Capítulo 55 ✔️

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POV BASTIAN DAVIS

Llegué a Minnesota y me fui directo al funeral de la difunta novia de Erick Walton, según me informó James, Erick tomó la decisión de hacer todo rápido, podía comprenderlo a la perfección, decirle adiós a la persona que más ama debía ser atroz.

El funeral fue bastante íntimo, al parecer la chica no tenía muchos familiares y Erick lo mantuvo todo bajo perfil, su familia estaba presente apoyándolo; vi a Kiara a lo lejos con Will y su madre, Kate se mantenía al lado de su padre como siempre, quise acercarme a la mocosa, pero quería darle su espacio, su tiempo.

Es difícil para mí verla y no poder tocarla, ni siquiera estar al lado de ella en este momento.

No conocía a Allison, pero al parecer Erick y su familia amaban a la chica, Taylor lucia realmente afectada, era la primera vez que veía a la familia Walton quebrantada.

Espere a que concluyera el funeral para acercarme a Erick a darle mis condolencias.

—Erick— anuncié llamando su atención, su madre estaba al lado de él, —señora Yelena— saludé a la dama.
—Señor Davis— saludó la madre de Erick, mientras él se mantenía con sus ojos sobre la tumba sin decir una palabra.

—¿Me permite? — inquirí señalando a su hijo.

La madre de Erick asintió con cabeza mirando a su hijo, una lagrima salió por su ojo, ella la retiró rápidamente de su cara, dio algunos pasos acercándose a mí.

—Si pude decir o hacer algo, que haga despertar a mi hijo, le ruego que lo haga, señor Davis, por favor— susurró la señora Yelena.

—No prometo nada— siseé sincero.

Ella continuó con sus pasos dejándome a solas con Erick.

Me paré al lado de él para mirar la tumba de Allison al igual que como él lo hacía.

—Qué significa el dinero y el poder, Bastián, cuando no es suficiente para sentirte feliz; lo único que quería era una maldita vida con ella— escupió Erick. Se podía notar el dolor en cada una de sus palabras.
—Sé que nada de lo que te diga aliviará tu pena Erick, de hecho, nada de lo que te diga alguien en este lugar aliviará tu dolor, pero si de algo te sirve..., la hiciste feliz, aunque solo fuera un segundo, y eso no tiene precio; ni el dinero, ni el poder, puede comprar una sonrisa auténtica de los labios de la mujer que amamos— confesé franco.
—¿Amas a Kiara? — indagó él de la nada.

Me quedé en silencio, era una pregunta que nunca pensé hacerme.

—La primera vez que vi a Allison, ella saltó sobre mi auto, casi la mató ese día, estaba drogada— contó Erick —vi a esa chica delante de mí y supe inmediatamente que sería mía, no sé cómo diablos lo supe, pero lo supe— comentó con sus ojos cristalizados, negando con su cabeza.

Erick necesitaba desahogarse.

—Luego de ese día no hubo una noche que no viera su estúpida cara en mis sueños persiguiéndome, la busqué, le pedí a Hugo que la investigara y partir de ahí...— se detuvo.

—No tienes que hacer esto— le dije.

—Quería poder ignorarla a veces, pero no conseguía hacerlo, no cuando yo sabía en la mierda en la que ella estaba metida, así que planeé todo, convencí a su padre de no firmar el papel para que se hiciera cargo de ella, le ofrecí dinero y el muy imbécil lo acepto, nunca le dije eso a Allison— confesó con dolor.

—Erick— lo llamé para que se detuviera, no valía la pena que se castigara así.

—Le pedí a Joseph Foster entregarme a su hija, le dije que me haría cargo de ella y de su adicción, pero para hacerlo debía ser su tutor legal; soborné a la representante del centro de penitenciaria y rehabilitación de Minnesota con el único motivo de que no enviara a Allison a la cárcel por pertenencia de drogas; amenacé a cientos de revistas y programas de chismes cuando descubrieron que una drogadicta era la novia de Erick Walton y lo hice solo por ella, retuve a una doctora en su consultorio, amenazándola por ella, cometí innumerables de transgresiones por ella, y de nada sirvió— sostuvo Erick con pesadumbre.

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