Capítulo 59 || Ariana Dumbledore

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Regina tocó la puerta haciendo que escuchará un adelante. La Ravenclaw entró para encontrarse en la misma habitación en la que se había reunido con Albus antes de que se fueran a Berlín. La aurora vio como Abeforth salía del cuarto dejando a solas a Albus y Regina.

— Por tu expresión, asumo que tienes algo importante que decirme que no puede esperar – comentó el profesor.

— La verdad es que sí. Es algo que me tiene dando vueltas desde que salimos a Berlín – Regina empezó caminar de un lado a otro mientras jugueteaba con sus dedos –. Algo que no me ha dejado tranquila.

Albus se acercó hacia la pintura, provocando que la Ravenclaw imitará el acto. Los dos se quedaron en silencio observando el retrato. La chica de la pintura le regaló una sonrisa melancólica haciendo que la mayor de los Pullman observara a su profesor.

— Me recuerdas mucho a mí y, a veces, a Ariana – Dumbledore rompió el silencio.

— ¿Por qué? – preguntó curiosa.

— Se que te preocupas por tus hermanos, sobre todo por Kate. A diferencia de ti, yo me dejé cegar por Grindelwald e hice a un lado a mis hermanos que dependían de mí desde la muerte de mi mamá.

— Lo lamento – Regina regresó su atención hacia el retrato –. ¿Y por qué te recuerdo a tu hermana?

— Tengo mis motivos – le dio una palmada en su hombro.

Albus hizo aparecer una tetera y dos tazas. Regina se sentó en la silla que se encontraba a un lado de la ventana. La aurora le dio un sorbo al té, pero antes de que pudiera decir algo, escucharon las protestas de Abeforth del otro lado de la puerta sobre la presencia de Newt. El profesor le dio permiso para que entrara haciendo que el magizoologo viera sorprendido la presencia de su amiga en el lugar.

— Albus, hay un mensaje en el espejo de abajo – informó Newt.

— Cierra la puerta – ordenó el Gryffindor haciendo que el Hufflepuff siguiera su instrucción dejando a los tres solos –. Es de Credence.

—¿Credence? – preguntó Regina incrédula al escuchar la respuesta.

— Sí, Regina – la mencionada se levantó de su lugar –. El verano que Gellert y yo nos enamoramos, mi hermano también se enamoró de una chica del Valle. La enviaron lejos. Hubo rumores sobre un niño.

— ¿Credence? – preguntó Newt esta vez.

— Es un Dumbledore – continuó Albus explicando –. Si hubiera sido un mejor amigo para Abeforth, un mejor hermano, tal vez habría confiado en mí. Tal vez las cosas hubieran sido diferentes, y este chico podría haber sido parte de nuestras vidas, de nuestra familia – Regina comprendía las palabras que el profesor le había dicho minutos atrás.

>> No podemos salvar a Credence, se que lo saben. Pero él aún puede salvarnos.

Dumbledore alzó sus dedos haciendo que los dos se acercaron para ver las cenizas que se encontraban. Regina decidió tomar el hollín en lo que observara con mucha atención. Newt se acercó para poder analizarlas.

— Cenizas de fénix – Albus continuó con su explicación –. El ave está con él porque se está muriendo, Newt. Conozco las señales – un silencio se hizo entre los tres –. Verán... mi hermana era una obscurial.

— Por eso le preocupaba Credence en Nueva York y Paris – concluyó Regina sorprendida.

— Exacto. Y mi hermana, como Credence, nunca aprendió a expresar su magia. Con el tiempo se oscureció y comenzó a envenenarla – la atención de Albus regresó hacia la pintura de Ariana –. Lo peor de todo es que no pudimos aliviar su dolor.

— ¿Me puedes decir cómo... o por qué llegó a su fin? – preguntó Newt.

—Gellert y yo habíamos hecho planes para huir juntos – explicó Dumbledore pasando su vista entre el magizoologo y la aurora –. Mi hermano no lo aprobó. Una noche nos enfrentó. Discutimos y nos amenazamos. Abeforth sacó su varita, lo cual fue una estupidez. Y yo saque la mía, lo que fue aún más estúpido. Gellert solo se rio – Regina comprendió porque su profesor la había apoyado en la búsqueda de su hermana mientras observaba como Albus admiraba la pintura de Ariana –. No sé si fue mi hechizo. En realidad no importa. Estaba ahí y en un momento desapareció.

— Lo siento mucho, Albus – intervino Newt –. Pero si te sirve de consuelo, tal vez se ahorro el dolor...

— No lo hagas – el tono de Dumbledore era apagado –. No me decepciones, Newt. Tú menos que nadie. Tu honestidad es un don, aunque a veces sea doloroso.

— Creo que depende de cada quien como se tome las palabras – comentó Regina en lo que jugaba con sus manos –. Uno mismo decide si el mensaje es un consuelo o es un tormento.

Dumbledore regresó su atención hacia la pintura de Ariana. Los dos amigos intercambiaran miradas porque era la primera vez que veían a su profesor vulnerable.

— Nuestros amigos estarán cansados y querrán irse a casa. Deberían de irse.

Newt se acercó a la puerta para salir, pero se detuvo como si estuviera meditando sus palabras. Regina se le quedó viendo porque sabía algo cruzaba en su mente haciendo que ella no se moviera de su lugar. 

— Albus, Lally dijo algo sobre que la mayoría son imperfectos – comentó Newt –. Pero incluso si cometemos errores o hacemos cosas terribles, podemos intentar arreglar las cosas. Y eso es lo que importa: intentarlo.

Dumbledore quitó su mirada de la pintura de su hermana. Regina le hizo una señal para que se fuera haciendo que el Gryffindor y la Ravenclaw se quedaron solos. La aurora empezó a juguetear con sus dedos en lo que daba un paso hacia adelante.

— Albus...

— Regina, necesito que me respondas esto porque es muy importante y que tiene con tu familiaridad de Antioch. ¿Es posible que Kate pueda tener tu don?

— Sí y no – se sentía nerviosa –. Es complicado. En cuanto Gareth tenga su primera visión con la muerte de alguien cercano, es cuando obtendrá el don. Pero para que Kate tenga este... don tiene que pasar algo antes. Yo, mis hijos y Joe debemos de morir. No lo puede tener hasta que nosotros cinco estemos muertos.

Albus se quedó en silencio para darle una mirada de reojo haciendo que Regina se sintiera inquieta. Ella temía que algo pasaría y que Grindelwald estuviera involucrado para aumentar su poder con Kate. Asumía que Queenie estaba haciendo ayuda por ser legarmente.

— Te recomiendo que le digas Newt sobre tu don. No porque estés en peligro, sino porque esté al tanto de alguna eventualidad. Se que no corren peligro por ahora, pero es mejor que estemos atento ante cualquier movimiento.

— Lo tomaré en cuenta – respondió Regina antes de que saliera de la habitación.


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