Capítulo 81 ✔️

47.6K 2.3K 19
                                    

POV KIARA WALTON

—¡Vamos al parque! — gritó mi hermana, entrado a mi habitación.

Habíamos regresado de Oregón hace dos semanas después de terminar las festividades.

—No quiero salir— indiqué volviendo a pegar mis ojos en la laptop.
—Iremos con Javier, anda..., debes salir de aquí, o ya te empezaré a cobrar la renta de esta habitación— dijo mi hermana tratando de sonar sería.
—Hace frío afuera, Kate— me quejé cerrando mi laptop.

Me tiré sobre la cama.

—Ya salió el sol, Kiara, no hay frío, lo que sucede es que la nieve te ha segado y solo sientes frío— expresó mi hermana, no sé si sus palabras tenían doble sentido, pero conociendo a Kate, podía asegurar que su oración era totalmente polisémica.
—Kate, tú amas el sol y odias la nieve...— recriminé, no sabía qué más decir, tomé una de las almohadas tapándome la cara.

Sentí el colchón hundirse, Kate se sentó en la cama quitando la almohada de mi cara, miré a mi hermana con cara de pocos amigos.

—Disfruto el momento en el cual ambos pueden unirse, como ahora. Así que, busca tu abrigo y mueve tu trasero al parque— ordenó.

<<Demonios>>

—Te espero afuera, Javier no tarda en llegar— declaró saliendo de la habitación.

<< ¡Joder!>>

Respiré profundo, no tenía más opción que ir al parque de mierda.

***

Salí con Kate y su novio al Central Park, la nieve había empezado a derretirse, mi pantalón estaba mojado, me senté en una banca, tenía el trasero húmedo, era horrible.

Kate y Javier se lanzaban bolas de nieve, que ya parecía agua.


—¡Kiara! — gritó Kate, —¡Ven!

Negué con mi cabeza rápidamente.

En ese instante una bola de nieve cayó sobre mis piernas, levanté mi mirada para ver de dónde provino, y fue el tonto de Javier, me puse en pie molesta, pero otra bola de nieve golpeó mi cara y esta vez había sido Kate.

Ambos comenzaron a lanzarme bolas de nieve mientras yo intentaba cubrirme con mis manos, corrí a ellos tomando algo de nieve para arrojárselas, estaba pasando un buen rato con ellos, de repente mi móvil sonó.

Levanté mis manos indicándoles que se detuvieran, saqué mi móvil del bolsillo de mi abrigo tomando la llamada.

—Hola— saludé.

Me quedé en silencio escuchando a la otra persona hablar por la línea.

—Kiara, ¿sucede algo? — preguntó mi hermana viendo mi cara palidecer.

Respiré profundo.

Javier y Kate se acercaron a mí.

—Gracias por hacer el intento, me comunicaré más tarde con usted— manifesté colgando la llamada.

—¿Qué pasa? — indagó Javier.

Cerré mis ojos antes de hablar.

—Bastián se negó a firmar la solicitud de divorcio, de hecho, dice que no lo hará hasta que hablé conmigo personalmente— informé nerviosa.
—Kiara..., creo que debes escucharlo, hay cosas que solo él puede explicarlas, y quizás entiendas el porqué de sus actos— sostuvo Kate.
—¡Lo único que quiero es que Bastián firme el maldito divorcio, Kate! — grité furiosa.
—¿Crees que esa es la solución? ¡Santo Dios, mírate!, ¿¡acaso no ves cómo te pones cuando hablas de él!?, eres demasiado terca como para darte cuenta de que debes parar, haces daño, no solo a Bastián, le haces daño a todos, a mamá, a Will, a mí, a ti misma, todos sufrimos por cómo te encuentras, ¿no te das cuenta? Mamá y Will llaman cada día para saber cómo te encuentras, y yo sufro cuando te escucho llorar, ¡cada maldita noche desde mi habitación! — bramó hiriéndome.

—Kate— susurró el asistente de papá tomando el brazo de ella para que se detuviera.

Me quedé en silencio mirando a mi hermana.

—Solo quiero que esto termine, solo quiero el divorcio y estaré bien, de verdad— supliqué con mis ojos rotos.
—Tú no quieres el divorcio Kiara, ¡Por Dios, lo sabes! — vociferó mi hermana.
—¡Tú no puedes saber lo que quiero! — reproché.
—¿Por qué siempre debes ser tan radicalista, escéptica y cuadrada? —se quejó.
—¡Porque así soy, Kate!, no me rectificaré de esto, no enmendaré los daños que yo no provoqué, yo no detendré este divorcio; quiero que Bastián sufra, si es que esto lo hace sufrir— crují.
—¿¡Qué diablos dices!? Bastián está destrozado, Kiara, ¿Quieres que sufra?, ¿Cuánto más?, te aseguro que ya aprendió la lección, lo he visto, él no está bien— defendió mi hermana.

<<Este es el colmo>>


—Entonces espero que sufra más— espeté chocando mis dientes.

Kate negó con su cabeza.

—Cuando alguien desea que otra persona sufra, es porque esa persona sangra por dentro, necesitas ayuda Kiara, tu sufrimiento está arropándonos— contrarrestó ella.
—No necesito ayuda.
—¿Por qué actúas como que nada te importa? — recriminó ella.
—Quizás porque me están dejando de importar muchas cosas, Kate— sentencié dándome la vuelta para irme al auto.

—¡Kiara!, ¡Vuelve aquí!, ¡Maldición! —vociferó mi hermana.

No quería seguir escuchándola.

"—Deja que el sentimiento de decepción se vaya de tu vida junto con esta nieve, que aparezca el sol, y cuando tus lágrimas ya no te duelan, cuando pensar en Bastián no te provoqué llorar, entonces, ahí puedes elegir si quieres estar sin él—" susurré para mí, eran las palabras dichas por mi madre.

Esto parecía ser totalmente imposible de suceder. Mis lágrimas dolían más que nunca, pensar en Bastián aún me provocaba llorar...

La MenorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora