COOL CAT

34 1 0
                                    

Cuando Enzo acabó con sus compromisos laborales que le retenían en Los Angeles regresó a Munich pero antes hizo escala en Londres para pasar el fin de semana. Ir a achuchar a sus gatos y comprobar las obras de su mansión.

Londres era muy grande pero a veces podía ser caprichosamente pequeña. Enzo salió a cenar con un grupo de amigos a uno de sus restaurantes favoritos. De lo que no se percató es de que a tan solo dos mesas de distancia estaba aquel chico de rasgos exóticos al que había invitado a una copa sin éxito, meses atrás. El chico estaba acompañado de su novio y este si se percató de la presencia de Enzo.

- ¿Te has fijado? Ahí está otra vez tu ligue.

- ¿Quién?

- Disimula un poco y no te des la vuelta. Efseryan. ¿No le ves? Dios, qué polvazo tiene.

 ¿No le ves? Dios, qué polvazo tiene

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¡Steve!

- ¿Qué? Es la verdad. No tiene el pelo tan corto pero sigue con ese bigote tan sexy. Mírale, no hace más que parlotear. Menos comer hace de todo.

- Deja ya de cotillear.

- Oye, ¿no te estará persiguiendo?

- En todo caso le perseguiríamos nosotros a él, ya estaba cuando llegamos.

- No sé. ¿No estaréis predestinados vosotros dos? Londres es muy grande y en cuestión de meses dos veces.

- Habíamos venido a una cena romántica para celebrar nuestros dos años ¿no? ¿Era eso?

- Si, mi amor. Perdona. Brindemos. Por ti.

- Por ti.

Esa noche lo que no sabía es que Enzo a media cena sí se percató de su presencia. Pero decidió ignorar la coincidencia. Vio a una pareja enamorada cenando y taladrándose a miraditas, él estaba en otra onda. Pero empezó una campaña extraña de espionaje hacia él. Cada fin de semana que recalaba en Londres e iba de clubes daba instrucciones a Carl, su chofer, para que pasara por un local en concreto. Acto seguido mandaba a Taron que entrara y viera si efectivamente se encontraba allí.

- ¿Estaba? –le preguntó ansioso cuando Taron regresó al coche.

- Si, jefe.

- ¿Solo?

- Si.

- Interesante –reflexionó.

- Es una criatura de costumbres, lo tienes fácil. ¿Por qué no le invitas a una copa?

- No, dejémosle tranquilo. Ahora quiero bailar.

 Ahora quiero bailar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MR BAD GUYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora