- Soy perfectamente capaz de cuidarme bien allí afuera, Doctor dramático. - expliqué con total y serena calma al hablar. Tomé su rostro entre mis manos y le di un beso en los labios para lograr que se le bajaran los humos y pudiera volver a la realidad con tranquilidad.- Te extrañé al despertar. No pude oír tus buenos días antes de partir.



- Sí me despedí de ti, solamente que estabas tan cansada que a duras penas te pude despertar. -comentó, olvidándose completamente de el por qué estaba tan molesto y agitado.



- Sí me hubiese dormido más temprano podría despedirme de ti de una mejor manera. Lo siento, cariño; pero recuerda que fuiste tú quien me lo impidió en un principio. -comenté divertida antes de volver a besarlo. Me sentía bastante orgullosa de mí misma por haber logrado que llegara a olvidar que yo me había escapado sin avisar, pero desgraciadamente no soy una chica del todo afortunada.



- ¿A dónde fuiste? ¿Porqué saliste de casa sin avisar? Podrías haberme esperado y...



- Edmund, sabes perfectamente que yo no necesito de tu protección. No recibí tu ayuda para poder llegar aquí, cosa que luego tú y yo discutiremos con mucha seriedad en otro momento, porque ahora me encuentro de muy buen humor y lo último que quisiera es discutir contigo. ¿Okey? -le pedí con la intención de soñar lo más buenas posible, pero creo que no llegué a ser lo suficientemente "sutil" como esperaba. Mis palabras parecieron haber llegado a tocar cierta parte blanda de su interior, por lo que tuve que abrazarlo con todas mis fuerzas...- Lo siento.



- Olvídalo. -negó con la cabeza mientras se dirigía a la habitación, y yo lo seguí para asegurarme de que en realidad ese "olvídalo" no debía significar lo contrario.



Entré a la habitación después que él, y antes de que pudiera hacer nada lo tomé de la camisa por detrás y lo rodee con mis brazos; luego, apoyé mi rostro en su espalda y con mi manos sobre su pecho.



- Quiero ayudarte. -dije.- Pero no desde aquí.



Él tomó mis manos para que lo soltara por un instante, pero solamente lo hizo para poder dar media vuelta y quedar frente a mí, con la intención de mirarme a los ojos al hablar.



- No me... -quiso decir algo, pero después se arrepintió y negó con la cabeza nuevamente.- Sé que eres mucho más fuerte que yo en numerosos aspectos. Si algo sucediera, yo no seré capaz de defenderte; pero... Yo... Es por eso que no quiero que salgas de aquí. No quiero facilitarle el trabajo a ese imbécil, porque sé que, si llegara a encontrarte, yo no podré hacer nada por ti otra ves...



- Créeme que al decir que ese imbécil no nos encontrará, lo estoy afirmando con total seguridad. Sé que ese idiota no volverá a molestarnos jamás, y es por eso que tengo tanta confianza al salir. -confirmé totalmente segura de ello; pero al ver que él estaba bajando la mirada sin deseos de oír lo que yo le estaba diciendo, tuve que tomar su rostro entre mis manos y lo obligué a mirarme fijamente a los ojos.- No voy a pasar el resto de mí vida encerrada aquí, Edmund. Ahora tú y yo somos más que un equipo, y para ser uno debemos trabajar y apoyarnos mutuamente de forma pareja en todo ¿Okey? Yo quiero colaborarte y voy a trabajar mientras tú estudias porque quiero que puedas cumplir tus sueños como debe ser. No me lo puedes impedir, y sabes muy bien por qué...



- Sé que no. -afirmó con una leve sonrisa en su rostro mientras colocaba sus manos sobre las mías y las acariciaba cuidadosamente.- Pero... Me desagrada la idea de saber que tú debas trabajar para que yo pueda continuar con mis estudios y...



- No lo hago por eso; y aún si fuera así créeme que no deberías sentirte mal en lo más mínimo. Quiero que estudies, pero también quiero pasar más tiempo contigo y reduzcas el tiempo que pasas en esa fábrica. También se me ha ocurrido que para compensar el resto del tiempo que pasas en la Universidad por las noches, podría compensarlo con solo buscar un trabajo allí. - dije y él me observó un tanto sorprendido por ello conmigo.

Offenbarung 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora