Capítulo 46 || Alboroto en la Calle

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— Nueva York, EEUU. 1932 —

Rose Williams se encontraban caminando por las calles vacías de Nueva York. Había ido ahí porque estaba dispuesta a ayudar a sus amigos Regina Pullman y Newt Scamander en lo que sea que estuvieran tramando los dos amigos en ese momento. Sabía que su presencia ahí era necesario, aparte de que conocería la famosa Lally Hicks, autora de un libro educativo de encantamientos que estaba siendo todo un éxito alrededor de todo el mundo mágico.

Circe, que de un hombre en piedra me transforma, quiere o lo quieren los contrarios cielos... – soltó Rose de repente ante la maestra de Transformaciones de Ilvermory.

Que viva ausente, sin meterme celos, cosa imposible si de amor se informa –concluyó Lally con una sonrisa.

Rose sonrió en cuanto escuchó la respuesta de la morena haciendo que diera un paso hacia la morena, quien la estaba esperando. Ella se acercó para extender su mano como una forma cordial de que se saludaran en lo que resguardaba en su brazo el ejemplar de ese día del New York Times.

— Es un gusto conocerla, profesora Hicks – comentó la británica emocionada.

— Dime Lally. Solo mis alumnos me dice profesora Hicks – ella estrecho su mano.

— Dime Rose o Rosie, como sea que te facilita – se encogió los brazos.

— Según Tina, está es la dirección del señor Kowalski – Lally tenía una tarjeta en su mano en lo que empezaban a caminar.

Las dos caminaron por un callejón mientras Lally le explicaba de manera rápida la vida de los no-mags y algo más detallado de lo que había ocurrido en la ciudad. Rose había escuchado sobre el panadero cuando regresó de Nueva York después del incidente de Grindewald, el obscurial y la casi destrucción de la ciudad. Todo había vuelto a la normalidad después de que el magizoologo había usado el veneno del mal acechador para borrar los malos recuerdos de todos los habitantes de la ciudad.

— Mi primo y sus amigos deben de estar cerca – comentó Lally cuando las dos se acercaban a la calle donde se encontraba la panadería –. Ellos nos ayudarán a obtener la atención del señor Kowalksi.

— Me pregunto que es lo que Dumbledore se trae entre manos – la profesora se le quedó viendo por unos instantes.

— Yo también tengo la misma pregunta – respondió la morena.

Las dos se aparecieron en una parada de autobús. Lally se encontraba sosteniendo un libro, que en realidad era un transportador para llevarla a cualquier lugar que quisiese. Solo tenía que abrir el transportador para llevarla a su destino. 

Tres hombres vestidos de obreros se acercaron a la parada en lo que las dos mujeres se encontraban leyendo el libro y el periódico sin importarle su alrededor. Los tres obreros se detuvieron, pero las dos brujas no se movieron de su lugar.

— Hola, preciosas, ¿qué les trae por aquí? – preguntó uno de los hombres.

— Se ve que no pensaste mucho en que decir – comentó Lally indiferente.

El obrero se encontraba sorprendido por la reacción que había tenido la profesora. Rose alzó su mirada para encontrarse con el primo de la morena, que se encontraba en frente de ella. La Ravenclaw no se encontraba impresionada por lo que tuvo que regresar su atención al periódico muggle que se encontraba en sus manos para leer las noticias del mundo no mágico.

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