Capítulo 57

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Título: Maldita Zorra

POV Anastasia

Despierto y todo mi cuerpo duele, sobre todo la cabeza. Siento como si un camión me hubiera pasado por encima. Trato de abrir los ojos, pero no puedo, los tengo vendados y duele, la venda está muy fuerte y mis ojos queman. Mi boca está amordazada, tengo algo que me impide cerrarla, es una especie de bola, también duele y la siento seca. Mis muñecas duelen y las siento adormecidas. Tengo los brazos, las manos, los pies y piernas amarradas hacia la espalda, con las manos también atadas a los pies. No puedo mover ni una pequeña parte de mi cuerpo. Estoy acostada sobre algo duro, puede ser el suelo. Este lugar es frío, o tal vez sea que lo percibo así por el piso. Se siente un olor a canela y a madera que me provocan náuseas por lo fuerte que es. De fondo se escucha una música suave, pero a la vez perturbante, como si estuviera haciendo preámbulo para algún macabro show. No puedo creer que nos hayan secuestrado. Espero que Christian se encuentre bien y no le hayan hecho nada malo. La última vez que lo vi, estaba desmayado, por lo menos eso creo. De sólo pensar que pueda estar mal o pueda estar muerto, mi pecho duele. No puedo contener mis lágrimas.

Por favor, que mi esposo esté bien.

Escucho una puerta abrirse y pasos fuertes acercarse a mí. La música ahora son golpes suaves de tambores, ¡Como lo odio!

—Arriba, señora Grey —habla un hombre en voz baja y me toma del brazo haciéndome quedar de rodillas.

Escucho a una tercera persona, pero ésta no habla, sólo hace sonidos ahogados. Es un hombre y está igual de amordazado que yo. Mi Christian. También empiezo a hacer los mismos sonidos que él. Por lo menos sé que está bien.

—Cállense los dos o mi ama los va a castigar. —Su voz es suave y calmada, perturbadoramente agradable. Siento que está frente a mí—. Le voy a quitar la mordaza para que coma, señora Grey. No quiero que hable o tendré que volver a tapar su boca. ¿Me entiende?

Asiento y mueve sus manos detrás de mi cabeza. Su perfume es de un fuerte y sexy hombre, es de los costosos, parecido a uno de los que usa Christian. Saca la bola de mi boca y me duele incluso para cerrarla. Muevo mi quijada arriba y abajo tratando de encontrar alivio.

—Christian —murmuro y vuelve a hacer esos mismos sonidos, mis lágrimas caen, pero no las siento bajar por mis mejillas—. Estoy bien, amor.

—Por favor, señora Grey.

—¡No! —grito—. ¿Por qué nos tienen aquí? Déjennos ir. Por favor.

Vuelve a poner la mordaza y empiezo a gritar y a retorcerme para que no lo haga. Esa mierda maltrata y me duele. Christian al escucharme gritar también lo hace, pero sus gritos son ahogados y dolorosamente desesperado. No quiero escucharlo de esa manera. Me duele.

—Prométame que estará callada y se comerá lo que le daré, y yo prometo no dejarla tan ajustada.

Es una mejor oferta y tampoco es que tenga muchas opciones. Asiento y la vuelve a quitar. Christian sigue gritando o por lo menos lo intenta.

—Todo está bien, amor —digo entre sollozos.

Escucho que se calma un poco.

—Le daré agua de una botella. Incluso está sellada. —Pone la botella en mi boca y me inclino para poder tomarla. Siento como refresca todo en mi interior haciéndome jadear por más. Me quejo cuando la retira, pero lo reemplaza con un pan, lo muerdo, pero en realidad no quiero comer, la comida no me pasa—. ¿No quiere más?

Niego y se levanta para volver a amordazarme. Le digo a Christian que estoy bien antes de que lo haga y escucho un sonido, como si dijera que todo irá bien.

Por Mi DiosaWhere stories live. Discover now