Capítulo 83 ✔️

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POV BASTIAN DAVIS

Terminé de impartir una de las conferencias que tenía programa en algunas Universidades Minnesota, regularmente las rectorías de la facultad de derecho me solicitan que les imparta conferencias para sus estudiantes de derecho.

Subí por el ascensor de la empresa, antes de irme a almorzar pasaría a firmar algunos documentos que mi secretaria necesitaba urgente.

—Señor— dijo Fannie poniéndose de pie al verme salir del ascensor.
—Vine a firmar los documentos— expresé cruzando por su lado para irme directo a mi oficina.
—Señor Davis, a dentro está su espo...— decía Fannie, pero era tarde, ya había abierto la puerta de mi oficina encontrando a Kiara sentada en una de las sillas delante de mi escritorio.

Mi mocosa giró su cabeza al escuchar la puerta abrirse, y yo me quedé ahí parado, con la manija de la puerta en mi mano, incapaz de soltarla, incapaz de hablar o moverme; no sabía cuánto la extrañaba hasta que la vi, quería abrazarla, quería sentir su piel otra vez junto a la mía, necesitaba oler su perfume, al cual me había acostumbrado a oler impregnando mi habitación.

—Señor, no pude detenerla, no quiso esperar afuera— se disculpó Fannie detrás de mí.
—Descuida, por favor no quiero que nadie me moleste, y no me pases ninguna llamada por muy urgente que sea— indiqué entrando, cerré la puerta con seguro.

Caminé lentamente acercándome a ella, sin embargo, cambié el rumbo de mis pasos a mi escritorio cuando la vi girar su cara, evitando mirarme.

<<Mocosa, no cambias para nada>>

Me senté en mi sillón sin despegar mis ojos de ella, la mujer que estaba delante de mí, la cual tuve entre mis brazos, acariciando los lugares prohibidos de su cuerpo, hoy parecía ser solo una desconocida.

—He venido a hablar sobre nuestro divorcio— expresó Kiara, rompiendo el silencio.
—¿Nuestro? ¿O más bien tuyo?

—Bastián, no hagas las cosas más difíciles de lo que ya son— suplicó mirándome.
—Yo no lo hago difícil, Kiara, tú eres la que está haciendo esto, tú eres quien te empeñas en hacernos esto— manifesté colocándome en pie, acercándome al ventanal, dándole la espalda, no quería que viera como me ponía todo esto.

Un silencio entre nosotros reinó por unos segundos.

—El dolor te adiestra y te adoctrina para que no vuelvas a andar por el camino que no debes caminar— sostuvo mi mocosa con voz débil.
—Mi cuerpo duele, Kiara, pero te aseguro que más me duele el alma — confesé, girándome en mis talones, encarándole, —no me pidas que te deje, pídeme lo que quieras, pero no esto— supliqué.

Kiara suspiró llevando sus manos a su cara, cubriéndose con ellas.

—Nunca llegaremos a un acuerdo, no mientras sigas comportándote de esta manera— refutó exasperada.
—¿Quieres llegar a un acuerdo? — le pregunté, —no sé qué tipo de acuerdo sea el divorciarnos para ti, pero al único acuerdo al que quiero llegar, es uno en donde tomas tus cosas del departamento de Kate y regresa a tu casa, conmigo— pedí.

Ella se carcajeó de forma irónica.

—Has perdido la razón; yo no necesito golpearme dos veces con la misma piedra para saber que no debo caminar por un lugar, Bastián— escupió ella.
—A mí no me importaría golpearme las veces que sea necesario, siempre se puede tomar la piedra y echarla a un lado del camino para caminar libremente por él— sostuve, esperando que entendiera mi analogía.
—Bastián— expresó levantándose de la silla.

Rodeé mi escritorio, acercándome a ella, sentía que este momento era un déjà vu, que lo he vivido anteriormente, cuando le pedí que me diera la oportunidad de demostrarle lo que sentía por ella y ahora se repetía, volvía a estar delante de Kiara pidiéndole otra oportunidad.

La MenorWhere stories live. Discover now