Capítulo 38 ✔️

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POV KIARA WALTON

Estaba en mi habitación revisando los correos de la empresa en la laptop que ellos me suministraron, cuando mi móvil sonó sobre la cama.

Lo tomé al ver el nombre de Kate en la pantalla.

—Hola— saludé.

—¿Kiara? ¿Dónde has estado? Te he llamado varias veces— se quejó mi hermana.

—No me encontraba en Minnesota.

—¿Y eso?

—Parte de mi farsa con Bastián— confesé enfatizando la palabra "farsa" —¿Qué sucede? — pregunté al notar la desesperación en su voz.

—¿No lo sabes? Allison, la novia de Erick, está desaparecida desde anoche— informó Kate, sorprendiéndome.

—¿Qué? Pero... ¿Cómo sucedió? ¿Dónde está Erick? — interrogué.

—Al parecer, fue durante la inauguración del estudio de Ballet; no he visto a Erick, me encuentro en Sarasota, pero Will me lo ha informado, está muy preocupado, y como eres la única que está en Minnesota ahora, desea saber si hay alguna noticia— manifestó ella.

—Ah... De acuerdo, me vestiré rápido para ir al departamento de Erick. Te llamo luego, Kate— dije colgando la llamada.

Corrí al clóset tomando un vaquero y una polera cualquiera, necesitaba salir con urgencia.

Volví a coger mi bolso, el cual yacía sobre la cama, saliendo de la habitación.

—Señora Davis— me llamó el guardaespaldas de Bastián mientras me encaminaba a la puerta.

—¿Sí? — inquirí sin detenerme.

—¿Piensa ir algún lado? — preguntó el gorila.

—¿Acaso no es obvio? — indiqué señalando mi bolso.

—No puede salir, discúlpeme.

—Iré al departamento de mi primo— informé tomando la llave de mi auto del portallaves.

—Me temo que eso no será posible— enunció James acercándose a la puerta.

—¿Qué? ¿De qué habla?

—El señor Bastián ha dejado órdenes estrictas para usted, y una de ellas es que no puede abandonar este departamento— verbalizó James.

—¿Órdenes estrictas? — indagué sin dar crédito a lo que escuchaba — a ver James, soy su esposa, no su hija, saldré de este maldito lugar, Bastián no me da órdenes a mí— espeté.

—Lo siento, no puedo dejarla salir— recalcó con firmeza.

<< ¡Esto era increíble!>>

¿Qué pretendía Bastián? ¡Acaso se había vuelto loco! No permitirme salir de mi propia casa ya rayaba en el límite de mi paciencia.

—¡Soy tu señora! — le grité a James.

—Lo sé, pero lamentablemente quien dicta las órdenes aquí, es el señor Davis— aseveró él, enfureciéndome.

Me di vuelta hecha rabia regresando a mi habitación, arrojé mi bolso sobre la cama volviendo a salir; tomé el pomo de la puerta de la habitación de Bastián.

—Señora Davis, ¿¡qué hace!?— gritó James al verme entrar.

Cerré la puerta.

—¡Kiara! ¡Abra la puerta, por favor! — vociferó nervioso.

Aparentemente, lo que le hice al clóset de Bastián tenía a sus empleados nerviosos, ninguno quería dejarme entrar a su habitación, y sé que él es el causante, quizás les ordenó no dejarme entrar.

La MenorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora