—Difícil pero no imposible, esta vez no tienes que arriesgarte tanto; con él solo bastará hablar para convencerlo, hablar con una persona llena de ego no es fácil, además que Marid no cumple ningún deseo... y aun que nos hallas reunido a nosotros tres, si él decide que no... es no y todo lo que hemos hecho se cancela. —Comentó Djinn poniéndose serio al fin. —Así que piensa bien lo que le dirás para que él acepte.
—Te concedí el deseo de ver a tu pareja Rosael, más él debe saber que no puede interferir en nada de tu misión. —Catriel tomó la mano de Rose y frunció el ceño para ver como Efreet se dirigía a él. —Debes entender que ella fue la elegida para esta misión, y si llegaremos al hechicero Liche será por ella, ha pasado por todas las misiones y ha demostrado ser completamente capaz, ¿estás de acuerdo con que no podrás ayudarla ni con Marid ni con el Liche? —Catriel suspiró y miró a Rosael quien le sonreía un poco tímida esperando a que comprendiera.
—Lo estoy, les agradezco el que me dejaran venir a acompañarla, confió plenamente en ella... ¿lo sabes verdad Rose?
—Lo sé, todo esto valdrá la pena para ayudar a todos los seres sobrenaturales, por nuestra familia; por nosotros... todo saldrá bien, ahora tenemos que darnos prisa... ¿Dónde encontramos a Marid?—le preguntó decidida a Dao quien suspiró pesadamente, él quien pensaba que pasaría su día cocinando ahora tenía que ir y buscarlo.
—La botella donde habita está en algún lugar del mar, necesitarás este conjuro para llamarlo— confesó finalmente apareciendo entre sus manos una pequeña hoja de papel y Rosael la tomó de inmediato. —Lo único que tienes que hacer es encontrar un rincón de mar y hacer ahí el conjuro.
Todos descansaron un rato más por aquella mañana y comieron juntos, Djinn seguía discutiendo por cualquier cosa con Dao y Efreet, pero ambos parecían aceptarse un poco mejor ya que en tiempos anteriores habían hecho tratados juntos y no tenían un enorme odio mutuo, solo había respeto,
— ¿Y qué tal el conjuro de tu padre? ¿Funcionó? —preguntó Rosa a Catriel arrojándole Virutas a Sebastian quien comía feliz.
—Sí, fue alucinante; tenía miedo de que se arrepintiera en el último minuto, pero no... justo se puso el collar y una luz llenó a todos los habitantes de la manada, todos nos desmayamos y despertamos al día siguiente, ahora podemos transformarnos cuando queramos a voluntad, Inés es una genio.
— ¿Entonces ya voy a poder verte en tu versión lobo? ¡Di que sí! —le rogó acomodándose en su hombro.
—Quiero que me conozcas como soy realmente, pero ahora debes estar más concentrada para encontrar al último genio, —Le dijo tomando su barbilla y la besó haciéndola callar, la presencia de Catriel la motivaba a seguir adelante, lo abrazó y respiró su perfume, lo había extrañado tanto que le parece irreal tenerlo entre sus brazos. — ¿No te da asco abrazar a un anciano de setecientos años mi amor?
—No pareces de setecientos años, eso es lo mejor... además; siempre me gustaron mayores. —Catriel río tras oír su ocurrencia y se pararon para continuar el camino.
Mientras que Efreet jalaba la jaula de Dao con magia, Djinn y Catriel platicaban sobre los mitos de los hombres lobo, Rosael montando a Sebastian solo escuchaba al amor de su vida hablar orgullosamente de su raza, de repente notó que era como si no fueran a ningún lado; aunque fuera mala creando portales tenía que intentar hacer uno e ir al mar, bajó se Sebastian y se plantó segura frente a los dos genios creando energía para el portal.
Intentó decir con voz segura y el portal se abrió con un poco de dificultad, se estaba esforzando demasiado, cerró sus ojos para dejar de ver todo a su alrededor y concentrarse más en el portal que en las voces de los genios y Catriel, entonces el portal se abrió por completo al igual que sus ojos y sonrió orgullosa, miró a todos los que la miraban y bajó los hombros presionándolos.
— ¿qué esperan? ¡Entren que no durará toda la vida!—les gritó mientras el aroma y la brisa del mar despeinaban sus cabellos, el aire salado y el sonido de las olas llamó su atención y pasaron curiosos.
Ahora el calor gobernaba a toda esencia su aventura, Rosael respiró hondo disfrutando la brisa y revisó la hoja con el conjuro para llamar a Marid.
—Porque eres el genio elemental de la vida y la vida es agua, te invoco con el permiso de Djinn, Efreet y Dao.
De los tres genios salió una luz Azul, una café y una roja las tres se dirigían hasta el mar, y de las manos de Rosael el pequeño papel se consumió en fuego, algo se aproximaba entre las olas, algo pequeño pero sin duda muy poderoso, era una simple botella de cristal con agua dentro, Rosael miró a los genios y Djinn asintió para que ella lo abriera.
—Bien... aquí voy...—tomó la botella y quitó el corcho, la botella comenzó a temblar y la tiró instintivamente, pero de la botella comenzó a salir un chorro de agua en forma de tornado mojando a todos los presentes.
Por encima de sus cabezas podían ver al enorme genio de piel azul que los miraba con gesto interrogativo con los brazos cruzados, Rosael con el cabello completamente mojado avanzó hacía él y sacudiéndose un poco recuperó su seguridad.
—Mi nombre es...
—Tu nombre es Rosael Krentz y vienes a pedir que te lleve hasta el hechicero Liche. —Marid le quitó las palabras de la boca y sonrió. —Aquí la pregunta es... ¿para qué quieres que te lleve al hechicero Liche? Yo ya sé la respuesta, pero quiero que tú me la digas consiente de que estas segura de tener la razón. —Su voz retumbaba con eco y se acercó a Rosael. —Tu y yo caminaremos por la playa mientras tus... amiguitos nos esperan aquí. —Ordenó autoritario y poniendo sus manos por dé tras de la espalda comenzó a flotar a un lado de Rosael quien miraba a los demás con gesto de paciencia.
Los dos caminaban en silencio, Marid esperaba a que Rosael hablara y ella buscaba las palabras para convencerlo, Rose lo miraba de reojo y él solo observaba hacía en frente.
—Hay un grupo de personas que amenazan nuestra paz... y cuando digo nuestra es porque su propósito es eliminar a todos los seres sobrenaturales, estamos desesperados puesto que han comenzado a atacar a manadas de Lycans, a niños pequeños que querían defender a su familia... también han atacado a varios estudiantes de hechicería, según ellos solo quieren cuidar la realidad.
—Esa es una explicación muy absurda.
— ¿Perdón?—preguntó sin entender su forma de referirse a los problemas que pasaban.
—Dije que esa es una explicación muy absurda... ahora te explicaré porque mujer. —Marid se detuvo y miró el mar. — ¿Alguna vez te has puesto en los zapatos de los protectores de la realidad? No lo creo, la mujer que fue asesinada hace unas horas por ustedes... tenía tres hijos, dos de ellos asesinados por un licántropo, y el otro se convirtió en uno, ¿cómo crees que se sentía esa mujer cuando perdió todo y llega alguien ofreciéndole deshacerse de seres como el que asesinó a sus hijos? ¿Si mataran a uno de tus hermanos te quedarías con los brazos cruzados? ¿o irías por venganza?