YOUR FINGER POINTS SO SAVAGELY

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Mientras Tarek trabajaba incansable en el jardín poniéndolo al día, pensaba que una vez más Enzo le había colado un gol. Ahí estaba de nuevo en Marygold Alley. El período de reflexión y separación que le había impuesto, acabó cuando él quiso y por las razones que quiso. Y Tarek volvía a estar "donde pertenecía" como le gustaba decir a Enzo posesivamente.

Ahí estaba Enzo, llamando su atención desde la ventana del dormitorio, saludándole y mándandole besos encendidos por el aire. ¿Y qué hacía Tarek? Darse la vuelta aturdido ante sus grititos histéricos y devolverle los besos con las mejillas encendidas como un adolescente.

Quizás en otra época de su vida, no hubiera hecho las cosas así

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Quizás en otra época de su vida, no hubiera hecho las cosas así. Jamás le habría dejado solo con la angustia por la pérdida de Lolo pero sin duda habría optado por regresar al sitio del que venía. Habría mantenido el pulso se pusiera como se pusiera. Las razones que le habían llevado a alejarse de él no habían cambiado porque él no había cambiado. Que le enterneciera, le excitara y le pusiera el corazón en llamas no le quitaba la perspectiva de las cosas. Que Enzo siguiera con su fanática y radical visión de su cáncer les iba a hacer trizas uno al otro. Por eso Tarek confiaba en que lanzándole un pulso y privándole de su presencia, contribuiría a dejarle pensar las cosas fríamente.

Enzo era una persona inteligente pero profundamente emocional. Tenía las cosas bastante claras con respecto a su cáncer de hígado. No quería someterse a más experimentos. Tras la hepatectomía y la ablación consideraba que ya era suficiente. Sabía que Tarek opinaba diametralmente opuesto a él y que eso los estaba separando. Que eso había llevado a su marido a largarse y a "castigarle" con la separación.

Pues bien, le había castigado. No solo había castigado su cuerpo por no tenerle cada día a su lado. Castigó su orgullo, su paciencia. Estaba todo lo castigado que Tarek pretendía que estuviera. El extravío de Lolo no fue ninguna treta para arrastrarle de nuevo junto a él. Simplemente los gatos eran sus hijos y juntos debían afrontar lo que le fuera a pasar a su mascota.

Y cuando le tuvo de nuevo en Marygold Alley se hizo el firme propósito de arreglárselas para que no saliera. Pero nada de lo que había hecho para retenerle junto a él fue producto de sus buenas dotes para la interpretación.

Las lágrimas desesperadas fueron reales. Fueron el camino obvio de toda la tensión acumulada y no podía dejar pasar la oportunidad de aferrarse al cuerpo que más adoraba del mundo.

Luego, por supuesto, le volvió a entrar el miedo de que regresara a Eastbourne y siguiera con su ejemplar castigo. Pero Tarek también se dejó llevar por sus emociones y decidió quedarse.

Se olvidó conscientemente de las razones para irse y se aferró a las que tenía para quedarse. Única y exclusivamente su amor por Enzo. Sin hacerse las preguntas que se solía hacer. Solo atendiendo a sus emociones. Amando y siendo amado.

Pero él sabía que en algún momento sus emociones les pasarían factura, como siempre pasaba. A veces amarse con esa intensidad no era suficiente en una pareja. Había que tomar posiciones, aceptar los desafíos, ser fieles a si mismos.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora