Capítulo 28

7.4K 506 10
                                    

Título: Un Regalo

POV Anastasia

Despierto y siento mi cuerpo adolorido como nunca antes y no puedo creer que ya sean las diez de la mañana al fijarme en la absurda hora. A mi mente llegan todas las escenas de la noche anterior y sonrío como idiota por lo feliz que me siento. Christian dice que soy insaciable, pero no me puedo comparar a él, mientras yo, lo único que deseo es, disfrutar de todo lo que él me ofrece. Hicimos el amor hasta que la habitación empezó a iluminarse con el nuevo día.

Mi esposo se remueve a mi lado y me aprieta más a su cuerpo. Joder, y yo que necesito ir al baño. Trato de moverme, pero solo logro que su agarre sea más fuerte. Puedo ver todo su cuerpo desnudo aferrándose al mío, y yo todavía llevo medias y liguero, los tacones desaparecieron en algún momento.

—No me dejes, Ana —murmura con el ceño fruncido, como si ese pensamiento lo lastimara.

¿Que estará soñando?

Me rindo y me acomodo como a él le gusta, entonces lo escucho murmurar un te amo. Mi sonrisa me hace doler la cara, pero es que me encanta que lo diga. Este hombre me hace muy feliz.

Y así me vuelvo a quedar dormida.

[...]

Cuando despierto, estoy sola en la gran cama sucia con chocolate y jugo de fresas, la única evidencia de la deliciosa y placentera noche que tuvimos. Miro el reloj en la mesita y ya es la una de la tarde, muero de hambre, pero primero al baño a darle fin a mis necesidades fisiológicas. Voy por una remera para cubrirme y salgo. Después de buscar a Christian y comer algo, me lavaré para quitar esa sensación pegajosa que me ha dejado el chocolate en todo mi cuerpo.

Salgo y voy directamente al estudio, él siempre está trabajando. Al llegar no es necesario tocar la puerta porque está abierta, lo escucho hablar cosas de sus negocios que realmente no entiendo y tampoco me interesan. Lleva solamente sus pantalones de pijama con su torso desnudo que todavía está manchado de chocolate al igual que yo y sonrío mordiendo mi labio por lo delicioso que se ve así, con su cabello desordenado y su cuerpo sucio, listo para lamerlo completo.

Lo dejo sin llamar su atención y voy a la cocina para preparar un rápido almuerzo, ya que hoy le hemos dado el día libre a Taylor y a Gail para tener algo de privacidad.

Reviso cada estante y gaveta de la enorme cocina. Tienen de todo aquí, parece un restaurante gourmet. He decidido preparar una sencilla pasta china con camarones. Cuando voy por la mitad de la preparación siento los brazos de Christian rodeándome acompañado de un beso en el cuello que me hace gemir.

—Buenas tardes, esposa mía —susurra en mi oído.

Me da vuelta y me sienta en la mesa de la cocina tomándome por sorpresa, quedando casi a su nivel. Me saca le remera y sonríe al ver que todavía llevo el liguero... Olvidé sacármelo junto a las medias.

Apaga el fuego y recorre mi cuerpo con sus manos.

—Todavía estas sucia, nena. —Pasa su lengua por mi cuello y gimo—. Anoche no hice un buen trabajo.

Sigue bajando mientras lame profundamente y se ocupa de mis sensibles pechos.

—Parece que tienes mucho de mi cuerpo en que ocuparte.

Su sexy sonrisa me derrite.

—Oh, cariño. Te haré brillar.

Muerdo mi labio riendo un poco por sus jocosas palabras y agarro su cabello aferrándome a él, cuando muerde y siento sus dedos jugar con mi sexo y sube a mis labios mientras reemplaza sus dedos por su polla con una sola estocada que me hace gritar. Empieza a moverse lento hasta que me acostumbro a su invasión, luego sus embestidas se tornan duras y rápidas, como tanto me gusta. Nuestros gemidos son fuertes y mi cuerpo solo pide más de él. Gimo fuerte cuando mi cuerpo siente que se aproxima ese clímax que tanto necesito. Ambos lo alcanzamos casi al tiempo, mientras grito su nombre.

Por Mi DiosaOnde histórias criam vida. Descubra agora