Capítulo 77

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El sonido repetitivo del agua cayendo del grifo invadió el silencio del baño en el que Yongsun se encontraba y la rubia se quedó mirando un buen rato el lavamanos antes de acercarse a tocar el agua fría con sus dedos.

Se lavó las manos con lentitud, con movimientos automáticos, sintiendo la mente nublada y adormecida.

Habían pasado un par de horas desde la última novedad respecto a Wheein; la médico les había contado que entre las varias intervenciones que ya le habían realizado y a pesar de estar bajo una gran cantidad de anestesia, la pintora había despertado brevemente. No había recuperado totalmente la consiencia, por supuesto, pero había balbuceado un par de palabras a una enfermera antes de volver a caer ante el forzoso sueño al que la habían inducido. Según la cirujana, eso era una buena señal respecto a la lesión cerebral que habían detectado previamente, pero que aún así, a pesar de aquella pequeña buena noticia, les aconsejó seguir esperando por lo mejor, ya que su situación aún era extremadamente delicada y aún faltaban varias cirujias complejas para poder estabilizarla.

La noticia la había ayudado a tranquilizarse un poco, pero a medida de que la noche avanzaba con una aletargarda lentitud y la espera a nuevas noticias más concretas se hacía más y más lejana, la pequeña esperanza que le había dado el escuchar eso se había disipado poco a poco, hasta volver al pánico de un principio.

Al alzar la cabeza se miró al espejo y se sorprendió al no verse tan destruida como se sentía. Es decir, estaba pálida, como una hoja de papel, tenía los párpados hinchados y las venas marcadas alrededor de los ojos, pero de todas formas se veía demasiado entera—cuando la realidad era que se estaba desmoronando con cada segundo que pasaba.

Había sido una madrugada extenuante y silenciosa para las tres. Y digo tres porque la compañía de Yeojeong había durado solo hasta un poco más allá de la medianoche.

La mujer se había despedido de ellas sin haber dado excusa alguna. Simplemente había dejado en el lugar a uno de sus guardaespaldas plantado en una esquina—un hombre alto y robusto que casi no tenía expresión en el rostro y luego les había hecho un vago gesto con una de sus manos antes de irse hablando por teléfono.

En su mente aún podía oír el sonido de sus tacones haciéndose cada vez más tenue a medida que se alejaba de ellas.

También, por razones que Yongsun desconocía, Hyejin se había aislado de ellas y se había acomodado en la fila de asientos cerca de la ventana, a varios metros de distancia, con una cara de pocos amigos y unas marcadas ojeras en el rostro.

Ninguna sola vez había alzado la vista para mirarlas de vuelta y se había mantenido con un actitud extraña mirando el piso, o su teléfono, con una concentración que le parecía a la rubia que cruzaba el umbral del agotamiento.

Le había preguntado a Moonbyul qué había pasado entre ellas apenas la coreógrafa había regresado a su lado, debido a que extrañamente habían llegado en conjunto con Yeojeong, pero ella le había negado con la cabeza, señalándole sutilmente con la mirada al hombre que estaba parado en la esquina antes de acercársele a su oído y murmurarle que era mejor hablar fuera de ahí.

Su hermana también le había preguntado respecto al tema en un par de ocasiones, con mucha más insistencia que ella, pero no importó la cantidad de pucheros, de frases repetitivas, ni ojos de cachorrito que le hizo, la pelimorada había mantenido su decisión de no revelar información alguna, así que Yonghee desistió después de unos minutos y se acomodó para dormir en su silla en un posición un tanto incómoda.

Y a pesar de que Yongsun tenía muchas dudas zumbando en su cabeza, había decidido confiar en ella y armarse de paciencia. Después de todo era lo único que le quedaba y a lo único que se había aferrado durante las últimas horas—podía aguantar un poco más.

[HIATUS] Complex | MOONSUN | WHEESA |  MAMAMOOWhere stories live. Discover now