Capítulo 75

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La fría tarde que se había transformado abruptamente en una gélida noche estaba plagada de malos presentimientos para Yongsun.

Quería mantener la fe, la firme esperanza de que eventualmente las cosas terminarían saliendo bien, pero su lado más pragmático ya estaba pensando en cuales serían los pasos a seguir si es que las cosas no salían como lo esperado.

Pensó en temas judiciales, temas económicos, temas de salud, temas... funerarios.

Un escalofrío recorrió su cuerpo.

Había que estar preparada para todo, se aseguró a sí misma, intentando desligarse de la culpa que se había aferrado a ella desde que había comenzado a pensar en ese tipo de cosas.

Durante la espera se había tomado tres cafés seguidos—muy cargados y con exceso de azúcar—y probablemente habría ido por un cuarto por mera inercia si es que su hermana no la hubiese detenido.

Aunque ya era algo tarde para detener los fuertes efectos de los que ya se había consumido—sentía una leve taquicardia, sus niveles de ansiedad se habían disparado, tenía los pies inquietos y la irracional necesidad de ponerse a gritar de la frustración que sentía.

Había leído tiempo atrás que hacía bien para la ansiedad el concentrarse en cosas externas, para así acallar un poco la constante voz interior. Así que se forzó a sí misma a enfocarse en las cosas que tenía al frente; en la puerta traslúcida por donde entraban y salían enfermeros y médicos, en las vacías y blancas paredes, en las intensas luces del techo, en las amplias ventanas que sólo mostraban una desoladora negrura al otro lado.

Con sus dedos tomó un mechó de su propio cabello y lo observó de cerca—estaba reseco y el color rubio se veía un poco desvanecido. La atención después se desvió a sus manos, las cuales tenían la piel reseca y el esmalte de las uñas descascarado.

No había tenido el tiempo para cuidarse a sí misma, se dio cuenta. Los últimos días los había dedicado a entrenar hasta empujar sus límites y el poco tiempo libre que le quedaba lo había usado para tener breves y esporádicas citas con Moonbyul.

Moonbyul, Moonbyul, ¿estaría ya de vuelta? Se preguntó, sacando su teléfono de su bolsillo, esperando ver algún mensaje de ella y decepcionándose al no encontrar ninguno. La muchacha le había prometido avisarle que todo estuviese bien antes de regresar al hospital.

¿Estaría bien? ¿Le habría pasado algo también? Pensó, algo inquieta, y notó como caía en un nuevo espiral de pensamientos ansiosos. Se rascó el cuello, enfocándose en sentir el paso de sus uñas por su piel y volvió la vista al frente, intentando permanecer anclada en el presente.

Buscó con la vista el reloj que decoraba la pared y se fijó en cómo las manillas se movían con excesiva lentitud.

Aún no había noticias de Wheein, y sentía la espera la iba a volver loca. Quería estar con ella, acompañarla, tomar su mano, susurrarle que las cosas iban a salir bien. Pero no podía, y tenía que contentarse con quedarse en una triste y desesperante sala de espera, desinformada, ansiosa y luchando contra una amarga desesperanza que con cada segundo se hacía más fuerte.

Se le vino a la cabeza un recuerdo de hace un tiempo, cuando había estado en la casa de la pintora y había llegado Moonbyul también. Recordó el fuerte intercambio de secretos de esa tarde; el confesarle a la pintora que Moonbyul y ella estaban saliendo, y el escuchar por parte de ella que tenía una relación de hace años con Yeojeong.

Recordó la preocupación que sintió por ella, cómo la noticia la pilló por sorpresa—una realmente no muy agradable—pero había decidido confiar en ella. Había decidido respetar las decisiones que estaba tomando; porque una buena amiga haría exactamente eso.

[HIATUS] Complex | MOONSUN | WHEESA |  MAMAMOOWhere stories live. Discover now