Capítulo 58

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Título: Promesa Rota

POV Anastasia

—Arriba par de tórtolos —grita la vieja pedófila—. Hoy conocerás de primera mano de que se trata nuestro mundo, querida Anastasia.

Destapa mis ojos y la luz me deja momentáneamente ciega. Todavía ciento a Christian detrás de mí y le gruñe a la zorra. Si estuviéramos en otras condiciones, estuviera riéndome. La habitación es la misma de la foto de cuando Christian era sumiso. Debemos estar en casa de esa vieja, entonces. Donde volvió a mi Christian, en su juguete. Me toma del brazo y me arrastra lejos de él ignorando mi lamento. Trato de gritar, pero esa maldita mordaza no me lo permite y él se queja al no sentirme. Mis lágrimas vuelven, no quiero que esa bruja le haga daño.

—Isaac, siéntalo en la silla.

No había visto al sujeto que estaba en la puerta, ahora se acerca y lo levanta, forcejea, pero está en desventaja. Corta la soga que une sus pies y sus manos, lo sienta conservando sus manos en su espalda. La vieja hace lo mismo conmigo y me hace poner de pie. Suelta mis manos, forcejeo con ella tratando de quitarle el cuchillo, pero tiene toda la ventaja. Me da un golpe en la cara y caigo al piso, siento como me escuece la mejilla y escucho a mi esposo gruñir y tratar de gritar. Volteo hacia él y parece que estuviera llorando, grita lo más que puede con esa bola en la boca y forcejea con el tal Isaac quien no le permite moverse. La bruja me vuelve a tomar fuerte del brazo y me pone de pie. Trato de no quejarme para que Christian no me escuche, no quiero que sufra.

Toma una de mis manos y me dice al oído que, si no coopero, se la cobrará con Christian. Me esposa las manos a una gran y pesada equis, luego pasa a mis pies y me deja allí, mirando a la pared.

—¿No crees que se ve hermosa allí, querido? —dice a mi espalda y Christian se queja, no puedo más que llorar en silencio.

Tengo miedo de lo que hará ésta horrible mujer. Se me vuelve a acercar y siento como hace tiras mi ropa, Christian sigue con sus gritos ahogados, pero más fuerte ahora. Me deja con el torso desnudo y acaricia mi espalda, luego sigue cortando mi pantalón haciéndome pequeños cortes en las piernas haciéndome sangrar y por último corta mis bragas.

—Que piel más perfecta tienes. —Siento un fuerte golpe en la espalda, grito y me arqueo del dolor. Detrás escucho a mi esposo llorar. Esto es algo que él no quería que viviera—. Me dejaste en la calle, Christian, me devolverás todo y con intereses. Unos muy altos intereses.

Me vuelve a golpear y se aleja mientras me reprimo.

—Ya déjala. Haz conmigo lo quieras, pero deja a mi esposa en paz. Sabes que puedes golpearme todo lo que quieras —su voz es sólo sollozos y eso me parte el corazón.

—Claro que no. Aunque quizás, tal vez, no se... ¿Quisieras hacerlo tú mismo?

La verdad es que preferiría que lo hiciera él a que lo hiciera la bruja esa.

—¡No!

—Como quieras, querido —dice divertida y escucho sus pasos volver hacia mí.

—¿Qué mierda quieres, Elena? Deja a mi esposa en paz.

—Esposa. Realmente estás enamorado de ella, mi querido Christian. —Su falso asombro es repugnante—. Es una lástima, porque yo sólo quiero que las cosas estén como antes.

—¿Y cómo es eso? Según tú.

—Que seas el mismo Christian de antes, que seamos amigos, tener de vuelta mi spa con todo su esplendor.

—No te interesa que yo sea feliz —espera Christian y ella se vuelve alejar de mí.

—No, mientras yo no esté en tu vida. Apenas apareció ésta, me desechaste como a un perro. Tanto que hice por ti.

Por Mi DiosaWhere stories live. Discover now