Capítulo 68 || Calma Después de la Tormenta

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Todos se encontraban aclamando a Santos debido a su triunfo. La insignia de la nueva representante del mundo mágico inundaba el lugar. Theseus se había acercado de nuevo a Regina para abrazarla aliviado de que no hubiera escalado a mayores con su encuentro con Grindelwald y que no tenía mucha información sobre la relación entre Regina y Antioch.

Todos los que estaban en contra de Gellert se juntaron para enfrentarse a este. Regina había alzado su mirada hacia el platinado. No sabía por qué se encontraba enojada. Si por las cosas terribles que había hecho con la Varita del Saúco. O todo lo que había hecho para manipular a Kate, que no sabía donde se encontraba en esos momentos.

La mirada de Grindelwald se paseaba sobre todos los presentes hasta encontrarse a Dumbledore alejándose del lugar. La Ravenclaw no sabía que era lo que había pasado, pero era algo que había afectados a los dos magos.

— Nunca fui tu enemigo – soltó Grindelwald viendo a Albus –. No antes, ni ahora.

Regina empezó a lanzar varios hechizos de ataque para detenerlo. Para esas alturas, ella ya se había recuperado del Cruciatus que Gellert le había lanzado. Ella vio como el platinado se acercaba al precipicio para caer de espaldas y desaparecer. La Ravenclaw junto a Kama, Rose, Lally, Joe, Theseus y varios mandatarios se acercaron para ver hacia el borde sin rastro de su presencia. Todos se fueron a excepción del matrimonio.

—No pudimos atraparlo – comentó la aurora decepcionada.

— Algún día lo haremos – Theseus se acercó para abrazarla y darle beso su sien –. Por ahora, tú y los niños se encuentran a salvo.

— ¿Alguna vez me has culpado por la muerte de Leta?– preguntó preocupada por la respuesta.

— Nunca lo hice. Se que no importaba que hubiéramos hecho o no, el destino de Leta ya estaba escrita ese noche.

Regina le devolvió el abrazo en lo que ambos su quedaron el silencio haciendo que cerrara los ojos. Todos se sentía como si fuera parte de algo que ya estaba preestablecido. La castaña cerró sus ojos en lo que la hacía tranquilizarse en ese instante. Todo se sentía bien en los brazos de Theseus en ese momento.

— Haremos todo lo posible para hacer que Grindelwald quede encerrado de nuevo – prometió el auror para tranquilizarla –. Vamos con Albus.

Los dos se acercaron hacia donde se encontraba Dumbledore viendo a Abeforth alejándose con Credence, quien se encontraba debilitado. Newt estaba hablando con Bunty, ella parecía estar batallando en su interior en lo que observaba el maletín del magizoologo. Queenie y Lally estaban hablando emocionadas, la morena se sentía aliviada porque su amiga había vuelto. Rose se encontraba asegurándose de que Joe estuviera bien. El Hufflepuff vio a la pareja para acercarse a abrazar su amiga.

— Se que me querías decir esto desde hace tiempo – murmuro Newt en lo que pasaba su mano en la espalda de Regina –. Ese día que regresaste de Hogwarts, sabía que algo te estaba angustiando, pero no quería presionarte a hablarlo. Jamás creí que sería algo tan importante como esto.

— Gracias por entender, Artemis – cerró sus ojos –. Conocerte ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado.

Regina se separó una vez que se sentía menos sola con la carga del legado al que ella pertenecía y nunca pidió. Ella se acercó a Albus, que se encontraba hablando con Jacob, disculpándose porque el panadero había recibido una de las Maldiciones Imperdonables. Theseus y Newt la siguieron preocupados, pero ella parecía estar bien. Albus volteó para mostrarles a los dos amigos el Pacto de Sangre roto. La Ravenclaw y el Hufflepuff intercambiaron miradas de confusión.

— Impresionante – comentó el Gryffindor satisfecho.

— Logró romper el Pacto de Sangre – comentó Regina incrédula al acercarse para ver el dije.

— Pero, ¿cómo sucedió? – preguntó Newt sorprendido –. Pensábamos que no podían enfrentarse.

— No lo hicimos – respondió Albus –. Él pretendía matar, yo proteger. Nuestros hechizos se encontraron – sonrió con algo de remordimiento –. Digamos que fue suerte. Si no, ¿cómo  alcanzaríamos nuestro destino?

Regina agarró el colgante para tocarlo con cierta preocupación para ver con atención al dije, Dumbledore vio a su ex-alumna con cierta nostalgia porque extrañaba su curiosidad en sus clases de Defensa Contra las Artes Oscuras.

— Regina, perdóname – la mencionada alzó su mirada para encontrarse con la de Albus –. Creí que habría una forma para evitar que Grindelwald repitiera lo mismo que hizo con mi familia.

— Mi hermana ya tomó su decisión. Yo tome la mía. Ya no hay nada más por hacer. – respondió la Ravenclaw –. Pero tampoco fue tu culpa lo que paso con Ariana, Albus.

El mencionado asintió con la cabeza. Theseus se acercó para hablar con Dumbledore, quien era la única persona que podía detener a Grindelwald y mantener a su familia a salvo. Tenía que confiar en él para ganar la guerra que Gellert quería comenzar a cualquier costo.

— Albus. Promételo. Lo encontrarás y lo detendrás.

El Gryffindor asintió con la cabeza en lo que su mirada se fijaba hacia el horizonte mientras el sol brillaba sobre el reino de Bután. Regina se sentía aliviada y tranquila por un momento. La aurora cerró los ojos en lo que dejaba que el viento recorriera su rostro.



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