Capítulo 55 || Cena en el Wizegamot

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— Deutsches Ministerium für Magie, Berlín, Alemania. 1932 

Los tres se encontraban en la cena que estaba proporcionado el ministerio alemán previo a las elecciones del Mundo Mágico. Rose esperaba que su amiga se encontrara bien y deseaba con todas sus fuerzas que Kate no apareciera en la cena. La atención de Lally se encontraba sobre Liu y Santos, pensando en las potenciales amenazas que sería toda la gente que se encontraba presente. Un mesero paseaba en frente de la morena con sus ojos completamente negro. Jacob se limitaba a observar a la copa que estaba sosteniendo. En cuanto acabó, observó como se rellenaba solo. Alzó su mirada para percatarse que una bruja lo saludaba a lo lejos.

— Lally, Rose – las dos brujas voltearon en cuanto escucharon la voz de Jacob –. El tipo de cabello sentado junto a Edith. Parece capaz de matar a alguien. También se parece a mi tío Dominic – las dos se encontraban extrañadas por las palabras de Jacob.

— ¿Tu tío Dominic es el ministro de magia de Noruega? – preguntó Lally interesada.

— No – respondió el muggle avergonzando.

— Me lo imagine.

— No estés nervioso, todo saldrá bien – Rose trataba de tranquilizarlo.

Las dos sonrieron por el comentario de Jacob porque sabían que desconocía muchas cosas del mundo mágico, pero su misma inocencia y saber sobre ese mundo escondido ante sus ojos por muchos años, lo hacía parecer un niño pequeño.

La sonrisa de Rose se desvaneció en cuanto vio entrar a Grindelwald junto a sus Acólitos. La Gryffindor frunció el ceño en cuanto vio a Kate siendo parte del séquito de Gellert. El recién llegado se dio la vuelta en dirección donde se encontraban los elfos doméstico para hacerles una señal de que siguieran tocando la música. Rose se alegraba de que sus amiga no se encontrara presente o las cosas se hubieran puesto más difíciles.

Jacob se levantó de su asiento abruptamente haciendo que la castaña se asustará por aquel gesto. Ella siguió la mirada para encontrarse con una mujer rubia con la mirada en alto, un vestido negro y una mirada tristeza.

—Queenie... Queenie... – la llamó al panadero.

Rose se había dado cuenta que la rubia hacia todo lo posible para no voltear ante el llamado. La Gryffindor estaba atenta a cada acción que la legarmente hacía. Queenie quería voltear, pero no podía hacerlo. Su líder no dejaba hacerlo. El grupo se acercó a la brasileña, que se encontraba tensa, al igual que la mayoría de los presentes.

— Señora Santos, es un placer – comentó Grindelwald –. Sus simpatizantes la apoyan.

— Al igual que los suyos, señor Grindelwald – respondió tensa haciendo que Rose llevará su mano en dirección donde se encontraba su varita como precaución en caso de cualquier ataque.

La Gryffindor vio la sonrisa burlona de Gellert como si su plan estuviera dando frutos. Rose sabía que no vaticinaba nada bueno podría salir bien. Después, vio como Grindelwald murmuraba algo en el oído de Queenie como si le estuviese dando permiso de algo. Luego, volteó hacia Kate para murmurarle algo, provocando que la menor de los Pullman observará donde se encontraba Rose para negar con la cabeza.

— Saben que Regina no está aquí – murmuro Rose nerviosa obteniendo la atención de sus compañeros.

— ¿Eso es bueno o eso es malo? – preguntó Jacob preocupado y confundido por su amiga.

— Eso es bueno, creo – respondió Lally insegura.

El panadero se levantó de su lugar, parecía estar dispuesta a obtener la atención de la rubia, pero ella decidió ignorarlo haciendo que se sentará. La atención de las dos brujas se encontraba sobre un mesero que pasaba cerca de una de los Acólitas. Lally se percató que los ojos del hombre se habían oscurecido por completo e iba directo hacia donde estaba la candidata brasileña. La profesora dejó su servilleta sobre la mesa para dirigirse hacia Rose para hacerle una señal con la cabeza para que lo siguiera.

— ¡Quédate aquí! – Lally le ordenó a Jacob.

— No nos tardamos.

Jacob bebió vino tinto en lo que sus compañeras de aventuras se alejaban. Lally se abría camino en lo que Rose la seguía. No sabía que había visto la morena, pero confiaba en ella. La Gryffindor vio como uno de los meseros se dirigía a Santos, tenía los ojos oscuros, le entregaba una copa con un contenido extraño. Las dos se encontraban cerca cuando dos hombres le cerraron el paso.

— Cielos – murmuro Jacob preocupado al ver la escena haciendo que se acercará a la mesa de Grindelwald para enfrentarlo.

Las dos vieron preocupadas a la candidata que alzaba su copa para beberlo. Tenían que actuar rápido antes de que fuera demasiado tarde. No podían pasar porque los aurores se lo impedían. No podían llamar a Santos debido a que no las escucharía. Y tampoco podían hacer un alboroto porque levantarían sospechas de que sabían sobre el intento de asesinato. La morena sacó su varita y con un movimiento de mano logró lanzar la copa de la brasileña se estrellara contra una columna para ver como el líquido corría la madera.

— ¡Asesino! – gritó el Ministro de Magia de Noruega en lo que señalaba a Jacob.

Rose hizo un movimiento con la mano para que el panadero alzara su varita con las dos manos provocando que un torbellino jalara a Jacob. La Gryffindor se fijo en su broche para percatarse que tenía dos compartimientos pequeños con polvo de oscuridad peruano que les podría ayudar para escapar, pero debía de ser cuidadosa porque era muy rara encontrarlo. Rose vio que los aurores oscuros se acercaban, pensando que sería buen momento usarlo. Lazó un hechizo, luego lanzar uno de los compartimientos para poder alejarse. Todos los invitados huyeron despavoridos al no saber lo que estaba ocurriendo en la cena. Un remolino se empezó a crear haciendo que absorbiera parte del polvo. El remolino hizo que varios objetos volaron a su alrededor. Regina y Lally se encontraban preocupadas por el encantamiento haciendo que ninguna de las dos se dieron que Queenie se acercaba a los tres.

— ¡Tenemos que salir de aquí! – Rose le ordenó a Lally sin darse cuenta del breve encuentro entre Jacob y Queenie.

Lally logró sacar su libro haciendo que varias páginas salieran volando por el lugar, provocando que fuera la perfecta distracción para que no fueran perseguidos. Unas escaleras de hojas aparecieron en frente de Rose causando que empezaran a subirlo sin dudarlo porque tenía esperanza que los sacará del caos que habían provocado. El olor de quemado olía cerca de ella, pero decidió no ver porque posiblemente se apanicaría. El libro los absorbió dejando la estancia destruida.

(Nota de la autora:

Primero que nada, debo de poner una disculpa por no publicar ayer, pero estoy liberando espacio de mi iPad y eso incluía borrar/autoenviarme este fanfic, por lo que decidí poner en borrador el resto de los capítulos de este acto y aproveche para editarlos y ya nada más darle una segunda checada previo a publicarlo. Aparte, de que estoy viendo el proceso de titulación y está captando mucha de mi atención. Demasiado burocracia. Bien dicen: Es más fácil entrar que salir.

Y bueno, esta es la primera vez que Rose y Queenie se ven. No tienen mucha interacción debido a las circunstancias, pero en caso de que salga una cuarta película (que para estas alturas la veo muy lejos) espero profundizar un poco más en su relación. Pero solo el tiempo lo dirá.

También, quiero decirles que siento que si Lally hubiera estudiado en Hogwarts, la hubieran puesto en Ravenclaw. ¿O ustedes que opinan? Los leo en los comentarios.

Creo que sería todo de mi parte y nos estamos leyendo el próximo viernes con un capítulo nuevo.

April Hdzz Capaldi, fuera.)


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