[HIATUS] Complex | MOONSUN | WHEESA | MAMAMOO

Capítulo 67

En busca de un lugar tranquilo en donde poder hablar, Moonbyul siguió en silencio a Hyejin por unas escaleras que llevaban a una de las varias terrazas dentro del enorme edificio. Habían pasado un par de horas desde su encuentro en el ascensor y finalmente había llegado el horario de descanso para ambas, y con él, la última oportunidad de hablar de las cosas antes de que nuevamente sus vidas tomaran rumbos opuestos.

Probablemente jamás tendrían la oportunidad de verse de nuevo.

¿Cómo la hacía sentir eso? Se preguntó, pasando por una puerta que Hyejin había abierto para ella y sintió una brisa de aire fresco que le produjo escalofríos. Allí afuera había varias personas disfrutando de su tiempo libre, por lo que avanzaron un poco hasta quedar apartadas, pasando por al lado de enormes e inmaculadas plantas decorativas, bancas para descansar y un par de esculturas de distintas formas.

Mientras caminaba, se repitió la pregunta, y la respuesta inmediata a la que llegó fue; sentía apenas un poco de nostalgia y nada más. Después de todo, el tiempo que había pasado trabajado con Hyejin había sido corto, y no había habido interacciones muy significativas entre ambas.

O quizá sólo una; cuando habían ido al teatro y Hyejin la había ayudado a perfeccionar su coreografía, siendo un perfecto títere que Moonbyul había sido capaz de mover con apenas un par de instrucciones. Allí, entremedio del trabajo que estaban haciendo, se habían colado las emociones, las palabras sin decirse, y ambas habían caído en una breve hipnosis producto del arte que estaban creando, que se había desvanecido rápidamente con la interrupción de un trabajador, pidiéndoles que abandonaran el teatro porque su tiempo de reserva se había terminado.

Durante esos días, había habido una tensión casi palpable entre ambas que se había ido desvaneciendo con el tiempo, hasta casi desaparecer en el presente. Si era sincera, podría incluso decir que se sentía un poco decepcionada; había estado esperando un repentino huracán de emociones y enfrentamientos que nunca habían llegado.

Le hubiese gustado solucionar las cosas antes, para que sus interacciones no estuviesen tan teñidas de incomodidad. Y tenía que admitir que ella también tenía algo de la culpa, ya que había hecho todo lo posible para evitar a la morena al menos que fuera estrictamente necesario que interactuara con ella—cómo en los ensayos y en las prácticas.

Aunque durante ese tiempo, Hyejin no había sido más que un fantasma de la chica que recordaba en su adolescencia. Una mala calcomanía de la feroz muchacha que la había acompañado en tantas travesuras. Una desconocida con una historia en común y nada más que eso.

Era extraño.

Cuando la veía por casualidad en el edificio o en reuniones era como si tuviese la cabeza en otra parte, pero eso a su vez no afectaba en nada su rendimiento laboral. Cuando actuaba, lo hacía perfectamente; no fallaba en la ejecución de sus movimientos, las facciones de su rostro siempre estaban acordes a la emoción que debía representar en cada escena y al proyectar su voz, ésta jamás temblaba.

Se parecía un montón a Wheein en ese sentido. Cuando no estaban creando—cada una a su manera—tenían esa nube de inseguridad y nostalgia encima, pero cuando era hora del espectáculo, ambas brillaban a su manera, de forma tan intensa que era imposible apartarles la vista de encima.

— ¿Quieres?

La sacó de sus pensamientos la actriz, levantando una cajetilla hacia ella, ofreciéndole cortésmente un cigarrillo y Moonbyul negó con la cabeza antes de responderle.

— No, no fumo. Gracias.

La morena asintió en silencio y volvió a guardar el objeto en su bolsillo. Encendió su cigarrillo con un poco más de fuerza de la necesaria y le dio una profunda calada antes de girar la cabeza hacia el lado contrario de donde ella estaba para dejar escapar el humo sin molestarla.