Capítulo 23 || Hogar, dulce hogar

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-Londres, Inglaterra. Septiembre, 1927-

Los dos corrían hacia la escalinata del edificio victoriano donde vivía Newt. El magizoologista le había ofrecido a su amiga a pasar a cenar y mostrarle a Regina las nuevas criaturas que habían salvado o nacida. Regina aceptó cuando escuchó que su amigo tenía tres crías de escarbatos.

Newt se detuvo en la puerta al ver que una luz se encendía y se apagaba. El rubio le hizo una seña a la castaña para que viera la ventana. Regina sacó su varita, en caso de que hubiera una visita no deseada.

Los dos entraron, encontrándose con un escarbato que huía a toda prisa a una de las mesitas. Otro se encontraba en una balanza, tratando de robarse las pesas, pero no lograba su cometido. Newt le hizo una señal para que atrapara al escarbato que se dirigía hacia el comedor.

Regina agarró un recipiente que se encontraba en el comedor de su amigo. Se escondió atrás de la puerta hasta que vio que se acercaba rápidamente y antes de que pudiera cruzar el umbral, lo atrapó. La chica alzó su mirada al ver que su amigo atrapaba al que se encontraba en la balanza.

- Deberías de poner más medidas para que tus escarbatos no se escapen tan seguido- comentó divertido.

Newt le hizo una señal a su amiga para que alzara el recipiente. En cuanto vio el pequeño cuerpo del escarbato salir con desesperación lo agarró y lo guardo en uno de sus bolsillos. El rubio levantó la vista, atenta a la mirada de su amiga.

Los dos se acercaron a la puerta que daba hacía el lugar donde se encontraba la mayoría de las criaturas que cuidaba. Newt abrió la puerta, pero el ruido de algo destapándose haciendo que obtuviera la atención de los dos magos.

Regina y Newt vieron como el corcho de una botella salía disparado con bebé escarbato volando sobre de él. Los dos amigos vieron como el corcho pasaba a un lado de ellos, haciendo que ambos entraran inmediatamente al sótano.

Si algo le gustaba a Regina de la casa de Newt era su sótano. Su amigo lo había acondicionado para el cuidado de las criaturas que se encontraban. No los dejaba libres hasta que estuvieran completamente recuperados, en caso de que no fueran domesticado. En caso contrario, Newt se quedaba con ellos.

La castaña bajó las escaleras, detrás de Newt, quien buscaba con la mirada su asistente. Regina se fijó un par de criaturas que se encontraban en la entrada antes de con su recorrido en el santuario.

- ¡Bunty! ¡Bunty!-Newta la llamaba desesperadamente-. ¡Bunty, las crías de escarbatos se han vuelto a escapar!- Newt se detuvo antes de que intentaran escapar nuevamente.

Bunty apareció corriendo con una mirada soñadora, pero está se desvaneció en el momento que se dio cuenta de la presencia de Regina. La castaña sabía que la asistente de su amigo se encontraba completamente enamorada de Newt. 

Bunty era una mujer que también adoraba a las criaturas mágicas. Eso mismo, hizo que Newt la contrató de inmediato, pero no le hacia gracia cada vez que Regina Pullman llegaba a la casa del magizoologista.

Ella, al igual que la mayoría del mundo mágico que no eran cercanos a los dos amigos, creían que ellos dos se encontraban enamorados y preferían no expresarlo con el temor de que se lo tomaran a mal que la exprometida de Theseus Scamander saliera con el hermano menor. Algunos hasta afirmaban que se habían casado en secreto y que ese había sido el motivo por el cual Theseus había roto su compromiso. 

Pero todos habían sido rumores a partir de la complicidad que ambos tenían desde sus días como estudiantes de Hogwarts.

Newt se acercó a Bunty para entregarle las crías de escarbatos que amenazaban con escabullirse nuevamente. 

Animales FantásticosWhere stories live. Discover now