THE MILLIONAIRE WALTZ

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Después de aquel accidentado rodaje, merced en gran medida a la tempestuosa relación de Enzo con Kevin, tocaba como siempre la promoción de la película. El estreno, al que acudió como siempre de la mano de su adorada Pauline, nuevamente embarazada, fue todo un acontecimiento en varias ciudades del mundo. Hubo estrenos en diferentes ciudades. Londres, Nueva York, Sydney, Tokio. Tanto la película como la banda sonora fueron éxitos absolutos y el caché de Enzo una vez más se vió impulsado. Su carrera cada vez era más meteórica.

Pauline le acumulaba ingentes cantidades de proyectos que previamente ella siempre leía. Enzo no aceptaba ningún papel sin que ella opinara sobre ello antes.

Pero antes de embarcarse en la labor ardua de leer guiones, Enzo se tomó unas merecidas vacaciones. Primero en los Balcanes, uno de sus sitios preferidos que sus amigos le habían hecho disfrutar mucho. Acudió al bautizo en calidad de padrino con mucho orgullo. Se le iban a acumular las ofertas porque el hijo de Pauline tambien sería su ahijado si todo salía bien.

Después de una semana en la costa dálmata se fue al Caribe colombiano a terminar sus vacaciones. Allí se desató su furia sexual. Cada noche, Duncan estaba encargado de reclutarle una serie de prostitutos para amenizarle el rato. Conocía muy bien los gustos de su jefe y siempre acertaba. A veces aparecían tres, otras dos, otras uno. Cada noche se desataba la locura en su suite. Acabando ya su estancia en Colombia, entró en su habitación solo uno. Uno muy guapo.

- Qué rápido has venido –comentó encantado estirando teatralmente su mano con el cigarro casi eterno entre los dedos.

Le observó de arriba abajo acomodado en su sofá. Alto, esbelto como él, las sienes afeitadas, pelo muy negro, tez morena y una boca enorme que le complació sobremanera.

- Con esa boca podrías tragarte el Volga ¿no? –comentó riendo.

Se levantó del sofá y le hizo un peritaje de los suyos, primero visual girando varias veces alrededor de él. Luego comenzó la parte de tocar. Le tocó la hendidura de la nuca, palpó los brazos, manoseó su trasero.

- Me encanta lo que llevas puesto –dictaminó asintiendo aprobatoriamente.

- Gracias. Es un regalo de uno de mis clientes fijos.

Se llamaba Dimas y tenía 23 esplendorosos años. Se trataba de un chapero de lujo aunque eso a Enzo le traía al pairo. Los desharrapados tambien le podían valer.

- Bueno, ¿cómo tienes de grande la polla? –le preguntó al oído después de haberle comido con los ojos desde todos los ángulos.

- Desnúdame y lo comprobarás.

Tenía una voz muy grave y sexy y su inglés era correcto pero con el peculiar acento colombiano.

- ¿Tan pronto? ¿No quieres que tomemos una copa antes?

- Claro.

- ¿Vodka con tónica te va bien?

- Me va perfecto.

Enzo le quitó la preciosa cazadora de cuero con solapas de tachuelas. Debajo llevaba una sencilla camisa negra trasparente que dejaba adivinar un tórax lampiño muy bonito. Probablemente depilado, dictaminó Enzo. Tan moreno y sin un solo pelo, no era posible.

- Siéntate, por favor. Vamos a charlar.

Dimas dio un trago a su vodka con tónica y miró su reloj inconscientemente.

- ¿Tienes prisa? –preguntó Enzo alzando una ceja.

- No, es la costumbre.

- Pues acuéstate en el sofá. A mi las prisas no me gustan nada.

MR BAD GUYWhere stories live. Discover now