Capítulo 5 ✔️

72.5K 3.3K 53
                                    

POV BASTIAN DAVIS

Llegué a mi departamento después de la fiesta con una rubia caliente la cual me cogí unas horas atrás; ahora ella dormía en mi cama desnuda... pero yo no podía conciliar el sueño.

Me levanté sirviéndome un trago, saliendo al balcón de mi habitación a tomar un poco de aire, la ciudad se encontraba serena, solo se podía apreciar las luces que adornaban a Rochester.

Conocía el motivo de mi desvelo, por más que quería ignorarlo, era por la hija menor de Rob Walton, la pequeña loca desquiciada que rayó mi auto.

Ahora que pensaba mejor las cosas, me preguntaba qué mierda hice, cómo se me ocurría decirle al maldito de Rod que deseaba romper mi compromiso con Kate por esa escuincla, a dónde se fue mi inteligencia y autocontrol, pero es que verla bailar con Will me hizo cabrearme al recordar lo que hizo. Debo admitir que me dejé llevar por un arrebato momentáneo, y que ahora debo pagar una suma de dinero por romper el contrato con Rob, esto me saldría caro, por lo menos iba a tener la satisfacción de verle la cara a esa mocosa y hacerle entender que conmigo nadie juega. Mañana mismo le pediría a mi secretaria coordinar una nueva reunión con la familia Walton, cambiaría los términos en este matrimonio.

Las horas pasaban y miles de pensamientos cruzaban por mi cabeza. Sentí unos brazos abrazarme desde atrás, era la rubia, tomé sus manos colocándola delante de mí, apoyé mis manos en la baranda del balcón, encerrándola, no sabía quién era esta mujer, pero pude desahogar mi furia con ella está noche, y seguiría desahogándome hasta que pudiera conciliar el sueño.

Pegué mi boca a la de ella.

—Vamos a la cama— pidió la chica, la miré un segundo tomándola por la cintura, dejando que enredara sus piernas alrededor de mí para llevarla a la cama.

***

—Buen día, señor Davis— saludaban los empleados de la firma.

No era por alimentar mi ego, sin embargo, era genial ver como todos se ponían de pie al verme llegar; dejaban sus labores para mirar a su jefe y saludar, muchos se detenían hasta que cruzara por su lado, esto solo lo pude lograr cuando me convertí en "El Lobo de Minnesota", y llevé el apellido Davis al siguiente nivel.

No era que mi padre y mi tío Arnold no contribuyeron con la causa, no obstante, ellos debían admitir que sin mi astucia la firma Davis solo sería una firma más en este país.

—A mi oficina, ahora— le ordené a mi secretaria abriendo la puerta de mi oficina.

Torturar a Fannie y a Duclen era uno de mis pasatiempos favoritos, ellos eran como mi Umpa Lumpas.

Me senté en el sillón encendiendo la laptop viendo a mi secretaria entrar apresuradamente.

—Siéntate— le pedí señalando la silla delante de mí.

Fannie tomó asiento rápidamente, apenas llevaba dos meses aquí y me ha demostrado lo eficiente que es, solo que no se lo digo, es parte de mis propias políticas como CEO de la firma, algo en ella aún no termina de convencerme, a veces tenía cierta actitud sospechosa.

—Quiero que tomes nota de todo lo que diré, no voy a repetir— anuncié tomando un lápiz para recostarme en mi asiento mientras jugaba con él entre mis dedos.

Fannie me miraba atentamente.

—Comunícate con mis abogados, cambiaré los términos de mi matrimonio con la hija de Rob Walton, empezando con reemplazar el nombre de Katherine Walton por el de Kiara Walton— informé.

—¿Qué? — soltó ella sorprendida.

—Concéntrate Fannie— gruñí, — te he enviado los nuevos términos que establezco a tu correo, está de más recordarte que es confidencial — dije en tono amenazante.

—Sí, señor Davis— respondió.

—Agenda una cita con la familia Walton para mañana a primera hora. Esta vez que sea en mi empresa— expuse.

—De acuerdo.

—Llama a Nora, y pídeme un café sin azúcar, sé que tendré un día de mierda, por ende, tú también lo tendrás, puedes irte— concluí.

POV KIARA WALTON

Iba en el auto con mi padre al lado; Kate y mi madre se adelantaron hace media hora a la reunión que solicitó Bastián para discutir los nuevos términos del matrimonio; por más que tarde maquillándome no fue suficiente para hacer que mi padre se adelantara también. Sospechaba que el motivo de mi padre querer ir conmigo a dicha reunión se basaba en no dejarme escapatoria, se aseguraba de que llegara a esa firma sí o sí.

Me concentré en mirar por la ventana, no quería verlo a la cara, no después de haberme pegado. Tuve que ponerme tres capas de corrector y un kilo de maquillaje para poder disimular el golpe.

—Quiero que te mantengas en silencio durante la reunión— manifestó Rob haciéndome sonreír.

—Lo que ordené su Majestad— espeté con ironía.

—¿Es mucho pedir que actúes como una persona madura?

—¿Es mucho pedir que actúes como un padre de verdad?

—No respondas una pregunta con otra, Kiara, sabes que me fastidia que lo hagan— recriminó papá.

—Hay muchas cosas que me fastidian y así las personas continúan haciéndolas.

—Quizás otro golpe te ayude a pensar mejor las cosas— amenazó.
—¿Tienes miedo de que arruiné tu negocio?, tranquilo Señor Walton, usted cuenta con los mejores abogados de Minnesota, saldrá con sus bolsillos engordados de dinero— escupí despegando la vista de la ventana para mirarlo fijamente.

—No sé qué diablos hice mal contigo...

—No fue lo que hiciste, sino lo que nunca hiciste... — indiqué para volver a llevar mis ojos a la ventana del auto.

Mi padre suspiró, no dijo nada más.

***

Entramos a la firma de los Davis, podía sentir todos los ojos de los empleados sobre mí, no sabía si era por mi ropa o por el golpe en mi cara; decidí usar un pantalón negro ajustado con unos tacones beige, una blusa blanca y un blazer del mismo color, sostenía en mano un bolso a juego con mis tacones mientras me adentraba al ascensor; llevaba el pelo suelto para tratar de cubrir mi cara. No solía utilizar las faldas y los vestidos que usaba Kate como outfits para ir a la oficina, de hecho, no tenía una oficina, solo asistía a las reuniones familiares que mi padre me obligaba a ir con la excusa de que tenía que aprender el trabajo de la familia.

Las puertas del ascensor se abrieron siendo recibidos por una chica.

—Buen día, señor Walton— saludo, —señorita Walton— dijo dirigiéndose a mí.

—¿Están todos reunidos? — indagó mi padre.
—Sí, el señor Davis se reintegrará en un momento— informó la joven conduciéndonos a la sala de juntas.

La chica abrió una de las puertas cortésmente, mi padre entró primero y yo después de él, barrí el lugar con mi mirada disimuladamente; Kate y mi madre estaban con tres de los abogados de mi padre sentados a la izquierda y en frente de ellos una chica revisaba unos documentos al lado de los abogados de Bastián Davis.

Mi padre caminó hasta sentarse en unos de los extremos de la mesa y yo al lado de él.

La chica que revisaba los documentos levantó su mirada sutilmente mirándome por el rabillo de sus ojos, bajé mi rostro para que mi cabello cubriera mi mejilla, mi madre deslizó su mano sobre la mesa buscando tocar la mía, pero no se lo permití, retiré disimuladamente mi mano, si Hilda creía que solucionaría las cosas con un simple apretón de manos, estaba totalmente equivocada.

Kate y papá hablaban con los abogados, todos en la sala lucían tranquilos, como si esto fuera una reunión más, como si un matrimonio se tratara de una negociación donde dos partes esperaban cerrar algún trato, esto era lo que significaba mi vida, unos millones para mi padre. La incertidumbre de no saber cómo terminaría todo esto empezaba a ponerme nerviosa.

Cada segundo que transcurría mi cuerpo lo sentía como una eternidad, era una tortura, mis manos se encontraban sudorosas y mi corazón latía frenéticamente, mantenía mi mirada fija en la puerta en espera de que ese idiota la cruzara.

La MenorWhere stories live. Discover now