse contra ello con todas sus fuerzas, quemando este último cartucho.

Al final los médicos se movían en determinas coordenadas pero también debían analizar la complejidad del ser humano. Al fin y al cabo por muy hombres de ciencia que fueran, principalmente eran hombres.

Pero sobre todo les salvo que tanto uno como otro por separado, sin posibilidad de influirse ni manipularse, funcionaron como un engranaje engrasado a la perfección. Con la coherencia necesaria para que los médicos no vieran ningún motivo oculto ni fisura posible. Utilizando un símil futbolístico fueron como un extremo izquierdo cabalgando con el balón hasta la portería mientras el delantero, burlando todos los obstáculos, recogía el pase y metía gol. 

- Si, demasiado tarde. Entraremos en ese hospital dentro de unas horas y ya no habrá escapatoria. Nuestro destino está marcado.

- Así debe ser, si.

- ¿Estás preparado para morir?

- ¿Te refieres de un modo religioso?

- Si, también. ¿Has preguntado al santo ese al que rezas tanto como es el cielo?

- No aspiro a entrar en el cielo. Y tú tampoco, diablillo.

- El infierno es cien mil veces más divertido ¿no crees?

- No, supongo que no estoy preparado para morir. Es decir, tengo muchas cosas por empezar que tengo en mente terminar. La caja con la bailarina para Charlotte, el injerto para lograr el limonero, las lechugas de nuestro huerto ecológico, la carrera de bicis solidaria organizada por el marido de Elton John...

- Oh, cariño. Me estás cabreando con todos tus proyectos.

- Quiero decir, que quiero retomarlo todo y muchas más cosas. Así que ¿cómo voy a estar preparado para morir? ¿Tú estas preparado?

- Claro que no. Si mañana muero, me fastidiaría mucho no haber podido echar un último polvo, pastelito...

- Enzo... -chasqueó la lengua, censurándole tiernamente, enternecido al ver sus ojos traviesos con ese brillo.

- Enzo ¿qué? ¿Qué, qué, qué? No he dicho que quisiera echar ese polvo contigo, cariño.

- Oh... ya veo...

- Bromeaba, tonto. Claro que sería contigo. Se nos solía dar bien ¿eh?

- Por un momento pensé que me querías hacer una última confesión.

- No, no, no. Solo que te quiero y que me has obligado a quererte mucho más a partir de ahora. ¿Te vale como confesión?

Marygold Alley unas horas después empezó a desperezarse como cada día. Había una actividad algo más viva que la acostumbrada. Era un día importante y decisivo y hasta los gatos entraron a la habitación rosa a despertarlos.

Se habían dormido exhaustos de tanta charla de madrugada y ya eran las 9 de la mañana. Svetlana vino con el té y Duncan organizaba todos los aspectos mundanos antes de que tuvieran que acudir al hospital.

Tanto Enzo como Tarek intentaban llevar todo con normalidad pero en el fondo eran un manojo de nervios. Parecían querer hacer en unas horas todo lo posible. Enzo incluso se puso a tocar el piano. Hacía meses que no posaba las manos en esas teclas y sonrió secretamente.

Estuvo unos minutos jugueteando con ellas y luego siguió paseando por la casa perseguido por sus gatos. Miró de nuevo todo el arte que poseía y se impregnó de cada pincelada, de cada trazo. Lanzó suspiros admirados y luego siguió moviéndose como una medusa nerviosa por la cocina, el salón y hasta el cuarto de la lavandería pillando a Nala enterrada entre camisetas aún sin planchar.

Quería impregnarse de cada rincón de su querida casa, se estaba despidiendo de ella por lo que pudiera pasar. Salió al exterior aprovechando el buen tiempo y supuso que Tarek hacía lo propio con el jardín. Había cortado el césped y ahora estaba con el culo en pompa escardando en los rosales. Enzo le miró a lo lejos con los brazos cruzados y una sonrisa melancólica. El olor de la hierba recién cortada entró por su nariz agradablemente. 

Estaría bien volver a todo esto, pensó ensimismado.

🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸

Una vez en el Kings College, Enzo y Tarek se despidieron con un beso y un largo abrazo. Estaban nerviosos y fuera de lugar. Aún les parecía una situación irreal el tener que despedirse sin saber si sería la última vez que se vieran.

Por protocolo, cada uno ingresó en una habitación diferente aunque se encontraban en la misma planta. Los padres tanto de Tarek como de Enzo se quedaron hasta que les permitieron. Se podía quedar una persona por paciente toda la noche. Aziza, la madre de Tarek se quedó con él y Pauline se quedó con Enzo.

A las 8 de la mañana empezó la operación de Tarek. El hígado estaba dividido en dos lóbulos; el derecho y el izquierdo, cada uno con funciones independientes uno del otro. Se le extraería el lóbulo derecho, un 60% del total del órgano. La operación duró 8 horas, mientras que la de Enzo, en un quirófano contiguo, duró 12.

De todas las posibles desgracias que le relataron que podrían acontecerle; complicaciones cardíacas, accidente cerebrovascular y formación de coágulos en piernas o pulmones, hemorragias, infecciones. No hubo nada. Tan solo una transfusión de sangre. Había sido un éxito.

En cuanto a Enzo, con una operación un poco más compleja, todo trascurrió también con normalidad. Se le colocó el 60% de Tarek, conectaron los vasos sanguíneos y los conductos biliares. Y bingo, todo parecía funcionar de maravilla.

Tarek fue llevado a la sala de reanimación una vez terminada la laboriosa operación donde el equipo médico estuvo un día comprobando que todo iba según guión. Al evolucionar las cosas bien, le trasladaron a la habitación donde le esperaban sus padres y su hermana así como Duncan y Pauline.

Tenía dos líneas intravenosas por las que le administraban los líquidos y los medicamentos. También un catéter en la vejiga y dos pequeños tubos de drenaje en el abdomen para drenar la sangre o la bilis. Aún se le mantendrían al menos dos o tres días. 

No se podía decir que se encontrara bien. Se sentía nauseoso pero ya le habían advertido de que ese era un síntoma esperable y le habían administrado fármacos contra el vómito.

- ¿Qué tal te encuentras? -le preguntó su madre con el semblante preocupado, acariciando su rostro pálido.

- Mal -intentó sonreír sin salirle-. Pero me han dicho que me sentiré mal mucho tiempo así que... ¿Enzo? -preguntó enseguida buscando una a una las expresiones de todos, intentando adivinar si le ocultaban algo.

- Está en cuidados intensivos aún.

- ¿Ha ocurrido algo?

- Nada, cariño. Es donde tiene que estar unos días para comprobar que su hígado y tu hígado se llevan bien -sonrió su padre besándole la mano con dulzura.

- ¿Entonces la operación ha ido bien?

- Si, no te preocupes. El está bien.

- ¿Cuándo podremos...

De repente Tarek sintió una náusea irreprimible y sin tregua salió de su garganta un torrente de brillante y oscura sangre. Hubo unos segundos de confusión y estupor antes de salir corriendo en busca de personal médico. Tarek miró las blancas sábanas manchadas sin posibilidad de reacción y notó como de su barbilla pendían las últimas gotas. Entonces dejó caer la cabeza, desvanecido.

🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸🩸

Durante unas horas la incertidumbre y la angustia no pudieron evitar abrirse paso en los rostros que antes mostraban todo su optimismo. ¿Qué podía haber pasado? Fuera lo que fuera un vómito de sangre era algo demasiado impresionante de ver. Cada uno estaba impactado, triste, nervioso y seguían sin recibir noticias de su estado.

Lo normal es que su familia ahora estuviera odiando con todas sus fuerzas a Enzo por haberle provocado esto. Se lo habían advertido, ser donante vivo trae muchas complicaciones. Has de ser consciente de ellas. Y ahí estaba. Quizás debatiéndose entre la vida y la muerte por salvar la vida de su marido.

Sin embargo, los padres y hermana de Tarek no albergaban ese tipo de sentimientos por razonables que fueran. Todos sus esfuerzos iban dirigidos a pensar positivamente y a pesar de la angustia horrible de las horas interminables esperando, no se podían permitir plantearse que fuera a morir ni echarle la culpa a nadie.

John se presentó también enseguida en el Kings College para tranquilizarlos antes de que el equipo médico viniera con noticias. El por su parte había recabado información y podía asegurarles que Tarek se encontraba estable.

Al fin aparecieron un par de médicos para dar su informe de lo ocurrido. Tarek había sufrido una obstrucción de la vena porta; la que llevaba la sangre desde el intestino al hígado, debido a un coágulo. En principio esto no ofrecía síntomas hasta que la presión en la vena era muy alta ya que la sangre ante la dificultad para atravesar el hígado, buscaba caminos alternativos para alcanzar la vena cava y llegar al corazón. Esta labor dificultosa se la facilitaban las pequeñas venas que rodeaban estómago y esófago, permitiendo que parte de la sangre que no podía atravesar el hígado lo hiciera por ellas. Pero esa cooperación hacía que estas venas se agrandaran y se formaran varices. Al aumentar la presión estas varices se rompieron pasando la sangre al esófago y estómago y de ahí el vómito de sangre.

Le habían practicado una ecografía Doppler para confirmar ese diagnóstico mostrando la reducción de riego sanguíneo en la vena porta. Le habían hecho una resonancia magnética y un TAC y análisis de sangre para comprobar que el hígado funcionaba bien y si estaba dañado. Por suerte todo estaba bien.

Por último, habían llevado a cabo una angiografía para visualizar los conductos circulatorios. Mediante rayos X, le inyectaron un contraste para poder hacer una radiografía y comprobar el problema. Era una prueba bastante larga, habían tardado hora y media y posteriormente Tarek quedaría en observación durante al menos tres horas más.

Las causas del coágulo eran desconocidas. De las muchas complicaciones que se podían presentar en un donante vivo esa era una de ellas. Tarek no sufría ningún trastorno en la coagulación de la sangre que sería una de las razones para que lo hubiera sufrido, pero los médicos apuntaban a que posiblemente su infección por VIH al final había sido el detonante.

John hizo una mueca. Le fastidiaba darse la razón en aquellas circunstancias pero la infección por VIH, por muchos avances que se hubieran hecho y aunque Tarek tuviera una vida más o menos normal, como la diabetes u otras enfermedades crónicas, al final te hacía pagar un precio. Y donar la mitad de tu órgano era una exigencia muy grande a un cuerpo que ya tenía sus propias deficiencias.

John apartó al instante esos pensamientos de su cabeza al ir a visitar a Enzo. Le habían informado que pasaría aún dos días en la UCI pero se encontraba razonablemente bien. Nadie iba a decir nada sobre el estado de su marido, bajo pena de muerte. A Enzo no le convenían las angustias y las preocupaciones estando donde estaba.

La versión oficial era que Tarek estaba en su habitación recuperándose bien.

- ¿Seguro que está bien?

Enzo era muy peligroso. Tenía la desesperante habilidad innata de olisquear a su alrededor el cambio. John, como buen medico sabía disimular, crear ese rostro imperturbable que ensayaba frente al espejo pero ante Enzo siempre sería su tímido amigo de la universidad. No obstante él seguiría con la farsa al precio que fuera. No quería complicar aún más las cosas.

- ¿Por qué me preguntas eso? -arremetió casi John.

- ¿Y tú por qué te pones a la defensiva, doctor Deacon?

- No estoy a la defensiva.

- Dime qué le pasa o soy capaz de levantarme ahora de aquí y comprobarlo por mí mismo.

- No hay nada que decir. Todo va bien. Según lo habitual.

- ¿Ya se levanta?

- No.

- ¿Por qué no? Es lo que suelen hacer ¿no? ¿Por qué has dicho ese No tan rotundo? Deaky...

- Me estás cabreando.

- Si le pasara algo tú me lo dirías ¿no? ¿No me secuestrarías información solo porque tenga todo este montón de ridículos cables rodeándome?

- Acabas de someterte a una operación de 12 horas muy delicada. Como no te relajes me voy y dejo que sigas ahí postrado aburriéndote.

- Pues dime que Tarek está bien. Dímelo.

- Tarek está bien -repitió como un robot enredando con el borde de las sábanas sin mirarle.

Enzo tragó saliva y clavó sus impresionantes ojos oscuros en su amigo.

- Y tú nunca me mentirías porque eres mi amigo.

- Nunca.

- Bien.

John era uno de los médicos más competentes y preparados de su promoción. Era capaz de domeñar sus sentimientos con sorprendente habilidad. Porque es lo que debía hacer alguien destinado a tener que lidiar con la muerte en algún momento u otro. Pero con alguien tan implicado en su vida como Enzo la cosa se volvía complicada. Estaba demasiado alerta a sus taladradores ojos que eran sensitivos y desvergonzadamente perspicaces. Estaba demasiado pendiente de camuflarse para poder llegar a ser efectivo.

Todos con las previas advertencias de John, cerraron el pico a pesar de que Enzo hábilmente intentó sonsacarles información. Quería encontrar la grieta como fuera pero se mantuvieron firmes.

Sin embargo Enzo era testarudo como una mula y necesitaba contrastar lo que estaba sintiendo. Y lo que sentía era que algo no iba bien con Tarek. El estar ahí postrado en la UCI no ayudaba a aplacar sus incertidumbres. Así que se las ingenió para contraatacar con su plan de sonsacamiento. La víctima era una enfermera que vino a cambiarle la medicación. Era la primera vez que la veía pero estaba claro que ella no era la primera vez que le veía a él. Era evidente que estaba muy entusiasmada de que le hubiera tocado cuidar del señor Efseryan.

Enzo adoraba a sus fans en la misma medida que le adoraban a él. Fue perfectamente consciente de que estaba delante de una fan. La preciosa chica de rasgos hindúes era profesional pero no tanto como para no verse afectada.

Enzo era un felino. Ese día iba a ser un gatito remolón en busca de caricias fáciles bajo la barbilla y al mismo tiempo un guepardo salvaje y castigador con los colmillos afilados. Y la pobre enfermera no tenía ni idea.

- Eres muy guapa... -cogió entre sus largos dedos con delicadeza su distintivo leyéndolo-. Ashima.

- Gracias. Usted también.

Se arrepintió nada más decirlo pero ya era demasiado tarde. La risa adorable de Enzo la sonó a canto celestial.

- ¿Me deja el brazo? Tengo que tomarle la presión arterial.

- Por supuesto, faltaría más -la guiñó un ojo simpático mientras la chica intentaba recuperar su soltura habitual.

- ¿Sabe qué? Soy una gran fan suya -le confesó al fin apretando bien el manguito en torno a su mermado bíceps.

No me digas, encanto. No me había percatado.

- Oh, siempre me alegra oír eso. Siempre me pregunto como tengo fans tan guapas. Es increíble.

Se estaba ruborizando. Esto iba a ser pan comido.

- Intente no hablar ahora ni moverse.

- Hecho -la sonrió moviendo solo sus largas pestañas mientras Ashima hacía lo que podía.

Una vez terminó se dispuso a recoger todo mientras echaba un último vistazo a la medicación ajustándola para que el gotero fuera un poco más deprisa.

- ¿Estoy bien? -se interesó Enzo.

- Estupendo. 10-7. No se puede estar mejor.

- Podría estar mucho mejor, créeme -la agarró del brazo con firmeza y Ashima le miró con el ceño fruncido, sin entender.

- ¿Qué hace? -no pudo evitar decir.

- Oh, perdona la familiaridad. Considero a todos mis fans como amigos. ¿Es un defecto?

Ashima se quedó prendada de sus gruesos labios entreabiertos. Sus blancos y prominentes incisivos se podían solo adivinar.

- Si hay algo que pueda hacer por usted...

Oh, criatura celestial, estás poniéndomelo a punto de caramelo.

- Si, puedes salvarme la vida ahora mismo. Tú sola.

Ashima se echó a reír, nerviosa. Miró en derredor para cerciorarse de que nadie les estaba oyendo. Era una conversación de lo más extraña pero no podía evitar querer saber adonde llevaba todo.

- Quiero saber qué le ocurre a mi marido. Tarek Efseryan.

- Su donante de hígado ¿no?

- Creo que está en la planta 9. Nadie me quiere decir nada y estoy preocupado.

- Señor Efseryan, yo no estoy facultada para decirle...

- Te lo ruego.

La joven enfermera observó como se reproducía allí ante ella ese gesto tan frecuente de Enzo que la volvía loca. Como casi al 100% de todos sus fans. Aquel mohín irresistible al intentar ocultar sus dientes con el labio mientras aparecía su hoyuelo en la mejilla derecha. 


- Estoy tan triste... solo.

Enzo ya la estaba ganando con su gesto nervioso de los labios pero ya si era capaz de expresar su sentimiento de orfandad acompañándolo de unos ojitos de cachorrillo apaleado...

- ¿Solo? Le visitan muy a menudo.

- Oh, encanto. Hay muchas maneras de sentirte solo acompañado de gente ¿me entiendes? Y cuando te secuestran información es aún peor. ¿Tu sabes algo?

Se estaba resistiendo demasiado. El guepardo ya había arremetido con los colmillos en la yugular y en cuestión de minutos confiaba en que su víctima dejara por fin la lucha.

- Señor Efseryan, yo soy una sencilla enfermera. No llevo ni dos meses en este hospital y...

- No seas ridícula, preciosa. Eres mucho más que una sencilla enfermera. Tienes la llave para salvarme la vida, te lo he dicho ya.

- No puedo decirle mucho pero...

- Adelante, preciosa. No tienes nada que temer. Tu puesto aquí está asegurado. Dime.

La pobre gacela había dejado de oponer resistencia ya.

- Solo puedo decirle que ya se encuentra mejor.

- Oh, cariño. No te puedes imaginar lo que significa eso que acabas de decirme. Gracias, querida. Te dejo trabajar -la concedió sin quererse ensañar más en la mordida. 


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