MR BAD GUY

A KIND OF MAGIC

Cuando ordenó todo eso en su mente y llegó a la conclusión de que la autorrealización de Enzo era la suya propia, pudo volver a hablar con calma del asunto. Tenían que llegar a un acuerdo.

El piso que compartían ya no era propiedad de Pauline sino de Enzo. Así que ella entendía que le tocaba hacer las maletas. El, tercamente, se negaba a ello. Quería que siguiera viviendo con él y Pauline no entendía nada pero su decisión era firme. Qué insoportable se ponía a veces cuando tenía una idea en la cabeza. El caso es que Pauline no tenía nada de malo, solo que era mujer. Pero era SU mujer y eso confiaba en que no cambiaría nunca.

Chris llevaba muchas pruebas hechas con diferentes candidatos para el papel de su pareja. El ya tenía asegurado el suyo. Enamoró a la directora; Kate, desde el minuto cero aunque el peso inmenso de sus progenitores también actores le perseguirá haga lo que haga. El sabía que este papel estaba hecho a su medida. Estaba ideado para que acabara de despegar en este competitivo mundo del cine. Las sesiones eran agotadoras. Se había confrontado con 19 Niall Mullen. La directora seguía dando vueltas a su cabeza. No lo tenía claro. Por esa sala había pasado cierta cantidad de talento, no excesiva. Cuerpos diez y sonrisas resplandecientes. Efebos con voces roncas y bien moduladas. Sin duda muchos podrían interpretar a Niall. Hoy iba a tener la prueba número 20. Por alguna razón ese número a Chris le gustaba.

- Adelante. Bienvenido, Enzo.

El corazón de Chris empezó a desbocarse. De repente la sala se convirtió en un campo de minas donde no acertaba a mover ni un pie. Estaba paralizado. Se había quedado sin aliento y no sabía por qué.

Enzo, tras estrechar la mano a Kate se adelantó para estrechársela a él. La fuerza y belleza de sus manos le cautivaron. Pero la corriente alterna se trasmitió a través de ellas. Era innegable. Tras unas torpes palabras introductorias se miraron uno al otro sin duda analizándose. Tenían que gustarse pero eso no debería ser algo gravoso para ellos. Enzo no era solo hermoso como Niall, era intimidante como él también. La extraña cualidad de hacerle sentir inquieto en esta situación con un plus extra de artificio para cualquier actor. 

Por su parte, Enzo se volvió a estrellar de lleno en esa mirada bondadosa y dulce color miel y el rostro de rasgos regulares. El duelo de miradas era importante para dos actores destinados a compartir mucho tiempo juntos en la pantalla. De momento no había habido ni un segundo de interpretación entre ellos y ya la directora estaba emocionada. Ella misma cogió su cámara de fotos y les hizo varias instantáneas. Aunque eso lo hubiera hecho con los 19 restantes.

Quería que empezaran con sus frases enseguida. Cuando estuvieran listos. Chris se pasó la lengua por el labio superior en un gesto mecánico repetido muchas veces. Enzo carraspeó. La escena escogida para esta audición era una discusión. Tres minutos de escena y todo el personal concentrado en lo que iba a pasar como si fuera la primera vez que lo contemplaban. Kate les invitó a empezar cuando quisieran. Al minuto y medio consideró que no necesitaba ver más. Pero el mismo ritmo despiadado que consiguieron imprimir a toda la escena hizo que decidiera escucharlos y verlos hasta el final. Y no se arrepintió. Ahora lo sabía bien. Había sido arduo pero había encontrado a Niall Mullen y se acabaron las audiciones. No solo era perfecto para el papel sino que era perfecto para Chris. Eran una pareja creada en el cielo. Como Taylor y Cliff, como Tracy y Hepburn, Shariff y Christie. Eran dos piezas de un puzzle y todos fueron testigos de cómo se unían para formar una imagen.

Por supuesto no pudo pronunciarse aún pero esa misma noche llamó a ambos para comunicárselo. Chris suspiró de felicidad, por fin se acabaron las agotadoras sesiones de audición. Enzo se abrazó a Pauline y recorrieron el salón bailando entre risas. Ninguno de los dos, ni Chris ni Enzo sabían lo que habían creado en esos tres minutos de escena. Su implicación les había apartado de la toma general, esa con la cual se quedan directores, productores. Hasta la escritora en cuyo libro se basaba la película. Todo cobró un ritmo propio desde el inicio. Se convirtieron de forma tan perfecta en Patrick y Niall que los elementos uno a uno fueron encajando como una compleja operación aritmética. Dejaron atrás su desconocimiento mutuo y se transformaron en dos figuras incandescentes, dos amantes desbocados, dos almas en fricción, dos bocas vociferantes, y dos lenguas entrelazadas. Y todo funcionó sin ninguna dificultad. Su tono de voz el adecuado. Su lenguaje corporal el ajustado, sus miradas unidas en un maravilloso destello y su beso final aunque menos apasionado de lo requerido, el colofón perfecto para hacerse una idea general de todo lo acontecido.

La directora estaba entusiasmada y confiaba en que todo su personal opinara lo mismo. Tenían una reunión en una semana para comenzar aquella aventura. No quería que tardaran mucho en volverse a ver. Estaba segura de que su elección había sido la correcta, pero temía también haberse precipitado con su entusiasmo. Los quería juntos cuanto antes. Debían crear esa química, necesitaban trascender aquella leve afinidad percibida. Era complejo el proceso pero todavía más complejo si tardaban en volverse a ver. Todo podría diluirse.