OGRE BATTLE

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- Estoy embarazada –le soltó Pauline de camino a la nueva casa que le había encontrado.

Estaban recostados en la parte de atrás de su coche. Carl, su entrañable chófer, la sonrió mirándola desde el espejo retrovisor y la felicitó. Enzo, aún tuvo que asimilarlo. ¿Pauline embarazada? ¿De quien? Todos los novios que había tenido la duraban muy poco.

- ¿Te puedo preguntar de quien es? –la dijo perplejo.

- Gracias por tu felicitación.

- Lo siento, mi amor.

- ¿No te alegras por mí?

- Por supuesto que si, tonta –la abrazó con cariño-. Me alegro mucho pero es que... no tienes novio ¿no?

- Oh, ¿sabes que para lo moderno que eres a veces te pasas de tradicional?

- ¿De cuanto estas?

- 6 semanas –anunció con la emoción en sus azules ojos de niña.

- Cariño, vamos, dime quien es el padre.

- Es un donante anónimo. Me he fecundado in vitro. No sé quien es el padre. Se que es persa y muy bueno en matemáticas.

Enzo la miraba con los ojos como platos, más grandes de lo habitual. Pauline le observaba encantada de sorprenderle aún.

- ¿Por qué persa? –preguntó muerto de risa.

- Bueno, es lo más cerca que voy a estar de tener un hijo tuyo. ¿Recuerdas cuando te decía que tuviéramos un hijo y decías que preferías otro gato?

- Nunca pensé que tuvieras ese deseo tan fuerte de ser madre. Es curioso, nunca lo hablamos. ¿Por qué no has esperado a encontrar pareja estable? Es una decisión muy radical.

- ¿Y si nunca encuentro pareja estable? El tiempo pasa y quiero ser madre joven. Ya tengo 28 años, cuantos más años cumples hay más riesgos. No necesito un hombre.

- Bueno cariño, el hombre ese persa ha puesto su granito de arena ¿no crees?

Pauline se echo a reír sacando su abanico para darse aire. Enzo enseguida la pregunto:

- ¿Te encuentras bien?

- Solo es un poco de calor. Tengo muchas nauseas pero me han dicho que remitirán.

- ¿Quieres que paremos para tomar un poco de aire?

- No, gracias. Estoy bien.

- Espera, acuesta la cabeza. Yo te doy aire.

Pauline recostó la cabeza sobre las piernas de Enzo mientras este la abanicaba suavemente recorriéndola con la mirada con sus preciosos ojos color chocolate.

Pauline recostó la cabeza sobre las piernas de Enzo mientras este la abanicaba suavemente recorriéndola con la mirada con sus preciosos ojos color chocolate

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MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora