Capítulo 79

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— Muy bien—la potente voz de la directora inundó la sala y todos los presentes se tensaron al oírla, preparándose para la próxima indicación—Acto dos, escena cinco; acción.

Dictó con simpleza, haciendo un gesto con una de sus manos y Hwasa necesitó un segundo para colocarse en la piel de su personaje, otro segundo para olvidar a donde sus pensamientos estaban yendo y un segundo más para posicionarse correctamente en el escenario antes del sonido de la claqueta.

Primero hubo un silencio absoluto, seguido por una potente luz que le bañó todo el cuerpo; la señal para que comenzara con su acto.

El guion tomó forma en su cabeza antes de salir de sus labios con una firme y atrevida seguridad que solo era capaz de mostrar después de cientos y cientos de ensayos.

Y el resto fue simplemente inercia.

Le resultaba fácil despojarse de su identidad—cómo si de una prenda usada se tratase, y se vestía tomando las características del personaje que le habían asignado. Era simple, sobre todo después de tanto tiempo impersonando a la protagonista; los movimientos le salían naturales, incluso los de boxeo—que eran los más complicados—y asimismo, su voz al cantar jamás la había proyectado de manera tan potente y afinada.

Realmente había mejorado un montón durante el último tiempo, lo cual era un tanto irónico, ya que su salud mental estaba en uno de los peores declives que había experimentado en toda su vida.

Quizá porque su trabajo era lo único sólido que le quedaba para aferrarse—y por ende, se afirmaba a él con fuerza, con ambas manos, incluso enterrando sus uñas si era necesario, cómo si fuera una tabla en medio del océano—una lamentable y precaria diferencia entre la vida y la muerte.

Su cabeza estaba con una densa y constante niebla cuando no estaba trabajando, y se sentía terriblemente vacía cuando no estaba distraída. Por esa misma razón, le servía bastante el pasar a un estado automático cuando ensayaba; ya que lograba dejar sus preocupaciones atrás para transformarse en otra persona—otra persona que afortunadamente no tenía sus problemas ni preocupaciones.

Pero no todo era tan fácil, para nada. Aquella extrema disociación era un proceso desgastante. Claro, era capaz de dejar temporalmente sus preocupaciones de lado para transformarse en alguien más, pero era un trabajo agotador; sobre todo cuando se presionaba a hacerlo más seguido por miedo a ser ella misma por un tiempo prolongado.

Porque simplemente ya no podía vivir siendo ella misma.

No se soportaba.

Después de extenuantes horas de ensayo, su jornada laboral terminó y Hyejin se marchó a casa, sintiendo la cabeza ligera, aún entremedio de una difusa neblina; en un estado ni despierta ni dormida, pero lo suficientemente atenta cómo para conducir sin matarse.

Entró a su casa y la recibió de inmediato la familiar quietud y la casi palpable soledad de siempre—un espacio demasiado grande cómo para habitarlo, y demasiado desierto como para resultarle acogedor.

La única iluminación que había era la tenue luz de una luna llena que se colaba por el ventanal, asomándose entremedio de unas gruesas nubes. La morena le dedicó una mirada poco impresionada al astro antes de dejar caer su abrigo y lanzar su bolso al sofá más cercano.

El único ruido era una fuerte brisa golpeteando incesantemente el enorme cristal, avecinando un clima no tan amable.

Encendió la calefacción y se dejó caer suavemente con uno de sus hombros apoyado en el ventanal, bajando la vista para fijarse en el mar de brillantes luces que había en los rascacielos cercanos.

[HIATUS] Complex | MOONSUN | WHEESA |  MAMAMOOWhere stories live. Discover now