RIDE THE WILD WIND

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Kevin era la típica persona que cuanto más le dabas, más quería. Enzo había dejado por imposible la tarea de conseguirle un empleo y decidió que podía ser su hombre florero y así estar metido en todas las salsas para tenerle contento. Era un craso error. Al final se inmiscuía tanto que pretendía hacer el trabajo de Duncan y usurpar sus funciones, algo que por supuesto no complacía a su fiel amigo.

- Eres una loca desquiciada ¿lo sabías? –empezaba a chillar Kevin mientras Enzo se ponía su crema hidratante frente al espejo del baño-. Yo no tengo la culpa de que no te entiendas con el director.

- Tu no tienes ni puta idea de nada de lo que pasa en un rodaje ¿estamos? No estás preparado para valorar ni eso ni otra cosa. Guárdate tus jodidas opiniones.

- Sé que me necesitas ahí para relajarte –le dijo con su preciosa sonrisa malévola.

- Oh, vete a la mierda –le empujó a un lado para salir del baño ajustándose su bata-kimono de seda-. Solo tengo que hacer una llamada y ya tengo la receta relajante en mi camerino.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Lo que he dicho, mi amor. No seas obtuso.

- ¿Qué?

- Me tengo que acostar. Quiero dormir mis cuatro horas. Se acabó la discusión.

- Yo no he terminado, maldito seas. Ven aquí.

Viendo que Enzo giraba los talones e imperturbable con su andar siempre elegante de pantera se encaminaba a la habitación sin hacerle caso, estalló en cólera. Le agarró del brazo tirando de él.

- ¿Dónde crees que vas? Tú no me dejas con la palabra en la boca.

- Tus palabras son una basura la mayor parte del tiempo.

- Me estas poniendo los cuernos con medio estado ¿verdad?

- ¿Cuándo voy a hacer eso? Te tengo como una ladilla pegado todo el día. Y ahora déjame dormir de una vez.

- ¡Noooo! No te vas a ninguna parte hasta que me aclares lo que soy para ti.

- ¿Quieres que te lo diga? Un imbécil esquizofrénico. Buenas noches.

Kevin entonces, presa de la rabia, empezó a dar puñetazos contra la pared a escasos centímetros de su cara. Enzo le miró aterrado con sus grandes ojos castaños muy abiertos. Kevin estaba como poseído.

- ¿Qué haces? Vas a despertar a Duncan.

Kevin rugió como una auténtica bestia salvaje volviendo a arremeter contra la pared.

- Es todo cuanto te interesa ¿verdad? Le amas.

- Claro que le amo, pedazo de imbécil. Amo a mucha gente, acomplejado de mierda.

Kevin le agarró del cuello fuertemente mientras Enzo se revolvía. A pesar de su cuerpo tan delgado y grácil, Enzo poseía la fuerza y rapidez de un púgil. Para defenderse de su intento de estrangulamiento le arañó la cara desde la frente hasta el cuello dejándole dos marcas bien definidas de las que empezó a manar sangre. Surtió efecto y le soltó al instante pero antes como un perro rabioso agarró su mano izquierda y le mordió con todas sus fuerzas. Enzo esta vez pegó un alarido de dolor. Entonces ya Duncan salió de la habitación a la carrera, tal y como estaba en calzoncillos y con su melena lanar revuelta sobre la cara.

- Enzo ¿qué pasa aquí? Dios, tienes la mano llena de sangre. Kevin...

- Idos a la mierda los dos. Yo me largo.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora