Capítulo 43 ✔️

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POV KIARA WALTON

Luego de escuchar a Nora y su descabellado consejo me fui directo al departamento.

Entré a la cocina desde que llegué sin ni siquiera soltar mi bolso.

—Señora Davis— habló Bethia al verme entrar.

—Bethia, por favor informarle al personal del departamento que hoy pueden salir más temprano— anuncié abriendo el refrigerador.

—¿Más temprano? — inquirió con cara de confusión —Pero, la cena de usted y el señor Bastián...

—Yo me encargo, cocinaré para mi esposo— declaré mirando lo que había dentro del refri.

—Si necesita ayuda puedo quedarme, no es problema— se ofreció ella.

Cerré el refrigerador apoyando mis brazos en la isla de la cocina.

—Gracias, pero no es necesario.

—Ah... La he visto cocinar, señora Davis, y de verdad no me malinterprete, de todas las cualidades que tiene, la cocina no es la más sobresaliente, déjeme ayudarla— pidió, pasándome una manzana, le di un mordisco.

—Está bien, me convenciste con la manzana— expuse mostrándosela—¡Pero yo hago la ensalada! — grité saliendo de la cocina.

Me encaminé a mi habitación, seleccionaría un conjunto de lencería de encaje, esta noche el rojo sería el protagonista, como alegoría a Caperucita roja y el Lobo, solo que, en esta versión del cuento, el Lobo no quería comerse a la abuela sino a Caperucita...

Preparé la tina, tenía semanas sin poder darme un largo baño, casi siempre era la ducha debido al cansancio, al cual estaba siendo sometida en la firma, mi habitación parecía una oficina con tantos documentos de diferentes casos regados por ahí.

Me introduje en la tina después de agregar las sales de baño, esto era tan relajante que me tomé una hora solo para mí, lo necesitaba.

***

Salí de la habitación cubierta por un albornoz, debajo de él llevaba puesto el conjunto de encaje que elegí, el cual consistía en un sostén que no dejaba nada a la imaginación y una braga que se perdía entre mi trasero, no sé dónde había quedado mi vergüenza delante de Bastián, pero claramente no existía.

<<Necesitas de Dios, Kiara, porque esta noche te irás directo al infierno>>

Me sorprendí cuando crucé por la sala encontrando la mesa organizada, la señora Bethia hizo más de lo que lo pedí, colocó velas y rosas rojas en la mesa volviéndolo todo más romántico.

Corrí a la cocina.

—Bethia, muchas gracias por tu ayuda, de verdad— manifesté abrazándola desde atrás, dejando un beso en su mejilla.

—No es nada, señora Davis, todo sea por el amor— comentó sonrojada.

<<¿Amor? Claro... >>

—¿Necesitas ayuda?— indagué.

—Ah..., sí, falta el vino y llevar los platillos a la mesa— indicó señalando las delicias que preparó.

Me moví en la cocina tomando una botella de vino de la pequeña cava, para luego ayudarla a llevar los platillos a la mesa.

—Creo que es todo, he dejado los vegetales desinfectados en la cocina— informó buscando su bolso.

—De acuerdo, trataré de no arruinar todo lo que hiciste con mi... ensalada— bromeé.

Ella me miró.

La MenorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora