FREYA GRINDELWALD
Camino por los pasillos de Hogwarts tranquilamente tarareando una melodía que no se realmente de donde proviene.
Llegue hace unos días de mi "luna de miel"
Fue todo menos eso, me la pase durmiendo todo el día en la cama de un hotel que costaba 12 mil dólares la noche.
Y Chesnott... Chesnott estaba siendo Chesnott, coqueteaba con todo lo que se movía.
Me pongo tensa cuando escucho los pasos seguros tras mío.
— Necesitamos hablar. — Draco trata de igualar mi camino, pero yo complico su tarea aumentando la velocidad.
— No tenemos nada de qué hablar—.
Respondo cortante, y lo único que quiero es desaparecer.
Porque mierda a mí me tiene que fallar el maldito Obliviate, es decir, se hacer hechizos el triple de complicados, pero no, tenía que desarrollar una obsesión por mantener a un rubio imbécil fuera de todo riesgo y peligro.
— Tenemos mucho de qué hablar. — Camino, más y más rápido casi al punto de correr.
Y él no se esfuerza ni lo más mínimo porque sus piernas son tan largas que con solo dar pasos más grandes ya está a mi nivel.
— No, solo me disculpe y eso es todo, olvida lo demás y ya. — Respondo firme y seria cambiando de camino.
Siento que por fin me ha dejado en paz y....
— ¡Auch, joder!... — Sus quejidos me sobresaltan haciendo que voltee automáticamente y es que yo no decido cómo reaccionar cuando se trata de él.
Esta en una esquina apoyado sobre un muro mirándome con una sonrisa burlona, y el colmo es que está completamente bien.
Me dirijo furiosa hacia él.
— Escúchame bien, no puedes jugar con esa mierda. — Reclamo mirando a todos lados fijándome de que nadie importante nos vea.
— Solo quiero hablar. — Responde calmado.
— Ese es el problema, nosotros ya no podemos hablar. — Lo suelto frustrada. — Lo de esa noche, fue una despedida por si no lo entendiste te lo recalco.
Frunce las cejas confundido.
— Mucha gente, cree que tú y yo ya cortamos lazos, es mejor dejarlo así. — Me doy media vuelta tratando de dirigirme a mi destino cuando toma mi muñeca.
— ¿A qué te refieres? —.
— Escucha Draco, esto ya dejó de ser un compromiso estúpido, estoy casada ahora y no quiero problemas para tu familia. Sabes perfectamente lo que es romper las reglas en la Élite.
— ¿Te prohibieron el contacto?
— Solo estoy tratando de mantener tu estatus social y todo lo que conlleva eso.
***
Es complicado, es mucho más que complicado.
Los sagrados veintiocho son una cosa, y la Élite mágica otra.
En la Élite hay muchas más reglas y acciones que respetar y acatar.
Y después de la boda, hubo una reunión para reafirmar muchos de esos códigos y plantear aquellos otros.
Mis padres asistieron a la reunión, y por parte de Chesnott los suyos.
Cuando un par de herederos se unen en casamiento, no es un acto tan fácil de explicar cómo simplemente unir familias, y esparcir lazos, hay más detrás de ello, como; compartir bienes, intercambiar empresas, y miles de cosas más.
Todo eso, es en el ámbito económico, y después se encuentra el ámbito social o familiar.
Y hay cosas que dejar en claro, como por ejemplo que yo no perdería mi apellido paterno lo cual se plantó desde el principio, y fue aceptado, o cual será el número mayor de hijos que la pareja podrá tener, ya que si el número es superado, desestabilizaría la próxima generación causando pérdidas en distintos rubros, o desalineación de otras familias.
Además de acordar otras cosas, se restringen familias.
Familias con las cuales la tuya, ya no se podrá relacionar.
Cada parte puede brindar tres siendo el número máximo, y todas ellas tienen que ser pertenecientes a la Élite.
Para mí, fue fácil escoger, y no llegué al número máximo, con dos se me hacían suficiente.
Los Greengrass, y Los Durant.
Sabia cuál iba a ser el primer apellido de Chesnott en su lista, así que me prepare para el golpe.
Los Malfoy, Los Pucey's, y los Müller.
De haber podido hacer más, él lo hacía y con mucho gusto.
Y que conlleva restringir; tenían un significado mucho más profundo, pero resumiéndolo, el apellido elegido iba a ser tachado para ti. Si tenías una reunión no los invitabas, si tenían un conflicto, no los ayudabas. No tenías permitido tener una relación de ningún tipo, ni tú, ni ninguno de tus futuros herederos.
Era pura mierda ilógica.
Pero así ha sido por siglos, y continuará de esa forma por más que quiera cambiarla.
Solo se escusan en la estúpida regla de, evitar conflictos futuros. De igual manera opino que me beneficiará, me ayudará a cortar los lazos restantes con Draco, y es que en algún momento tenía que hacerlo.
***
Siento que mi vida está teniendo salto temporal, tras salto temporal.
Los días pasan tan malditamente rápidos que estoy a nada de un colapso mental.
Tengo que hacer tantas cosas que a veces pienso en rendirme y continuar con vida adolescente sería mucho más fácil.
Todas las noches es reunión, tras reunión con los Mortífagos, nada pueden aprobarlo por ellos solos, y es genial ser la líder que siguen, pero se comienza a tornar pesado
El tiempo corre y corre, y estamos más cerca de la emboscada para eliminar a Dumbledore que nunca, me siento nerviosa por la respuesta que voy a dar. Si sale bien, será grandioso para mí y mis planes futuros, pero si se va todo a la mierda yo quedare como la principal culpable...
Me la paso toda la madrugada sobrepasando las cosas y culpando mis decisiones, todo se me vienen encima cuestionando mi moral, voy a matar a mi padrino.
No con mis propias manos, pero voy a mandar y dirigir a todo un grupo a que lo haga.
Aun así, he aprendido a ponerme delante de todo, y si es necesario lo haré.
Repaso el plan, una y otra y otra vez sin cansarme tratando de encontrarle una falla, y cada vez se me hace más difícil hacerlo, hecho que me engrandece porque me hace entender que para esto sirvo.
***
— Son muchas más cosas con las que tengo que cargar. — Le explico a Pansy.
— Es idiota que haya restringido a Adrián. — Mira con mala cara de lejos a Chesnott y la comprendo, me jode tanto como a ella no poder hablar con él, pero son reglas que tengo que acatar porque o si no, ambas familias quedan como payasas dando a entender que su palabra no tiene peso.
Salimos del comedor después de cenar, me despido de Pansy y me dirijo a la torre de Ravenclaw con la idea de lo que quiero conseguir bien centrada en la cabeza.
Toco la puerta un par de veces y Chesnott abre esta con unos shorts sueltos de no sé qué material, y sin alguna camiseta puesta.
Nunca lo he negado, y es que tiene su encanto, el si hace ejercicio y tiene los músculos bien marcados, aunque la actitud y opiniones de mierda que tiene, le restan tantos puntos.
— Eya..— Se rasca los ojos dejándome entrar.
— Necesitamos hablar. — Asiente un poco confundido.
— ¿Qué es lo que pasa? — Tiene el acento de su idioma natal marcado.
— Necesito que saques a los Pucey's de la lista. — Niega suavemente acostándose en su cama.
— Esas son las reglas, tu pusiste las tuyas, yo puse las mías.
— Chesnott, es mi amigo, ¿en qué es lo que te afecta que lleve una conversación con el? — Me paro firme cruzando los brazos, saber intimidar ayuda en muchas formas, y con los años vas a agarrándole práctica.
— Yo no sé si aún no te has dado cuenta, pero él te la quiere meter. Es un puto desesperado más, y no me hagas seguir hablando porque vamos a terminar aún más mal de lo que ya estamos—.
Voy a matarlo.
— Ten mucho cuidado en que es lo que dices sobre, Adrián. — Le apunto con el dedo índice en el rostro.
— Y tu quítame el jodido dedo del rostro. — Se reincorpora levantándose de la cama para confrontarme.
— Esta bien, prohíbeme hablar con mis amigos, no tengo ningún conflicto con ello, pero a la primera que te vea cerca de Astoria, prometo que te jodere tanto, que vas a terminar fuera de la Élite. — Salgo de la habitación aventando la puerta queriendo más que nunca que la maldita guerra llegue ya.