SEASIDE RENDEZVOUS

46 0 0
                                    

Nada podía prepararle para aquella pléyade de chicos balcánicos. Aquella notable muestra de cuerpos atléticos y flexibles hasta lo insólito, esos miembros de reflejos agudizados merced a las incontables horas de entrenamiento. Eran una muestra de lo que la juventud, inteligencia y frescura podían lograr en cuerpos que por derecho propio podían calificarse de diez. Enzo les sobrepasaría en unos 8 o 10 años fácilmente. El posar los ojos en ellos le hacía sentir un pervertido. Eran a todas luces chicos inexpertos más allá de su lenguaje cómplice de basket. Probablemente todos con novia, su primera novia con la que compartirían el resto de sus vidas. Todos heteros, claro. Chicos de pueblo o casi, muy provincianos y sanotes.

Después del intenso circuito en el spa Duncan y Enzo decidieron quedarse en el vestíbulo del hotel a tomar una copa tranquilamente. Al día siguiente no había rodaje y podían desfasarse pero en principio se lo tomarían con calma. Eran dos gays en busca de carne fresca y se la encontraron por suerte en aquel lujoso vestíbulo. Enzo hizo una disección rápida de aquellos muchachos. Darko fue el primero en caer en su red. Superaría con timidez los dos metros. En su semblante afilado y sus incipientes entradas a pesar de sus escasos años se respiraba reserva y falta de confianza. Luego estaba Goran, otro larguirucho de 2,13 con preciosa nariz respingona y movimientos de pantera que le dejó hipnotizado. Nemanja también tenía unos cautivadores 2,13 con barba negra cerrada que parecía mayor que los otros pero al acercarte y mirarle fijamente poseía una sonrisa adolescente. Por último Slaven, otro dios balcánico de 1,97 cuyo cabello rizado y boca de fresón eran irresistibles. A Enzo le parecieron el grupo de hombres más apetecibles sexualmente hablando y entre ellos parecía haber armonía. Eran cómplices y muy divertidos. Al mismo tiempo tímidos como cervatillos.

Duncan ya había cazado a uno y Enzo no se lo podía creer que tuviera tanto éxito. No sabía que los hacía pero parecía hipnotizarlos. Muchas veces era él el artífice de conseguirle rollos con esa locuacidad que Dios le había dado. O quizás solo fuera su exuberante pelo estilo "perro de aguas" lo que fascinaba.

- Quieren conocerte –le informó Duncan con una traviesa sonrisa-. Vamos, quieren que les firmes un autógrafo.

- Vieja zorra, ya has cazado a alguno.

- No sé, tengo esperanzas. Ya se verá. Vamos.

El inglés no lo dominaban muy bien pero se defendían lo justo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El inglés no lo dominaban muy bien pero se defendían lo justo. Todos eran educados y amables pero demasiado tensos. Con las defensas desplegadas. Slaven hablaba un inglés macarrónico lleno de faltas y cada vez que se perdía se mordía una lengua enorme que tenía. Nemanja no hablaba más que en su dialecto croata complejo y no paraba de sonreírle seductoramente. Enzo asentía sin parar con aquella sonrisa. Goran era bastante tímido y eludía fijar la mirada. Pero fue Miran, quien decidido invito a una copa a Enzo y se puso a hablar con él. Era un serbio desgarbado, parecía haber salido de un campo de concentración de lo delgado que estaba. Le ofreció un cigarrillo y aquel acto atrevido de Miran hizo que el resto se le quedaran mirando perplejos y quien sabe si con el aguijón de los celos. Hablaba un inglés aceptable para poder entenderse pero a ese flacucho solo le interesaba Enzo y a Enzo más bien le apetecía tocar la barba negra de Nemanja. Este despedía masculinidad por todo su enorme cuerpo y cuando le firmó y le estrechó la mano saltaron chispas. Chispas físicas. La mano de Enzo hizo crack, tal chasquido que se apartó sobresaltada soltando un gritito muy suyo.

MR BAD GUYWhere stories live. Discover now