Capítulo 40

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Título: Poco Sentido Común

POV Christian

Al despertar, lo primero que veo son los hermosos ojos azules de mi diosa. Me pregunto ¿cómo se sentirá después de lo que hicimos anoche?

—Buenos días, nena.

Acaricio su suave cabello y sonríe mientras apoya su cabeza en mi pecho y lo besa robándome un profundo suspiro que me tranquiliza.

¡Cómo me encanta que lo haga!

Lo que siempre necesité y que me fue negado, el amor.

—Hola, amor —susurra mirándome a través de sus largas pestañas.

—¿Cómo te sientes? —pregunto.

Rozo sus mejillas con mis dedos y espero con calma su respuesta deseando que no se haya asustado por los azotes posteriores cuando aumenté la intensidad de éstos y con lo cuales, incluso, soltó algunas lágrimas, pero resistió con valentía enorgulleciéndome.

—Muy bien. —Se sonroja y sonrío complacido.

Esta mujer no deja de sorprenderme.

—No lo puedo creer.

—¿Qué? —Levanta ligeramente su rostro algo preocupada, lo cual me hace sonreír.

—Que estés aquí, conmigo. Que me quieras. Que hayas permitido que hiciéramos lo de anoche. Que seas mía.

Su cuerpo se relaja y me abraza. El teléfono interrumpe nuestro momento de intimidad y resoplo. Veo que es un mensaje de Clark, el encargado de manejar SIP junto a Roach, y lo leo inmediatamente, preocupado. Este tema no deja de molestarme.

—¿Qué sucede?

—El detective quiere hablar con Laura. Debo ir. Me siento responsable de lo que le pasó a esa chica.

—¿Puedo ir contigo? Quiero saber cómo está.

—Claro que sí. Después vamos por nuestra pequeña.

Me sonríe y vamos juntos por un baño. Después de pasar por esa tortuosa terapia para dejar que me toque, no he querido que deje de hacerlo. De esa manera me siento completo. Con cada roce de sus manos en mi cuerpo mientras me aplica el gel de baño, mi excitación crece y la veo sonreír con sus mejillas sonrojadas y pupilas dilatadas. No espero más y la enredo mis manos en su cabello para besarla con fuerza. Esta mujer sólo hace que la desee más cada día. Toma mi miembro ya erecto en sus manos y lo estimula. Esto se siente jodidamente bien. La tomo por el culo y la pego contra la fría pared aprisionándola con mi cuerpo, cuando enreda sus piernas en mi cintura. Se queja en un principio, pero ríe. Se siente tan perfecta así. Encajamos perfectamente en el cuerpo del otro. Ella fue hecha para mí. Y es sólo mía. La levanto un poco y me entierro en ella en sólo movimiento. Su fuerte gemido me enloquece, me quedo quieto sintiéndola. Me muevo lentamente mientras beso y muerdo su cuello, bajando a sus dulces pechos. Mi nena pide más y yo la complazco haciendo más fuertes mis embestidas. Hasta que nos corremos juntos, liberando ese deseo que tenemos el uno por el otro. Me encanta que sea insaciable y que nunca me diga que no. Amo a esta mujer.

—Tenemos que irnos ya, nena. —Ella ríe y me da un suave beso.

Salgo de ella y suelta un pequeño jadeo. Es tan malditamente apretada, que me encanta. Terminamos de bañar y nos cambiamos. No aparto mi vista de ella mientras se mueve desnuda de un lado a otro por nuestro armario buscando lo que usará hoy. Su cuerpo lleno de curvas y ese culo perfecto que tiene.

Por Mi DiosaWhere stories live. Discover now