Capítulo 36 ✔️

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POV KIARA WALTON

No sé qué mierda pretende Bastián hacer esta noche, pero lo que sea que tenga planeado hacer, no lo hará conmigo.

Me mantuve alejada de él toda la noche, sentía algo de debilidad en mí, repetía las reglas del juego una y otra vez en mi mente, no podía olvidar quién era Bastián.

—Primera lección, "no caer en su juego", segunda lección "no dejarme llevar por su personalidad", tercera lección, "yo siempre estaba al control", cuarta lección "despertar los celos de Bastián", y quinta lección "no follar con la bestia" — susurré para mí.

Las horas transcurrieron entre risas y anécdotas por parte de la familia de Bastián, algunos ya se habían retirado para descansar y otros seguían reunidos contando historias sobre sus vidas.

Estaba cansada, los hermanos de Mirta me tenían agotada, luego de bailar con la bestia me obligaron a bailar con ellos varias veces, así que me retiré a la habitación despidiéndome de las personas con las cuales hablaba.

Me disponía a cerrar la puerta de la habitación cuando la mano de Bastián evitó que lo hiciera por completo.

—Disculpa— expresé soltando la puerta dejándolo entrar.
—Descuida— respondió entrando a la habitación.

El silencio que reinaba en medio de nosotros era bastante incómodo.

—Tomaré una ducha— informó él.

—Está bien.

Aproveché que Bastián entró al baño para quitarme el vestido, llevé mis manos detrás de mi espalda intentando bajarlo.

—¡Joder! — mascullé fastidiada por el cierre.

Al parecer se había trabado, intenté quitármelo por todos los medios posibles, terminado exhausta sobre la cama.

Golpeé el colchón, enojada.

—¿Sucede algo? — indagó Bastián, me reincorporé de inmediato.

—No puedo quitarme el vestido, el cierre se ha trabado— expliqué.
—Permíteme ayudarte— dijo acercándose.

Me paré de la cama dándome vuelta, mi estómago dio un vuelco cuando sentí sus manos en mi espalda, Bastián tiró de la cremallera con fuerza logrando que esta se aflojara. Continuó abriendo el cierre mientras yo sentía que cada segundo que pasaba se hacía eterno.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, quizás era el frío que golpeaba mi espalda desnuda o los dedos de Bastián trazando círculos imaginarios sobre mi piel, sin embargo, me era imposible moverme. Movió mi cabello a un lado dejando mi cuello al descubierto, mi respiración empezaba a tornarse más pesada.

Mi cuerpo se estremeció cuando sentí sus labios en mi cuello dándome un sutil beso, no pude evitar inclinarlo a un lado para darle más acceso, sentir sus labios en mi piel era como sentir la brisa de otoño golpeando contra mi cara, cálida y fría al mismo tiempo; cerré mis ojos disfrutando de sus besos los cuales se extendían hasta mi hombro.

Bastián colocó su mano a cada lado de mi cintura, girándome, dejándome totalmente expuesta en frente a él.

—Te deseo— confesó con voz ronca, tomándome por sorpresa, clavando sus dedos en mi cintura. Mis piernas parecían gelatina con cada toque.

Mi boca se secó.

Podía darme cuenta de que si no nos deteníamos, esto terminaría muy mal, y su mirada intensa sobre mí me gritaba que él no haría nada para detenerlo.

—Kiara...— susurró.

—Bastián...

Llevó su mano a mi cuello uniendo nuestros labios; estaría loca si no dijera que esto era como la antesala del cielo, sus labios se movían sobre los míos con posesión, moví mis manos a su camisa empezando a quitar los botones con desesperación mientras la lengua de Bastián se introducía sin permiso dentro de mi boca acariciando cada parte de ella.

Tomó los tirantes de mi vestido deslizándolos por mis hombros provocando que el vestido cayera en mis pies, le quité su camisa deshaciéndome de ella dejándola caer al suelo.

Nuestras bocas hambrientas se devoraban, Bastián me tomó por las piernas obligándome a enredarlas en su cintura, mi tamaño no le hacía justicia a semejante corpulatura; se condujo conmigo hasta la cama para sentarse manteniéndome a horcajadas sobre él, era como montar un semental.

Sus manos acariciaban mi espalda con destreza, lo tomé por el cuello profundizando nuestro beso, escuché un gruñido salir de su garganta cuando me moví intencionalmente sobre su verga, la cual se encontraba dura, y tuve que poner mis ojos en blanco al sentir semejante bulto presionar contra mi cuño.

Bastián fue bajando sus labios por mi cuello hasta llegar al medio de mis pechos, introduje mis dedos en su cabello mientras su lengua delineaba el contorno de mis pechos; lo obligué a recostarse en la cama, sostuvo mi cintura con sus manos cuando me moví sobre su verga, cerró los ojos, su agarre fue de mi cintura a mis piernas clavando sus dedos en ella.

Me incliné sobre su dorso.

—¿Quieres esto? — susurré en su oído, mordiendo el lóbulo de su oreja.

Fui dejando besos húmedos por su cuello hasta descender a su pecho, saqué mi lengua deslizándola por su abdomen, todo en él resultaba malditamente adictivo.

—Kiara— gruñó cuando sintió mi lengua llegar al borde de su pantalón, quité el botón viendo el elástico de su bóxer.

—¿Es lo que quieres, Bastián? ¿Cogerme duro? — pregunté con voz provocativa. Él llevó su mirada hacia mí cuando toqué el borde de su bóxer.

Bajé mi cara hasta tenerla muy cerca de su verga, mordí mi labio al darme cuenta del nivel de excitación que debía tener para que ese bulto entre sus piernas fuera tan prominente, la mirada deseosa de Bastián martillaba mi cabeza, sé que sufría por esto.

Levanté la cabeza clavando mis ojos en los de él de forma diabólica.

—Lo deseas... ¿Cierto? — inquirí, —Pues, llama a tus putas para que te quiten las ganas— escupí con veneno bajándome de encima de él.

Pero justo en ese momento Bastián se paró de la cama, caminó hacia mí como un lobo rabioso dispuesto a cazar a su presa; retrocedí inconsciente, me tomó del brazo dándome vuelta, pegándome contra la pared, presionando mi espalda con su cuerpo; apoyé mi frente en la pared.

—¿Sientes esto? —gruñó en mi oído, clavando su verga a mi trasero.

Me quedé en silencio.


—Esto es lo que te hará gritar mi nombre por todo Minnesota cuando te tenga en mi cama, maldita mocosa— espetó furioso.

<<Puedo imaginarme la cara de ira de Bastián justo ahora>>

Me reí por gusto y con gusto solo para cabrearlo más.

—Ríete mocosa, créeme que ganas de hacerlo te faltaran cuándo te folle— rabió detrás de mí, soltándome bruscamente.

Me despegué de la pared viéndolo tomar su camisa del suelo para luego abandonar la habitación.

No podía creerlo.... Llevaba dos días consecutivos sacando a la bestia de su habitación, Nora no me lo creería cuando se lo contara.

Nota de la autora:

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La MenorWhere stories live. Discover now