DRACO MALFOY
— Sigo insistiendo, no debería estar aquí tío Albus...— El anciano con barba larga y blanca desenvolvió un dulce de limón metiéndoselo a la boca.
— Eso no es lo que dice la profesora Sprout, Freya. — Le respondió dejando un caramelo en la mano de su ahijada.
Freya bufo desenvolviendo el caramelo e imitando la acción de su tío. Estaba haciendo un típico berrinche infantil.
— Pues entonces esta confundida, ellos estaban discutiendo, yo no. Yo estaba completamente calmada siguiendo mi lectura cuando el par de trogloditas se comenzaron a empujar.
Chesnott la miro con enojo no pudiendo creer que se quitara la culpa embarrándosela a él. Yo por mi lado trataba de no reír por lo aniñada que se comportaba Freya frente al director de Hogwarts.
— Mmhm...Entiendo, pero últimamente usted tres siempre están metidos en líos y complicaciones, considerando que para dos de ustedes es su último año, —Señalo a Gravy y a mí. — Pienso que deberían de disfrutarlo de una mejor forma. Por lo cual, mi decisión es la siguiente. Realizaran la limpieza del comedor por una semana sin magia, ni poderes. — Los tres bufamos a la misma vez.
— ¡Es injusto! — Freya era la única que se atrevía a contradecir a Albus Dumbledore.
— No pregunte si lo era o no, Eva. Ahora salgan de aquí, hoy comienzan con sus actividades, me encargaré de que el señor Filch los guíe en estas.
***
— Debiste golpearlo más rápido, estoy seguro de que la misma forma te hubieran castigado. — Erlik sugiero antes de salir por la gran puerta del comedor, él era el último que quedaba.
Freya entraba al comedor con Gravy tras ella pidiéndole disculpas, él estaba completamente seria y más ignorado el no podía estar.
— Lo lamento, mierda sé que exagere, pero has el intento de entenderme. — La chica no respondió y camino más rápido hacia mí.
— ¿Ya sabes que es lo que tenemos que hacer? — Negue suavemente apoyándome en la mesa. — No tengo toda la maldita noche así que si me permiten. — Dio media vuelta tratando de irse cuando el conserje entró a paso acelerado y ridículo con su gata al lado, traía un par de cajas en una mano y productos raros en la otra.
Tiro los objetos al suelo. — Ponen los platos y vasos aquí, limpian el piso y las mesas con esto. Tienen dos horas, ni un minuto más, ni un minuto menos. Si no estaré muy feliz de rememorar los castigos antiguos con ustedes. — Dio media vuelta saliendo de la sala con un fuerte estruendo en la puerta de madera.
Freya pateó las cajas llevándose una hacia un lado y comenzando a juntar los platos con las manos de mal humor.
Gravy fue tras de ella a rogarle perdón, él era el verdadero perrito faldero, no yo.
— Chesnott puedes irte muy a la mierda. — Grito enojada tirando los platos sobre la mesa.
— ¡Estoy tratando de arreglarlo!
— ¡Pues ya estoy harta de que trates de arreglarlo, así como también estoy harta de tus demostraciones de amor empalagosas y tus romanticismos absurdos, solo déjame por un maldito segundo en paz que ya se me está haciendo complicado lidiar contigo!
— Pues quédate con el entonces...— Me señalo de mal humor— ¡Espero que te haga muy feliz el imbécil inestable que te engaño! — No iba a responder no iba a perder mi tiempo en mierdas innecesarias. Asintió con disgusto y salió de la sala golpeando la puerta. Freya paso sus manos por su rostro con cansancio sentándose sobre una de las mesas.
— Yo no voy a limpiar su parte. — Advertí en voz baja, oculto la sombra de una sonrisa que se asomaba por su rostro
Levanto ambas manos a la misma vez, y como ya me había comenzado a acostumbrar a ver, las sombras ya conocidas emergieron de sus manos levantando todos los platos de una misma vez y acomodándolos de forma perfecta en las cajas.
—Y se supone que se van a casar. — Me burle por lo bajo limpiando una de las mesas con el líquido que salía de un atomizador esparciéndose por la superficie.
Ella ignoro mi comentario y siguió con su trabajo.
***
Los gritos retumbaban en las paredes mientras cruzaba la puerta de la sala de los menesteres.
La música Muggle inundaba mis oídos y la gente con piezas de diferentes colores para reconocer su casa estaba expandida y mezclada entre sí.
— Tiene pinta de ser una buena noche — Adrián comento antes de que una morena lo tomara del brazo llevándoselo a la pista de baile.
— Ni siquiera ha empezado la noche y ya tienes la mirada de todas sobre ti, a veces te envidio. — Pansy comento a mi lado ofreciéndome un vaso de whisky Muggle. — Es más ligero, pero a la vez fuerte. — Aviso, poco me importo cuando me empine el vaso en los labios tragando todo su contenido en una sola acción.
Y así pasé la mayoría de la noche, un vaso, tras otro, y otro, y otros quince más hasta que mi cuerpo cedió y ahora me encontraba sentado en una esquina con Parkinson y Zabini como niñeras.
— Trata de tomar un poco de agua antes de que colapses en el suelo. — Pansy empujo un vaso de agua contra mis labios.
— Mierda Draco no vuelvo a acompañarte a ninguna fiesta nunca ma-...— Volteo la mirada cuando los chicos que se encargaban de la entrada abrieron dejando que una chica con vestido corto y escotado en la espalda entrara, su cuerpo era un monumento, tenía cabello corto y mechones blan...
¿Qué carajos hacia con ese vestido?
Atrás de ella entró Gravy sujetando su mano mientras trataba de no perderse entre la multitud. Como quería que de pronto el imbécil cayera y todas las personas pisarán su cara hasta asfixiarlo. Pero absolutamente toda la atención se concentraba en Eya.
La gente se hizo un lado cuando la chica entró a la pista de baile. Busco a Gravy con la mirada, pero este ya se había desvanecido por algún lado, aún mejor para mí, no quería verlo cerca porque estando con unos tragos encima y sin ningún adulto consciente cerca era una bomba de tiempo y el par a mi lado lo sabía a la perfección.
Se incorporó a su grupo de amigas comenzando a bailar, le iba tan bien eso llamado ser el centro de atención.
Movía las caderas con suavidad siguiendo la música y sus manos acariciaban sus curvas mientras su cabello se desordenaba con perfección.
Reía y se veía angelical y perversa a la vez.
— ¿Si está ahí verdad? — Pregunte tomando el vaso de agua que me había estado ofreciendo Pansy hace unos minutos.
— Si, y más que nunca. — Blaise soltó tomando de su bebida y tratando de perder la vista en su vaso con incomodidad.
Para muchos era más que obvio que Freya se había vuelto inalcanzable cuando comenzó a salir conmigo.
De hecho, sabía que a la mayoría de mi grupo le parecía sumamente atractiva, pero desde que notaron como me ponía cuando estaba a su lado, dejaron de verla como una futura conquista y paso a ser una amiga más.
Evanora seguía bailando, y maldito sea el alcohol que me quito todo sentido real, porque justo como cuando la conocí, todo pareció tornarse en cámara lenta. Freya se movía junto a una rubia que desconocía con los cuerpos pegados y el cabello desordenado. Su mirada estaba centrada en alguna otra cosa, y mi autocontrol estaba a tope, pero aún así continuaba en mí. Mientras ella no volteara la mirada todo estaría bien.
Cerré los ojos con frustración.
Esta vez yo no la había jodido, simplemente Freya se me había vuelto de difícil alcance.
Pero son mierdas que ya no podía arreglar, y justo ahora chocaba con mi moral dándome cuenta de mi estupidez a grado monumental.
Abrí los ojos bajando mi mirada al vaso de agua que tenía en la mano y jugando con él para matar el tiempo. Pronto levanté la mirada y mierda...
Estaba viéndome directamente sin dejar la discreción de lado. Sus manos subieron hasta su cabello desordenándolo suavemente, mordió su labio con delicadeza, y repitió nuevamente la acción de acariciar sus curvas solo que ahora con un pequeño detalle. Una de sus manos se quedó en el dobladillo de su vestido jugando con él y subiéndolo levemente.
Y....Erección en 3, 2, 1.
Se volteo dándome la espalda y dejándome ver el escote de la espalda que solo cubría lo esencial, movió su cabello a un lado antes de voltear su mirada sobre su hombro.
— ¡Draco no! — Blaise y Pansy trataron de sujetarme, pero reaccionaron muy tarde, ya estaba camino hacia Freya empujando a la gente sin importancia.
— Fin del juego, Freya— Susurre en su oído con voz ronca cuando se distrajo.
***
FREYA GRINDELWAD
Tal vez logre alcoholizarme más rapido de lo comun y deje mis estribos perdidos por alguna parte.
Joder, es decir, soy una adolescente también, comprender no cuesta nada, tenía las hormonas más despiertas que nunca, y Malfoy se veía tan...Se veía tan él.
Le guiñe un ojo con discreción antes de voltearme y empinarme un vaso de licor en la garganta.
La mirada de la gente cambió por completo, de pronto comprendí. Sentí su personalidad oscura rodeándome y la piel se me erizo.
— Fin del juego Freya. — Susurro en mi oído antes de sujetarme de la cintura y en un parpadeo me había cargado y ahora estaba sobre su hombro mientras el buscaba la salida.
— ¡Draco bájame ya! — Grite mientras pataleaba tratando de que me dejara en el suelo, pero lo que conseguí a cambio me bajó los humos por completo.
Estampo una de sus palmas contra mi trasero consiguiendo una sonora nalgada...Una nalgada, enfrente de todos.
Rogaba por que Chestnott no estuviera cerca.
— Mantente callada, si es que no quieres otra. — Abrió la puerta saliendo de la sala de menesteres mientras yo trataba de procesar la información.
Su paso era acelerado y firme, sus pisadas retumbaban por donde sea que pasara.
Subió las escaleras de forma rápida entramos a un cuarto, cerró la puerta bulliciosamente poniendo el seguro por dentro, había pasado tanto tiempo desde que había estado allí.
El olor a manzana y el cítrico de su loción masculina inundaron mis fosas nasales confundiéndome. Era mucho que procesar y en muy poco tiempo, mis sentidos estaban tan nublados por todo que se me complicaba hasta el respirar.
— ¿Qué había dicho del vestido? — Pregunto con voz autoritaria antes de tirarme sobre el colchón de forma tosca. — ¿Qué había dicho sobre el vestido? — Volvió a preguntar de una forma más fuerte, sujeto mis piernas atrayéndome hacia el de un solo jalón. — ¿Qué había dicho sobre el maldito vestido, Freya? — Pregunto por última vez antes de sujetar mi rostro con una sola mano ahuecado mis mejillas. — Responde ahora o juro que te azotare y te aseguro que mi mano es mucho más pesada que un cinturón.
Tragué saliva y respondí lo que recordaba. — Que no lo usara si no estabas cerca mío.
Asintió con una sonrisa — Exacto, y todo lo que hiciste fue desobedecer mi orden, te lo pedí amablemente esa vez, hoy será diferente—.
Si amablemente le pareció cogerme contra la pared en la torre de astronomía, sí. Fue muy amable.
— Como no vuelvas a acatar una maldita orden que te dé estarás más jodida de lo que te imaginas, Freya. — Su mano se dirigió a mi pecho tomando uno de los tirantes y jalando hacia abajo desgarrando toda la seda.
Adiós vestido de casi dos mil galeones diseñado a mi medida y confeccionado a mano.
— ¡¿Que mierda te sucede?! — Grite tapándome los pechos ya que con esa clase de vestidos no era necesario un brasier, no llevaba uno puesto y al destrozar la pieza quede semi desnuda.
— ¡Tu, eso es lo que me sucede! — Sujeto mi rostro entre sus manos. — No aguanto un minuto más viéndote fingir que estás enamorada de alguien al que aborreces, no aguanto un maldito segundo más sin poder besarte las veces que yo quiera de la forma que yo quiera y frente yo quiera. No soporto como me ignoras y pasas sobre mi como si fuera uno más de la manada de desesperados que te sigue... No logro asimilar que estés dejando de ser mía, que alguien este intentando tomar mi lugar, y eso me está jodiendo como no tienes una idea.
Soltó un suspiro dejando que su aliento mentolado chocara con mi rostro.
— Vamos Freya, sabes que puedo ser mejor novio que el... — Susurro contra la piel de mi cuello desubicándome. — Sabes que puedo hacer todas las mierdas que el nunca hará.
Me miro con los ojos nublados e intensos.
— Y también sabes que no me cansare hasta arrancarte de sus brazos...— Nuestros alientos chocaban y se mezclaban. — Puedo ser todo un caballero...
Me abalance sobre el besándole como la adolescente hormonal que era. Profundizó el beso mordiendo mi labio de manera brusca.
El en este preciso instante era todo lo que estaba buscando. Hace semanas he estado en un colapso de besos empalagosos y dulces, de esos que se suponen te muestran el amor de verdad. Pero nada se comparaba a este; era uno que te carcomía el alma o lo poco que te quedará de esta. Y más que un beso era una lucha constante por saber quién tendría el control. Por demostrar quién era más hábil que el otro, por demostrar quién era más fuerte que el otro.
Lo empujé con brusquedad cuando me comencé a quedar sin aire, mis manos viajaron hasta los primeros botones de su camisa desgarrando los hilos que mantenían agarrados los botones a la tela. Quite lo que quedaba de la camisa con desesperación y....Oh carajo.
Draco gozaba de una buena contextura, era alto con el abdomen plano y suavemente marcado. La "V" se le notaba en la piel y eso solo lo hacía ver más apetecible.
Pero eso era lo que recordaba desde la última vez que lo vi de esta forma, no era tanto tiempo que digamos, pero que bien aprovecho estas semanas.
Ahora era tan distinto. Su abdomen había pasado de ser plano y perfectamente liso a tenerlo marcado y con los cuadrados de los músculos abdominales remarcados con mucha notoriedad. Tenía sombras moradas de algunos hematomas al igual que una cicatriz al lado de la 'V' en el abdomen bajo.
— ¿Sorprendida Grin? — Pregunto quitando un mechón de cabello que caía sobre mi rostro.
— ¿Quién mierda te hizo esto? — Pase mis dedos sobre la cicatriz notablemente reciente que tenía en el abdomen. Podía jurar que fue con un cuchillo o daga.
— Literalmente tienes a un Adonis con el abdomen y brazos marcados, pero te preocupas por una cicatriz...
— ¿Quién te lo hizo, Draco? — Sentí una punzada en el pecho cuando recorrí sus brazos con mis manos y encontré otra cicatriz. — Te juro que si fue Tom lo mata-...
Me callo tomando mi rostro y estampando un beso en mi boca, cuando quise reclamar bajo sus muestras de cariño a mis pechos dejando lamidas y las ya conocidas marcas violetas en mi piel.
Ahí me pude dar cuenta de lo jodida que estaba realmente, esto ya había pasado de ser un capricho a una necesidad.
Es que sus malditos besos no se comparaban a nada.
Su toque era un detonador de mil emociones que explotaban dentro de mí.
Sus palabras eran música en mis oídos. Música que me embelesaba tal como el canto de una sirena.
Y yo solo quería más, quería más de todo eso, quería más de él... En realidad, quería todo de él.
Ni siquiera mi puto plan malvado de infancia me convencía al cien por ciento como para dejarle de lado.
Pero esta mierda no estaba bien, él no era bueno y yo aún menos. Nuestra historia nunca fue la de un cuento de amor en donde los personajes principales terminaban casados y con hijos preciosos.
Nuestra historia relataba lo que causaba un capricho. Cuanto te jodia querer algo y que obviamente ese algo te lastimara, pero que el dolor que te causara te comenzara a gustar, que te confundieras y hasta te desconocieras a ti mismo, que perdieras hasta la última gota de valores con tal de estar al lado del otro, y que fueras capaz de bajar al mismo tártaro solo mantener a tu capricho en pie.
Nuestra historia relataba lo que sucedía cuando tratabas de ir contra la corriente, pero al final esta te arrastraba con el doble de furia que la anterior vez.
Ambos siempre tuvimos el poder sobre todo lo que se nos antojara; dinero, lujos, riquezas. Pero han escuchado cuando alguien dice que las cosas materiales no son lo más importante, pues la persona que lo dijo tenía toda la maldita razón. Por qué a él me lo quitaron, me obligaron a alejarme de su lado, y ni dando hasta el último centavo de mi fortuna le podría traer de vuelta.
Tenía el control de todo, pero a la vez de nada.
Y posiblemente ahora no lo entiendan, pero tengan por seguro que muy pronto lo harán.
Fuimos tan idiotas, pensamos que podríamos quedarnos juntos, el uno con el otro. Creímos que podríamos inventar una jugada más lista que la que ya tenía el destino planeado y ganarle la partida. Fuimos ilusos y descuidados. Les adelanto algo, no ganamos la dichosa partida. ¿Y saben por qué? Porque el destino se encaprichó en alejarnos y lo logro.
¿Y ahora que teníamos? No más que recuerdos.
***
Narración de Freya; Tiempo pasado.
Inspo: Boyfriend – Dove Cameron.