Capítulo 57 ✔️

67.4K 3.5K 77
                                    

POV KIARA WALTON

Transcurrieron dos semanas desde que Bastián y yo decidimos aceptar nuestros sentimientos, mi tobillo estaba prácticamente curado y pronto regresaría a la firma, los primeros días de mi licencia médica Bastián estuvo cuidándome, pero luego le pedí que regresara a la firma, no podía descuidar su trabajo por mí.

—Estoy bien, puedo caminar— dije entre risa.

—Debo confesar que me gusta tenerte en brazos— expuso llevándome cargada a la cama, habíamos terminado de ver una película.

Bastián me colocó sobre la cama con cuidado para luego irse al baño; analizaba mi vida en los últimos días y era como si fuera otra, le conté a Nora sobre nuestra decisión de hacer real nuestro matrimonio y se puso muy alegre, me explicó que era lo único que deseaba desde el principio y que ahora era su cuñada favorita, claro que me molesté por lo último, no quería ser su cuñada favorita, es que no podía existir otra cuñada que no fuese yo.

—¿En qué piensas? — indagó Bastián apagando las luces de la habitación.
—En nada...— mentí.

Se acostó a mi lado.

—Debes dormir— sugirió dejando un beso en mi frente.

Esta noche no me bastaba con solo dormir a su lado, quería hacer algo más, así que me subí a horcajadas encima de él.

—Kiara, tu tobillo— me recordó, acariciando mi tobillo.
—Estoy bien— aseguré.
—No quiero lastimarte, mejor deberías dormir— aconsejó, Bastián.

Llevé mis manos a mi polera, retirándola lentamente, quedándome en sostén.

—No quiero dormir— sostuve seductoramente moviéndome encima de su verga.

—No hagas eso— me pidió.

—¿El qué?, ¿Esto? — pregunté excitada, moviéndome otra vez.

—¡Maldición! — gruñó Bastián llevando su mano a unas de mis piernas, sosteniéndola con fuerza.

Me movía encima de él rozando nuestros sexos con precisión. De mi boca salió un gemido cuando empecé a sentir su polla cada vez más dura. Bastián cerró sus ojos hundiendo su cabeza en la almohada, soltando mi pierna para llevar sus dos manos a mi cintura, la sostuvo firme, ayudándome a moverme más rápido, mi respiración cambió, la corriente en mi coño se expandía por todo mi cuerpo.

Llevé mis manos al abdomen de Bastián tratando de contenerme, no quería correrme, no todavía.

—Dámelo Kiara, córrete para mí, cariño— me incitó Bastián volviéndome loca, levantó su pelvis para que restregara mi coño más fuerte contra su polla. Mi braga y su calzón no eran impedimento para evitar que explotara en un orgasmo.

No pude evitarlo, la habitación de Bastián se inundó de mis gemidos a medidas que mi liberación se aproximaba. Un grito bastante audible salió de mi boca de forma desgarradora.

—¡Mierda! — soltó reincorporándose en la cama conmigo a horcajadas. Introdujo su mano dentro de mi braga, buscando mi clítoris, movió sus dedos rápidamente, haciéndome retorcer del placer encima de él.

Callé mi boca con su hombro, esto era jodidamente delicioso.

Llevó su mano a mi cabello, sujetándolo con brusquedad, obligándome a levantar mi cabeza. Acercó mi boca a su oído.

—Pequeña, necesito escucharte mientras gimes— declaró.

<< ¡Demonios, este hombre sabía cómo excitar a una mujer!>>

—Necesito escucharte gritar mi maldito nombre mientras te llevo al cielo— demandó él, besando mi cuello.

Sentir su mano sujetar mi cabello con fuerza destrozaba mi razón, no es que sea masoquista, pero... ufff...

Mi cuerpo empezó a sacudirse con ímpetu sobre él sin poder controlarme, sentía que moría a cada toque de sus dedos, llegué a mi orgasmo frenéticamente, no soportaba más, quería que Bastián dejara de torturarme, llevé mi mano a la suya para sacarla de mi braga, ya no aguantaba otro toque de sus dedos, pero Bastián sostuvo mis manos llevándola detrás de mí, dejándome indefensa mientras él continuaba moviendo sus dedos dentro de mi braga, esto debía ser pecado, llevé mi boca a su hombro mordiéndolo con fuerza, era la única forma de poder resistir lo que estaba provocando dentro de mí, volví a sentir mis piernas temblar, pero esta vez era diferente, porque mis fluidos incontrolables mojaban mi braga; me había corrido sobre él mientras mi cuerpo viajaba por alguna parte del universo, no pude evitar gritar cuando un segundo orgasmo sacudió mi cuerpo.

Recosté mi cabeza en su pecho, Bastián me rodeó con sus brazos, estaba débil y exageradamente extasiada.

—No es suficiente con llevarte al orgasmo, estoy obsesionado con verte correr— susurró dejando un beso en mi cabeza.

Traté de que mi respiración se normalizará, pero era imposible, no mientras su verga se sentía dura debajo de mí.

—Te daré una ducha, eres un desastre— manifestó sonriendo.

—¡Bastián! — chillé apenada escondiendo mi cara de él, sabía a qué se refería, pero era su culpa que me corriera sobre él.

—No te preocupes, eres un desastre, pero uno que me gusta...

Curvé mis labios en una sonrisa.

—No quiero irme a la ducha, quiero que me hagas el amor— declaré levantando mi cabeza para mirarlo.
—Mocosa, acabamos de hacer el amor.
—Pero solo disfruté yo— sostuve.
—Hacerte disfrutar, es parte de hacer el amor para mí— siseó Bastián acariciando mi cuello con su mano, —estoy seguro de que puedo hacerte el amor sin ni siquiera tocarte Kiara, estoy seguro de que puedo tener un orgasmo con solo mirarte desnuda sobre mi cama— continuó provocando que todo dentro de mí se removiera.

Suspiré.

Bastián sostuvo mi cara con sus manos, clavando sus ojos en los míos.

—Estoy cansado de tener sexo, eso me lo daría cualquier mujer; pero hacer el amor contigo es algo totalmente diferente, tenerte como te tengo ahora, encima de mí, es algo que no tiene precio, poseer tu cuerpo y ser dueño de él, es algo extremadamente placentero, necesito que sepas que eras mía, que cada beso que me das es un hechizo del cual no quiero despertar— recitó besando mis labios.

<<¿Qué diablos era esto que estaba sintiendo?>>

—Quiero ser tuyo, Kiara— rogó entre besos, —eres mi salvación y mi destrucción al mismo tiempo, mi enfermedad y no deseo encontrar cura— gruñó Bastián mordiendo mi boca.

Llevé mis manos a su cabello disfrutando de esto que solo él podía darme.

—Me encanta todo de ti, tu sonrisa, tu manera de cautivarme, tus caricias— susurró mordisqueando mi cuello.

—No te detengas— jadeé inclinando mi cabeza hacia atrás.
—No tengo intenciones de hacerlo, señora Davis— reveló pasando su lengua por mi cuello —no dejo de pensar en otra cosa que no seas tú y los miles de cosas que deseo hacerte en esta habitación— confesó sosteniéndome por la cintura.

Sentí a Bastián moverse sobre la cama.


—Te llevaré contra la pared, no quiero arruinar tu recuperación— manifestó, enredé mis piernas en su cintura, él se paró de la cama caminando conmigo, colocó mi espalda contra la pared.


Mordí mi labio inferior cuando liberó su verga, movió mi braga a un lado.

—Tu coño es mi adicción, y si debo ir al infierno, no tengo remedio, porque no dejaré de pecar con él— sentenció, introduciéndose lentamente en mí.

Gemí cuando lo sentí dentro de mí llenándome por completo.

Subí mis manos a sus hombros sosteniéndome con fuerza mientras él agarraba mis piernas, de inmediato sus estocadas se hicieron presenten volviéndome a mi frenesí.

Nota de la autora:

👋🏻Si te está gustando está novela, por favor no te olvides de votar y seguirme, agradecería tu apoyo,❤️!! . Cualquier pregunta sobre el libro puedes dejarmela en los comentarios y con gusto podemos hablar sobre ello.

La MenorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora