Capítulo 53 || Kama en Nuremgard

90 9 0
                                    

Kate había decidido a salir para tomar algo de aire. La nieve caía en su rostro haciendo que ella extendiera su mano en lo que pequeños copos se deshacía en cuanto tocaba su piel. Era una de las cosas que más le gustaba cuando Regina y Joe se encontraban en Hogwarts. La soledad en medio de la nieve era una referencia de su vida. Ella guardó sus manos en los bolsillos en cuanto a Zabini y Carrow mostraron una pose de defensa.

— ¡Muéstrame las manos! – ordenó Zabini.

Kate pudo divisar una figura que se acercaba a un paso lento, pero seguro. Ella se percató que era uno de los hombres que había estado en el cementario de Pére Lachaise en Paris. La Slytherin alzó su mirada con la esperanza de que la desconocida figura se enlistara a la causa de Grindelwald.

— ¿Quién eres? – preguntó Zabini.

— Me llamó Yusuf Kama – respondió el desconocido.

Las puertas se abrieron haciendo que la atención de todos se encontraban sobre Gellert Grindelwad y Vinda Rosier para acercarse al moreno. Pullman sabía que era difícil que alguien logrará a engañar a Grindelwald. Él siempre se encontraba dos o tres pasos hacia adelante.

— ¿Quién es nuestra visita? – preguntó el platinado interesado.

— Un admirador – respondió Yusuf.

— Mataste a su hermana – explicó Rosier –. Su nombre era Leta.

— Leta Lestrange – aclaró Kama.

Kate recordaba un poco a la mencionada durante su estancia en Hogwarts, quien era muy molestada. No era del agrado de su hermana mayor, pero tampoco la molestaba. Ella no estaba segura que era lo que había pasado en el cementerio durante el enfrentamiento porque Grindelwald la había enviado de vuelta a Nuremgard. La última de los seguidores que regresó de Paris fue Vinda Rosier. Ninguno estaba seguro que era lo que había ocurrido.

— Ah, sí. Tú y tu hermana comparten un antiguo linaje – respondió Gellert.

— Compartíamos – aclaró el moreno –. Era lo único que compartíamos.

Grindelwald se le quedó viendo por unos instantes como si estuviera meditando si dejarlo entrar. Kate no estaba segura porque su líder no decía ni una sola palabra a su visitante. ¿Sería que alguien que estaba buscando alguna respuesta con Grindelwald? ¿O sería alguien que querría infiltrarse?

— Dumbledore te envió, ¿verdad? – preguntó interesado.

— Teme que usted posea una criatura – respondió con sinceridad –. Teme el uso que puede darle. Me envió aquí para espiarlos. ¿Qué le gustaría que le dijera?

— Queenie. ¿Está diciendo la verdad? – la atención de todos se fue hacia la mencionada interesada.

La rubia observó a Kama preocupada. Ella ya no se sentía tan segura de estar luchando en el lugar correcto. Las palabras de Kate solo había confirmado que su elección había sido un error que, probablemente, pronto sería tarde para ella cambiar de decisión. Goldstein vio al recién llegado para asegurarse de sus verdaderas intenciones. Leyó su mente y se limitó a asentir con la cabeza para mentirle. Grindelwald llevó su atención hacia Credence, que se encontraba resguardado en la oscuridad. Gellert asintió la cabeza con ligereza haciendo que el pelinegro se marchaba del lugar. La vista del platinado regresó a Kama.

— ¿Qué más? – preguntó el líder.

— Aunque cree en ti, te hace responsable por la muerte de su hermana – respondió Queenie –. Su ausencia le pesa todos los días. Cada respiración es un recordatorio de que ella ya no está.

Queenie observó a Kama a los ojos por unos instantes como su señal de que era su aliada en medio de todos los Acólitos. Grindelwald asintió con la cabeza como si estuviera considerando las palabras de su seguidora. No sería la primera vez que interviniera en un asunto familiar. Primero había sido con los hermanos Dumbledore años atrás. Luego, se encontraban con los hermanos Pullman. Y ahora les tocaba a los hermanos Kama-Lestrange. Él sacó su varita para acercarse a su invitado.

— Supongo que no te importa si te libero del recuerdo de tu hermana – comentó Grindelwald.

Gellert puso su varita en la sien del Kama. Él esperaba alguna reacción de su visitante como una especie de resistencia, pero su postura era de alguien que estaba de acuerdo con lo que estuviera por pasar.

— ¿Cierto? – preguntó interesado.

— Así es – respondió Kama aliviado.

Grindelwald se apartó con lentitud su varita en la sien de Kama para dar paso a una hebra plateada. Kate sabía lo que significaba eso, por lo que se sentía feliz de saber que había alguien más que estuviera interesado en su causa, aunque no comprendía porque Dumbledore lo había enviado. Aunque claro, ella no era el objetivo porque sabía que hubiera enviado a Joseph o Regina. Queenie trataba de no moverse de su lugar al percatarse el cambio en el rostro de los demás. La hebra empezó a volar por los aires una vez que se desprendió de la varita en lo que se perdía en la niebla.

— Listo. ¿Mejor? – preguntó Grindelwald.

Kama observó hacia el frente como si un peso se le hubieran quitado de encima. Después de algunos segundos haciendo que su atención regresará hacia Grindelwald para continuar con su misión.

— Eso pensé – respondió sin cambiar su semblante –. Cuando nos dejamos consumir por la ira, la única víctima somos nosotros mismos – una sonrisa se asomó por el rostro de Gellert –. Estábamos a punto de partir. ¿Nos acompañas? Así podríamos hablar un poco más sobre nuestro amigo en común, Dumbledore.

Kate se sentía satisfecha de que alguien quería conversar con Grindelwald para demostrar porque su causa era buena, a diferencia de Dumbledore, ella creía que las intenciones de Gellert era una de las mejores porque tenía las intenciones que brujas y magos ya no siguieran escondidos. 

— Después de ti – comentó Rosier.

Queenie alzó su mirada para encontrarse con la mirada de la francesa observándola. Kate siguió la mirada de Vinda para encontrarse con la rubia cohibida. Se percató que la legarmente se estuviera arrepintiendo de haberse unido a ellos, años atrás. La menor de las Pullman se acercó a Goldstein para detenerla del brazo.

— No hay tiempo para arrepentimientos, Goldstein – comentó Kate antes de soltar a la mencionada.

— ¿Y quién ha dicho que me he arrepentido? – preguntó Queenie en un intento de sonar calmada.

— ¿Has escuchado la expresión que una mirada dice más que las palabras?

— Puede que Kama tenga información que te puede ayudar a vencer a tu hermana – Kate frunció el ceño al escuchar las palabras de la legarmente –. No pude ver mas detalles.

La británica observó por algunos instantes a la americana. Ninguna de las dos emitió palabra alguno como si estuvieran las palabras de la rubia. Kate decidió seguir los pasos de Grindelwald para estar preparada para su siguiente movimiento.

(Nota de la autora:

Bueno, poco a poco estamos conociendo un poco de la motivación de como es que Kate terminó siendo reclutada por Grindelwald. Les prometo que en este acto entenderán un poco a Kate. No lo hago para justificarla, pero si que la comprendan un poco mejor.

No tengo mucho que decir por lo que sería todo de mi parte y nos estamos leyendo el próximo viernes con un nuevo capítulo.

April Hdzz Capaldi, fuera.)


Animales FantásticosWhere stories live. Discover now