Capítulo 5

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Título: Volver Atrás

POV Christian

Entro a mi cuarto de juegos y ahí está ella, de rodillas y con la cabeza gacha, tal y como me gusta. Camino de largo ignorándola y empiezo a pasar mis manos por los látigos, bastones, fustas... Todo de diferentes tamaños y grosores. Necesito escoger algo adecuado, algo que me ayude a sacar a Anastasia de mi mente. Que corte mi alma y drene cada estúpido sentimiento que, absurdamente, ha nacido hacia ella de manera abrupta. Así que me decido por una delgada vara.

Le ordeno que se ponga de pie y vaya hasta el banco. Hace lo que le digo sin dudar, como siempre. Siempre es lo mismo.

Voy hacia ella y le digo que se incline.

—Te voy a dar ocho azotes y contarás.

—Si, amo —contesta tranquila.

Para esto fue entrenada. No como mi inocente niña. Tan hermosa y dulce como ninguna otra que he conocido jamás. Aprieto mis puños tratando de bloquear mis pensamientos y empiezo con mi implacable castigo, pero la imagen de Anastasia abrazada a ese sujeto, es lo único que hay en mi mente. No puedo dejar de sentirme frustrado. Me siento como un niño al que le han arrebatado su juguete favorito y está inconsolable por perder lo único que lo hacía feliz.

Me siento tan cegado, que ni siquiera escucho el conteo de mi sumisa. Lo único que está en mi mente es ella. Soy un maldito imbécil, pero soy un hombre hecho y derecho. Soy un hombre de negocios que sabe cuándo debe insistir, pero también cuando debe retroceder. Ana no es una mujer para mí, ese es un hecho que supe desde el primer día en que la vi y aun así traté de ir en contra de mi propia naturaleza desde el instante en que la tuve en mis brazos.

Tengo que dejarte ir, Anastasia Steele.

—Ro... —escucho el delgado murmullo de Zaida, pero la ignoro tomando aire dejándola ir finalmente.

Me siento más relajado, más tranquilo y liviano. Lo necesitaba, pero creo que esto llevará más tiempo del que creí. Miro a Zaida, quien todavía yace recostada al banco llorando. Su trasero y espalda están cubierto de sangre y la piel abierta.

—Mierda —murmuro incrédulo con mis manos empezando temblar por el enojo hacia mí mismo.

No puedo creer que haya hecho algo como esto.

Joder, soy un maldito monstruo.

Me acerco a ella, pero se estremece al notarme. Aunque, me deja tomarla en mis brazos para llevarla a su habitación y la acuesto, limpio con cuidado sus heridas y me maldigo por lo que he hecho. Necesita atención, pero no puedo llevarla a un hospital, necesito a alguien que la atienda. La única solución rápida que tengo es llamar a Elena. Ella se puede ocupar de que la atiendan adecuadamente. La llamo una vez estoy afuera de la habitación y contesta al segundo tono.

—Christian, querido. ¿Cómo has estado?

Su voz es suave como siempre, pero me siento demasiado irritado como para seguir sus estúpidos juegos.

—¿Puedes venir al Escala?

—Claro. ¿Ocurre algo?

—Te espero. No tardes —hablo con voz fría y corto la llamada.

No me interesa socializar en este momento. Soy una mierda. He perdido completamente el control y he lastimado a mi sumisa, cuando prometí cuidarla. Todo por estar molesto por lo que pasa con Anastasia.

¿Por qué no te puedo sacar de mi mente, nena? —me quejo como el idiota que soy por su culpa.

Elena llega en quince minutos, pero no la recibo personalmente. Taylor se encarga de llevarla con Zaida y sacarlas de mi piso. Cuando vuelve para decirme que se han ido, me mira con ira contenida. Sé que dejé a la chica en malas condiciones y merezco más, que una simple mirada reprobatoria. No me extrañaría que presente su carta de renuncia.

Por Mi DiosaWhere stories live. Discover now