Capítulo 26

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Moonbyul era amable. Tan amable que Wheein se preguntaba si es que le habían hecho daño alguna vez, ya que la bondad que transmitía era —desde su punto de vista— pura, desinteresada y con un toque de inocencia.

Y no eran tan solo las cosas que hacía, sino además la energía que irradiaba cuando se estaba cerca de ella. Tenía una mirada atenta, se preocupaba de los pequeños detalles y le daba toda la atención del mundo cuando compartía con ella; pero todo en una medida tan precisa que no resultaba asfixiante.

La pintora, quién sólo pretendía distraerse de su oscura realidad y molestos pensamientos durante esa salida, encontró calma junto a ella; un concepto muy extraño con el cuál no lograba familiarizarse desde hace muchos meses. ¿Qué era la calma? Ella solo conocía el desorden, las crisis, y de alguna forma milagrosa se las arreglaba para transformar todo eso en obras de arte.

Fue una agradable velada. La comida estaba deliciosa y —por decisión de ambas—algo picante, pero nada que no pudiesen manejar. El local no estaba lleno y el ambiente era muy apacible. Ambas se tomaron su tiempo para poder comer los gigantes platos de ramyeon que habían pedido y la conversación fluyó sin ningún problema entre las dos jóvenes.

Durante esa tarde, Wheein no pudo dejar de pensar en lo maravillosa que era Moonbyul, por muchas razones; podía hablar de cualquier cosa, por muy mundana que fuese, y hacerlo interesante, no hacía preguntas intrusivas y/o personales, era graciosa sin ni siquiera intentarlo y tenía un torpe humor que terminaba siendo adorable.

Y era muy atractiva.

Se descubrió a si misma tomándole demasiada atención a las facciones de su cara mientras conversaban, por curiosidad más que por atracción. Tenía unos ojos oscuros atrapantes que brillaban intensamente, largas pestañas, unas cejas bien marcadas con dos cortes en la ceja derecha que le daba un aire extremadamente genial, y una nariz y labios pequeños.

Era guapa, y la energía masculina que expelía era como un imán para ella y quizá para cuantas personas más. De hecho, fue tanta su admiración por ella que llegó a lamentarse no haberse enamorado de la coreógrafa el segundo en que la conoció.

Sería todo menos doloroso, pensaba. Estaba segura de que incluso si la rechazaba se preocuparía de hacerlo con cuidado y cariño, e incluso podrían haber seguido siendo amigas después de eso.

Pero la vida no era tan simple, menos aún para ella, quien tomaba decisiones no convencionales y se enamoraba de la persona quien menos le convenía.

Qué problemático era todo. Le dolía la cabeza.

Después de compartir por casi dos horas, Moonbyul tuvo que cortésmente retirarse para seguir con un trabajo que le había quedado pendiente. Se despidió con cariño de ella y la peliazul estuvo a punto de darle un repentino abrazo antes de dejarla ir, pero se contuvo.

Al salir del local la siguió con la vista hasta que se desapareció entre la gente y la extrañó de inmediato al encontrarse nuevamente a solas.

Sin ningún plan en mente comenzó a caminar por las calles de un Seúl nocturno. El frío se colaba entre su ropa y sentía sus mejillas y manos irritadas, pero no le importó, siguió caminando, respirando con lentitud el aire fresco y mirando con atención todo lo que se le cruzaba por su campo visual.

Sentía ganas de llorar, pero no podía identificar una razón en particular. Tenía un nudo en la garganta que con la soledad se hacía más notorio y estrecho. Suspiró y contuvo las lágrimas.

Siguió caminando.

Había muchas cosas que cruzaban por su mente en esos momentos y una de ellas era lo cercanas que se habían vuelto Moonbyul y Yongsun en un periodo tan corto de tiempo. La coreógrafa le había contado que ya estaban trabajando juntas y que incluso había ido a su departamento y además había conocido a Wonsik.

[HIATUS] Complex | MOONSUN | WHEESA |  MAMAMOOWhere stories live. Discover now