SPREAD YOUR WINGS

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Chris no podía decirle que si. No le conocía. Se encogió de hombros mirándole interrogativo. Enzo cogió una mano entre las suyas y entrelazó los dedos. A Chris ya le costaba respirar. Recordó su declaración de amor y empezó a temblar.

- Desnudémonos –le propuso con sencillez tras expulsar de golpe el aire por la boca, en un gran suspiro. Su voz carecía de insinuación alguna, sin embargo.

- Enzo –dijo Chris apenas con un hilo de voz.

- ¿Qué?

- No hay cámaras, ni equipo técnico, ni iluminadores, ni...

- Ni nadie. Solo los que importamos. Dos personas que se tienen que desnudar frente a las cámaras, frente a un montón de extraños, frente a todos los que vayan a ver la película que creo que se estiman en varios millones ya.

- ¿Qué propones?

- Que nos desnudemos y nos miremos uno al otro desnudos.

- ¿Es una nueva técnica que alguien te ha aconsejado?

- Puede que mañana nadie se tenga que desnudar si todo empieza como es debido. ¿Pero sino? Debemos estar preparados.

- Sin nadie más que tu delante, pierde todo el contexto.

- Ya, soy consciente. Confía en mi, yo me desnudaré primero. ¿Te parece bien?

Chris asintió pero tenía muchas dudas. Enzo se puse de pie y se quitó las deportivas. Luego los calcetines. Chris observó sus grandes y huesudos pies. Luego se quitó la camiseta de un rápido movimiento. Chris miró extasiado su bonito pecho cubierto de vello. Sus brazos delgaditos pero fuertes y sus manos espectaculares. Grandísimas, de dedos largos como espárragos.

- Estás en forma –no pudo evitar decir.

- Niall lo está –dijo resignado.

Chris se incorporó ahora frente a él. También se descalzó y se quito los calcetines.

- Quítate la camiseta, vamos –ordenó Enzo, pero su mirada era limpia así que obedeció. La arrojó a la silla.

Enzo le contempló unos instantes. Tenía la piel muy blanca. El tórax perfecto, sin un solo vello. Enzo volvió a la carga. Se bajó los amplios pantalones de chándal. Quedó ante él en calzoncillos. Le miró con dulzura mientras Chris dirigía su mirada a su cintura. Tan estrecha. Era tan precioso que costaba mantener la cabeza fría. Sin más se bajó los calzoncillos. Ahora estaba totalmente desnudo ante el. Enzo no se avergonzaba, más bien parecía orgulloso de su cuerpo, se enorgullecía de mostrárselo sin reservas. Esa idea deprimía a Chris. Sentía mucha vergüenza. Tenía la cara encendida.

- Lo siento, yo... -titubeó.

- Sigue desnudándote. Vamos.

- No, es que... Por Dios, no me siento cómodo.

- Yo tampoco.

- A ti te da igual.

- No es verdad. ¿Cómo puedes pensar eso?

- Tienes un cuerpo espectacular. Así es fácil exhibirse.

- No se trata de exhibirse. Vamos a trabajar mucho tiempo desnudos. ¿No crees que hay que erradicar de raíz nuestras reservas desde ya?

- Si, lo creo.

- Entonces confía en mi. Quítate los pantalones.

Chris apretó los labios ligeramente. Su respiración era irregular pero intentó calmarse. Desató el botón de su cintura y bajó la cremallera. Quiso hacerlo rápido pero no encontró el tino. Al fin se los quitó. Enzo miró sus piernas. Eran largas y blanquísimas. Su piel era tan inmaculada que sintió ganas de tocársela. El pensamiento inoportuno que tuvo no le avergonzó.

MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora