Capítulo 60 ✔️

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POV KIARA WALTON

Kate, Nora y yo estábamos en el suelo, luego de terminar de ordenar por completo el departamento, la noche anterior no pudimos avanzar mucho, Nora se negó a seguir ordenando cuando se dio cuenta de que la botella de vino se había terminado, y Kate no tenía ningún tipo de alcohol en su alacena, ya que aún no había ido al supermercado para abastecer su refrigerador y su despensa, lo que también nos obligó a tener que pedir pizza para cenar.

Nora y Kate se despertaron muy temprano esta mañana, fueron al supermercado a comprar alimentos, <<gracias a Dios, pensé que querían matarme de hambre>>, aproveché ese momento de soledad para llamar a Bastián.

Ahora nos encontrábamos en la sala, tiradas en el suelo como indigentes, yo, recostada del sofá mientras Nora mantenía su cabeza sobre mis piernas, y sus pies sobre Kate, quien le pintaba las uñas de los pies.

—¿Qué opinas del hijo mayor del señor Smith?... Es algo guapo — manifestó Nora mirando las fotos del hombre en su móvil.
—Es un ególatra, o así me parece, cree que no existe otra línea telefónica en el mundo más que la de su familia, aparte, carece de personalidad, es algo tocho— indicó Kate haciendo reír a Nora.

—¡Kate! — exclamé.

—¿Qué?, es la verdad— se defendió mi hermana.

Negué con mi cabeza.


—¿Qué hay de los Kutzenova? He escuchado que a los rusos le gusta besar bastante, aparte de que tienen buenas vibras— expliqué tomando mi móvil.
—Bastián, no es ruso— canturreó Nora.
—No es lo mismo que te guste besar, a besar bien, Bastián no tendrá buenas vibras, pero sí que sabe cómo hacerme venir— aclaré divertida.
—¡Kiara! — gritó Kate lanzándome un cojín; me reí como loca.
—Creo que John Wilford tenía los ojos sobre Allison—soltó Kate de la nada.
—Ninguna mujer quiere estar con un Wilford— anunció Nora.
—Los Walton y los Davis tampoco son hombres para considerar, su fama de mujeriegos es irremediable— admití, retirándole el móvil a Nora de su cara, mirándola fijo.

—¿Qué? — respondió ella, sin entender a qué me refería.
—Will, está soltero— bromeó Kate, captando lo que intentaba decirle a Nora.


—Te aseguro que, si Nora se mete con Will, ambas cavaríamos la tumba de nuestro hermano— dije sincera.
—No me interesa estar con un Walton, de hecho, no me interesa estar con nadie— declaró Nora, rápidamente.
—No nos martiricemos pensando cuál hombre vale la pena en nuestro círculo, al final de cuenta todos quieren lo mismo— sostuvo Kate.
—Poder y dinero— concluyó Nora —¿O un buen culo para coger? No lo sé, estoy confundida...

Rodé mis ojos.

—¿Qué hay de él? — expuse mostrándole la pantalla de mi móvil a Nora.
—Adrien Alessio D'angelo Monicelli. Molto italianissimo ovviamente— expresó Nora, con un marcado acento italiano, leyendo el nombre del caballero al pie de la foto.

Nora sostuvo mi móvil enseñándole la foto del caballero a Kate.

—Nunca lo había visto— comentó Kate mirando la pantalla.

—¿Dónde lo encontraste? — preguntó Nora.
—Al parecer, es amigo de Erick, lo encontré porque él y Erick aparecen en esta foto juntos— expliqué volviendo a girar mi móvil para que ambas vieran la foto de ellos.

—Si mal no recuerdo, creo que escuché a mi padre hablar de una familia de apellido D'angelo proveniente de la región de Lombardía; famosos por sus vinos espumosos, esta familia contiene uno de los viñedos más grandes de Italia— contó Nora, —en todo caso, ninguna de nosotras tendría suerte con un D'angelo— aseguró ella.

—¿Por qué? — preguntó Kate poniéndose en pie.
—Esas familias son muy tradicionalista, sus costumbres se imponen ante todo y, sobre todo, la gran mayoría solo se casan con italianas o mujeres europeas, no americanas. Los hombres suelen ser muy atractivos, pero su personalidad egocéntrica provocaría que cualquiera de nosotras deseara matarlo — indicó Nora, levantando su cabeza de mis piernas, atándose el pelo en una colecta.

—Suena algo aburrido—bostezó Kate.
—No en la cama— reveló Nora con picardía, haciéndome reír.

Cuando se trataba de hablar sobre sexo, Kate era muy reservada en el tema, no opinaba mucho sobre esas cosas, lo cual me divertía, su actitud de hermana mayor la precedía siempre, así que cada vez que podía hacer un comentario sucio lo hacía solo para verla sonrojar.

—Ustedes dos, necesitan ayuda de un profesional— escupió Kate, provocando que Nora y yo explotáramos en carcajadas.

Me limpié una lágrima falda del rostro, tomando una bocanada de aire.

—Me iré a dormir, apaguen las luces de la sala cuando decidan dejar de hablar de sus cochinadas— pidió Kate marchándose a su habitación.

—¿Siempre ha sido así? — indagó Nora.

—Créeme, era mucho peor...

***


Dormía plácidamente cuando escuché mi móvil sonar.

—Ummm— se quejó Nora entre sueño.

Mi móvil volvió a sonar.

—Kiara, o apagas ese maldito celular o juró que lo aviento por la ventana— gruñó Nora.

Tomé el móvil de encima de la cómoda confirmando la hora en el reloj que estaba al lado.

<<Tres a.m.>>

<< ¿Quién llamaba a las tres de la mañana?>>

—Joder— me quejé; miré la pantalla de mi móvil obligando a mis ojos a acostumbrarse luminosidad, el nombre de Bastián en la pantalla terminó de despertarme.

<<¿¡Qué rayos hace Bastián llamándome a esta hora!?>>

—Bastián— respondí soñolienta.
—Kiara, amor— expresó él, arrastrando las palabras.
—Bastián ¿Qué sucede? ¿Por qué me llamas a esta hora? — inquirí reincorporándome en la cama.
—Te extraño, nena— confesó con respiración agitada. En este punto ya estaba preocupada, era obvio que estaba borracho.

<<¡Mierda!>>


—Bastián ¿Dónde estás? Iré a buscarte— dije saliendo de la cama; comencé a quitarme mi pijama, me vestiría para salir a buscar a mi bestia.
—Estoy afuera— informó.
—¿Afuera? — indagué soltando el vaquero que pretendía ponerme.
—Estoy afuera del departamento de Kate— indicó sollozando, no entendía qué le sucedía.

Dejé caer mis hombros, colgué la llamada.

Tomé mi bata colocándomela, soltando el móvil sobre la cómoda, abrí la puerta de la habitación saliendo, pero al cruzar por la habitación de Kate vi la puerta entreabierta, tomé el pomo cerrándola, si Bastián realmente estaba afuera, y borracho, no quería que las chicas supieran, no conocía como se comportaba Bastián cuando se ponía en ese estado.

Caminé a oscuras por la sala dirigiéndome a la puerta. Pegué mi ojo a la mirilla viendo a Bastián recostado de la pared.

—Imbécil— gruñí abriendo la puerta.

Bastián me miró.

—Nena— masculló con una botella en la mano.

Su aspecto era bastante desalineado, al parecer tomó demasiado, los primeros botones de su camisa estaban abiertos y su cabello desordenado.

—Bastián... ¿Qué haces aquí?

—Necesito hablar contigo, necesito...— se detuvo intentando pararse derecho dejando caer la botella en su vano intentó, provocando que la botella estallara en el piso.

Cerré mis ojos instantáneamente.

—Lo siento— manifestó tratando de recoger los vidrios del suelo.

—Bastián, no— hablé acercándome a él.

La MenorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora