Capítulo 65 ✔️

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POV BASTIAN DAVIS

—¿Te sientes mejor? — le pregunté a Kiara, aun rodeándola con mis brazos, me había quedado así con ella un buen rato luego de que se rompiera, me dolía verla llorar y más conociendo la causa.

Necesitaba que ella estuviera bien, porque si ella estaba bien, entonces, yo también lo estaría.

Verla llorar era como en mi peor pesadilla, esperaba que fuera la única que vez que la viera hacerlo, porque mataría a quien la haga llorar de nuevo.

—Estoy bien— masculló.

—Te protegeré con mi vida si es necesario, de quien sea, de mí mismo, pero lo haré, puedes tenerlo por seguro— le prometí cerrando mis ojos, abrazándola más fuerte.

Kiara levantó su cara buscando mi mirada.

—Te amo, Bastián— soltó de la nada sorprendiéndome.

Sentí mi cuerpo vibrar al escucharla decir esas dos palabras, mi mundo hacía colisión lentamente, esperé para escucharla decir esto, y ahora que lo decía no sabía qué decir, qué hacer, esto desencadenó en mí una nueva sensación que jamás he sentido.

—¿Qué dijiste? — inquirí.

—Que te amo, que te amo y... — se detuvo con sus ojos cristalizados.

—¿Y?

—Y me gusta sentir esto que siento por ti— completó mordiendo su labio inferior.

Volví a abrazarla, pero esta vez fuerte.

Mi mocosa me amaba y era lo único que le importaba.

No sé por qué, pero algo me hizo recordar cuando la conocí, fue una coincidencia que la misma chica que me rayó el auto en esa universidad, resultará ser la hija menor de Rob Walton, resultará ser la hermana de mi futura prometida. Me daba cuenta de que tomé la mejor decisión de toda mi vida en pedirle a Rob casarme con su hija menor.

Kiara se separó de mi más calmada.

—Salgamos de este lugar— le propuse.

—¿Y Nora? — me recordó.

—Está con Duclen.

—Entonces, deberíamos de estar preocupado por él— reconoció haciéndome sonreír.

—Si Duclen pretende ser el próximo Lobo de Minnesota, debe por lo menor aprender a controlar a una de mis fierecillas— manifesté tomándola de la mano para encaminarme con ella a la salida del McNamara Alumni Center.

—¡Oye! — chilló Kiara golpeando mi brazo.

Reí.

—No soy una fierecilla...— se quejó.

Detuve mis pasos tirando de su mano, pegándola a mí.

—Tienes razón, no eres una fierecilla, es toda una fiera cuando te subes encima de mí— susurré alzando mi mano a su cuello, acariciando sus labios con mi pulgar.

Kiara abrió su boca chupando mi dedo, enviando una corriente electrizante directamente a mi verga, tragué duro.

La mocosa emitió una risilla, ella sabía perfectamente lo que provocaba en mí cuando hacía una de estas cosas.

<<Dios mío... por algo los Walton son el diablo>>

—Quiero...— decía con voz sensual.

—¿Hacer el amor en el auto? — completé por ella.

—¿¡Qué!? ¡No! — exclamó riendo, —que salgamos de aquí— anunció, haciéndome quedar con un maldito maniático sexual.

La MenorWhere stories live. Discover now