I'M SO SAD... ALONE

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Habían optado por seguir durmiendo en habitaciones distintas para poder descansar mejor de cara a lo que les esperaba pero en mitad de la madrugada, Enzo hizo su aparición en la habitación rosa. Igual que un niño busca la cama de sus padres en mitad de una pesadilla.

- Joder, Enzo. Qué susto. ¿Qué ocurre?

- Lo siento. ¿Puedo dormir contigo?

Tarek abrió el edredón para él y Enzo entró casi de un salto. Le tocó la frente casi por instinto, era algo que repetía de continuo. Era importante que estuviera libre de ningún tipo de infección de cara a la inminente operación. Pero su piel estaba empapada y fría.

- ¿Otra pesadilla? -preguntó Tarek arropándole.

- Algo así -se recostó de espaldas a él casi en posición fetal.

Al notarle tan cerca de él, se sintió al instante reconfortado y el espanto con el que siempre se despertaba, se esfumó. Su relación antes de que la operación quirúrgica se fuera a convertir en un éxito o un desastre, había dado un vertiginoso cambio. A veces el amor se había demostrado no ser suficiente. Llevaban a cuestas un divorcio y múltiples crisis, heridas restañadas y otras no tanto pero el acto altruista de Tarek no podía compararse a nada. Siempre se sentiría eternamente agradecido a su audacia. Si todo salía bien... Dios, nunca podría darle las gracias lo suficiente. Sería como convertirse en su esclavo emocional. 

- ¿Quieres hablar de ella?

- Hmmmm... no la recuerdo bien. No, amor. No quiero...

- Está bien. Dulces sueños, mi vida -le susurró besando su nuca.

- ¿Tienes algo más que confesarme antes de que ya sea demasiado tarde? -le preguntó Enzo dándose vuelta lentamente en la cama para mirarle.

- ¿Demasiado tarde? -preguntó curioso.

Tarek colocó la palma de su mano sobre la mejilla recién rasurada. Luego barrió con su pulgar el sitio donde antes lucía su adorado bigote. Le había mandado que se lo afeitara también. Tocó sus gruesos y bonitos labios ahora más visibles mientras Enzo los fruncía deliciosamente, besando sus dedos. Tarek siguió por su mandíbula hasta acariciar el hueco tras su oreja. Parecía que quería memorizársele entero antes de tener que estar unos días sin poder verle. O toda la eternidad...

Tarek tenía muy presentes los riesgos que corría al ser donante vivo de hígado

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Tarek tenía muy presentes los riesgos que corría al ser donante vivo de hígado. El jefe de cirugía se lo había explicado detalladamente, sin ahorrarse detalles. Era la primera vez que se iba a donar un hígado entre seropositivos y además uno de ellos era mundialmente conocido. Era comprensible que hasta el último momento hubieran estado en la cuerda floja.

Lo tenían todo en contra. Al ser pioneros en este tipo de trasplantes ambas operaciones iban a ser experimentales y encima el receptor, o sea Enzo, no rebosaba salud. De ahí que les sometieran a un examen mucho más férreo antes de darle luz verde al trasplante.

MR BAD GUYWhere stories live. Discover now