Capítulo 56

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Título: Un Bebé

POV Anastasia

Tres Meses Después

—Ana, Joder —se queja Christian—. Apaga ese puto teléfono. Mañana tenemos que trabajar temprano y no hemos dormido nada.

Refunfuña y se da vuelta para seguir durmiendo. Por lo menos ha dejado los celos cada vez que mi teléfono suena, ya sabe que por lo general es Jessie quien me llama cuando no puede dormir, lo que es cada noche de las últimas dos semanas. Aunque prometió no volver a hacerlo desde que le dije lo molesto que se pone mi esposo. Tomo mi teléfono estando todavía somnolienta y confirmo que es ella, me levanto rápidamente y contesto sin molestar a Christian. El sueño me abandonó instantáneamente. Sólo he dormido unas tres horas y ya son la cuatro de la mañana. Siempre me preocupo por ella.

—Jessie, ¿Qué sucede? —pregunto alarmada.

Dijo que sólo lo haría en caso de emergencia y además está en sus últimos días.

—Stu se fue de viajeeee —lloriquea mi pobre amiga y me relajo.

Es una dramática.

—Ya me lo dijiste, Jess. Regresa mañana ¿recuerdas?

—Sí, pero... pero... es que rompí fuente —dice gimoteando.

—¡¿Qué?! —grito alarmada y salgo corriendo a mi armario para ponerme ropa.

—Ana ¿qué pasa? —entra Christian asustado.

Y me distraigo viendo su delicioso cuerpo desnudo en la puerta del vestidor, sonríe con suficiencia y le lanzo un zapato por distraerme. Lo esquiva y ríe.

—Ana, ¿sigues ahí?

—¿Cuánto has dilatado?

Eso es importante para saber si tengo que llamarle una ambulancia o alcanzo a ir por ella.

—No lo sé —sigue sollozando.

—No te asustes. No es tu primer bebé, lo sabes.

—Lo sé, pero tengo miedo. Nunca lo he hecho sola. Quiero a mi esposo.

—No lo vas a hacer sola. Voy a estar contigo, ¿está bien?

—Eso creo.

Río por su respuesta. Empiezo a moverme de un lado a otro tomando lo primero que encuentro para vestirme. Christian, a pesar de no saber lo que pasa, también se cambia. Ya debe asumir lo que está pasando.

—Ya vamos en camino. ¿Cada cuánto tienes las contracciones, Jessie? —pregunto mientras bajamos las escaleras rápidamente.

—¿Vienes con tu esposo, el delicioso Grey?

Ambas reímos y de repente empieza a gritar.

—¿Estás bien?

Christian se aleja para hablar con un perfectamente despierto Taylor y saca el SUV.

—Si, sólo fue una contracción. Voy a tener que cambiarme, no quiero que tu esposo me vea en pijama.

—Jess, concéntrate. ¿Cada cuánto son las contracciones? —increpo mientras subo en el asiento del copiloto y mi esposo toma camino hacia la casa de Jessie.

Estamos a media hora. pero gracias a que es de madrugada, podremos llegar rápido.

—Diez u ocho minutos —dice ella y eso me tranquiliza un poco.

—Bien. ¿Ya tienes tu maleta lista?

—Si. Pero tengo miedo de bajar las escaleras.

—Ni se te ocurra bajar las escaleras. Espera a que lleguemos, por favor —le digo y vuelve a gritar—. Jess, esos fueron seis minutos.

Por Mi DiosaWhere stories live. Discover now