Capítulo 51

6.7K 500 10
                                    

Título: ¿Quieres Hablar?

POV Christian

Cuando despierto y encuentro esa maraña de pelo castaño sobre mi pecho y esos pequeños brazos aferrándose a mí, no puedo más que sentirme feliz y un poco más relajado. Sé que me va a perdonar.

Lo sé.

Despertar ayer y no encontrarla por ningún lado, casi me vuelve loco. Ella no sabe lo mucho que la necesito así, sentir su suave piel, su delicioso y embriagante aroma, escuchar su risa, ver el hermoso azul de sus ojos. Lo necesito todo de ella. Me relajé cuando Taylor me dijo lo preocupada que estaba cuando me encontró dormido frente a la puerta de nuestra habitación, y lo dulce que fue conmigo en ese momento. Su indiferencia el resto del día, fue aún peor, su manera tan fría de hablarme y el no querer venir a casa para no verme me hacían sentir el hombre más sucio del mundo. La quiero de vuelta y sé que eso no será posible hasta que hablemos.

Haré lo que sea para que me perdone.

—Christian —murmura y se aferra aún más a mi subiendo una pierna sobre mi cadera.

Beso su cabeza y se relaja un poco suspirando. Desde que duermo con mi Ana, no tenía pesadillas. Había olvidado lo que se siente despertar a media noche sudando y con el corazón latiendo desbocado, sintiendo ahogarme en mi propia locura. Pero el sueño de anoche fue diferente, no estaba la puta adicta, era mi Ana. No podía alcanzarla, con cada paso que yo daba, la sentía más lejos. Me sentía tan impotente e inútil. Ella sólo lloraba y estiraba su mano hacia mí, pero nunca la pude alcanzar. Pero al despertar y tenerla frente a mí, sentí como me volvía el alma al cuerpo.

Ella no entiende.

Siento como se remueve y empieza a estirar su cuerpo pegándolo más al mío. Sentir sus perfectos pechos pegados a mí, hacen que esa común erección matutina duela, sube y baja su pierna sobre mi amigo haciéndome gemir, la necesito... y parece que eso la despierta porque se detiene y levanta la cabeza, me mira sonrojada y con su rostro todavía adormilado. Se le ve tan inocente.

—Buenos días, nena.

Sonrío de medio lado y retiro el cabello que cae a su rostro.

—Hola —contesta y muerde su labio.

—Joder, Ana. —Tomo su rostro y la beso con necesidad. No puedo estar más tiempo sin sentirla. La subo sobre mí—. Te amo, nena. Te necesito —digo entre besos y gruño cuando frota su sexo sobre mi polla.

Meto mis manos por debajo de su bata, que es más bien una remera mía, y la saco de su cuerpo, no tiene bragas y eso me encanta. Tengo a mi mujer completamente desnuda sobre mí y me desea como yo a ella. Ella me ama.

Empieza a mover sus piernas hacia abajo sacando mi pantalón en el proceso. La atraigo y la vuelvo a besar, jala mi cabello y suelta un excitante gemido cuando froto mi polla en su sexo tan húmedo. Quiero y necesito estar dentro de ella. Subo mis manos a sus pechos y sus gemidos crecen. Me está volviendo loco. Me siento y tomo su duro pezón entre mis labios, lamo y chupo con demasiada hambre, y sigo con el otro. Quiero volverla loca por mí y que me necesite como yo a ella. Bajo una mano a su sexo y froto su clítoris mientras introduzco dos dedos, se ve tan hermosa así. Echa su cabeza hacia atrás gimiendo, vuelvo a tomar sus pechos en mis labios y trazo círculos dentro de ella. Me encanta tenerla así, excitada y necesitada. Vuelve a jalar mi cabello y grita mi nombre mientras se corre en mis manos, empapándome con su delicioso líquido. Mientras esta jadeante sobre mí, no puedo aguantar más para sentirla, la tomo de las caderas y me entierro en ella en un solo movimiento, gime y me mira con deseo con su respiración aún agitada. Esto se siente jodidamente bien, tan apretada como siempre, recibiéndome por completo. La muevo de arriba a abajo lentamente, y ya siento que enloquezco al sentir lo húmeda que está por su reciente orgasmo. Aumenta el ritmo saltando sobre mí, chocando nuestras caderas y su cabello se pega a su frente por las pequeñas gotas de sudor. Sus pechos se mueven de arriba a abajo en mi cara y los tomo en mis manos pellizcando sus pezones, empieza a moverse más rápido y un grave gemido de puro placer sale de mi boca. Mi mujer sí sabe cómo enloquecerme.

Por Mi DiosaWhere stories live. Discover now