-UNA BUENA ACTUACIÓN-

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—Efreet

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—Efreet... Djinn ya basta... necesitamos avanzar... —Comentó Rosael ajustándose su capa y dejó de mirar a Djinn para dirigirse a Efreet. —te diré mi primer deseo. —Efreet de inmediato le quitó importancia a su pelea con Djinn y Rosael se volvió su objetivo. —Deseo que me lleves hasta el siguiente genio para encontrar al Hechicero Liche. —El genio de piel oscura entendió ahora por qué Djinn se encontraba con ella y miró a las tres personas sin poder decirle que no a Rosael.

—C... concedido...  —lanzó una chispa de magia al cielo y suspiró un poco tenso por soportar a Djinn. —Tendré que aguantar a ese genio estúpido, el siguiente es Dao; es el genio elemental de tierra, desde ahora le informo señora Rosael que no será tarea fácil cazarlo.

— ¿Cazarlo? Eso suena a que se tiene que ser rudo con él. —dejó escapar Sebastian un poco espantado.

—Concuerdo con el genio cabeza de excremento, —interrumpió Djinn. — Dao no es un genio pacifico; es un genio malvado, aunque yo le hecho algunos favores y ambos nos toleramos... pero aun que le pidieras de deseo que te acompañe a buscar al Liche no lo hará; tendremos que capturarlo y llevarlo a la fuerza. 

— ¿y cómo se supone que se caza a un genio malvado? —preguntó Rosael sosteniendo su panza, comenzaba a tener malestares extraños.

—lo que es difícil es convencerlo con palabras, lo fácil es convencerlo con un Hurón, a Dao le vuelven loco los Hurones, tiene a cientos de mascotas, no podría resistirse a uno; lo que necesitamos es una jaula lo bastante resistente. —Opinó Efreet con su voz gruesa característica y Rosael sonrió.

—Yo conozco un hechizo para crear una jaula, ustedes dos consigan un Hurón y pónganlo dentro, yo... yo tendré que llamar su atención. —les indicó Rosael recogiendo sus mangas.

—Rosael... Por favor permíteme ir yo en tu lugar, ahora te sirvo; además es algo muy arriesgado para una mujer de tu estado. —le dijo Sebastian suplicante.

—en ese caso ya sé cuál es mi segundo deseo Efreet. —contestó segura Rosael dirigiéndose a él. —Deseo que Sebastian lo logre sin salir mal herido o muerto.

—Siento decir que eso no será posible, la persona que debe conseguir al genio es usted señora Rosael. —Rose suspiró y cambió su deseo.

—Entonces deseo que en caso de morir... mis bebés sobrevivan.

—Concedido... —respondió Efreet lanzando un rayo de magia al cielo y un escudo transparente cubrió el vientre de Rosael.

Sebastian al ver que Rosael se encontraba cansada se volvió a convertir en pesadilla y la transportó hasta que llegaron al desierto Turún a las afueras del bosque perdido. Los genios caminaban por delante guiándolos mientras discutían al mismo tiempo por cualquier simple razón.

Todo marchaba según el plan hasta que en medio del desierto los cuatro observaron a una mujer vestida de negro arrodillada haciendo un conjuro, se detuvieron lejos de ella y Rosael no podía dejar de mirarla, algo malo había con ella... hasta que una voz en su interior le dijo que podría tratarse de una protectora de la realidad, bajo de Sebastian y le dijo a los genios que desaparecieran hasta que ella les avisara, sabía que con la capa no podrían saber que ella era hechicera.

Engatozada: RosaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora