Capítulo 28 ✔️

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POV KIARA WALTON

Esta noche Bastián asistiría a una fiesta de negocios, y no me pidió que lo acompañara ni como su esposa, ni como su asistente, ni como nada, en mi lugar decidió llevarse a Duclen. Nora me insistió en que fuera con ella, sería la primera gota que se derramaría dentro del vaso de Bastián... la primera de muchas.

Llegué al departamento y no encontré a nadie; ya pasó la hora de salida del personal del departamento, y Bastián al parecer se marchó a J. Powers at the Hilton, donde se celebraría la fiesta de negocios.

Me fui directo a mi habitación para buscar un vestido en mi closet, Nora me confesó que eligió ese guardarropa para mí luego de que Bastián se lo pidiera, por lo tanto, me recomendó usar un vestido en específico.

Tomé el vestido de seda, color vino, de tirantes, con escote en V, el cual se ajustaba hasta mi cintura para luego caer delicadamente por mis caderas hasta llegar a mis pies, pero lo que llamaba la atención no era su color vibrante o la delicada tela, sino el escote en su espalda que llegaba hasta mi cintura dejándola descubierta.

Seleccioné unos tacones plateados altos y sencillos a juego con mi bolso de mano, no quería llevar ningún tipo de joyas más que unos pequeños aretes y un fino collar; dejé mi pelo suelto dividido a la mitad como recomendó el estilista.

Salí del departamento bajando al parqueo subterráneo. Tendré que ir en mi auto, ya que James de seguro llevó a Bastián al J.Powers at the Hilton, así que me tocaría conducir.

POV BASTIAN DAVIS

Trajé a Duclen a la fiesta de negocios que esta noche se celebra en el J. Powers at the Hilton, a pesar de que Kiara era mi asistente, sin embargo, ella solo tenía tres días ejerciendo dicha posición como parte de un juego, y en cuanto a negocios yo no jugaba. Duclen conocía cuáles eran los clientes que quería en mi firma, tenía un año acompañándome a reuniones y fiestas, no podía simplemente presentarme con la mocosa; de la misma manera como había clientes potenciales, había mujeres potenciales para mi lista de revolcones casuales, asistir con Kiara sería como gritarles a todas que me encontraba fuera del juego.

—¿Por dónde empezamos, señor? — indagó Duclen.

Nos encontrábamos al lado de columna, alejados de todos, me gustaba analizar el terreno antes de salir a cazar; primero clasificaba a las personas, las analizabas y luego decidía si valía la pena ir tras ellos.

—Comenzaremos con el señor Moore, su mayor hijo ha llevado su compañía al borde de la banca rota, los bancos quieren embargarla, podemos ofrecerle una solución a sus problemas si nos aceptan como representantes legales por un periodo no menor a tres años— informé —luego está Harold Richards, su esposa lo está demandado, quiere la mitad de las acciones que posee en la compañía Metal Company.
—Yo me encargaré de los hermanos Stewart, si lo que dice mi informante es cierto, el padre de ellos quiere designar a un hijo de un amigo como CEO, los hijos del anciano están en guerra por la presidencia de la empresa— comunicó Nora detrás de nosotros.

—Pensé que no vendrías— reproché.
—No me perdería esta fiesta por ningún motivo, tiene pinta de ser inolvidable— expresó con picardía cruzando por mi lado, colocándose en frente de mí.

Pero por más que quise enfocar mis ojos en Nora no pude, mis ojos viajaron detrás de ella hacia la mujer que venía entrando por la puerta principal.

—¿Quién es ella? — preguntó Duclen a mi lado.
—¿Quién? — inquirió Nora girándose para mirar hacia donde mirábamos nosotros.

No podía apreciar con exactitud el rostro de la mujer, pero podía apreciar algo más, seguridad al caminar... la mujer sabía que llamaba la atención de todos a su alrededor, sabía que esta noche ella era el centro de atención y lo disfrutaba.

—Todos la miran— murmuró Duclen.

—¿Crees que ella no lo sabe?— deduje.

La chica caminó hacia uno de los invitados para saludarlo quedándose a espalda de nosotros.

Intentaba averiguar quién era la mujer, inútilmente, no podía mirar su cara.

—Debe ser alguien importante— expresó mi asistente.

—Apuesto a que sí, no cualquier persona habla con tanta propiedad con los Harris— estableció Nora.

Esta mujer no es la típica chica que suelo encontrarme en una fiesta e intento llevármela a la cama, tenía algo más... tenía algo que se me hace familiar.

—Duclen— dije golpeando el pecho de mi asistente— investiga quién es la chica, si vino sola o acompañada, su nombre y la familia a la cual pertenece; creo que esta noche, el Lobo tendrá compañía en su cama.

Mi asistente asintió, emprendió el camino rápidamente para investigar lo que le pedí.

—No cambiarás nunca, ¿cierto? — dijo Nora colocándose a mi lado dándole un sorbo a su copa.

***

No podía despegar mis ojos de la espalda de la chica, la recorría con mis ojos una y otra vez perdiendo la cuenta de las veces que lo he hecho esta noche, puedo jurar que me veo pasar mi lengua por en medio de ella. Esa mujer tenía algo que llamaba mi atención más que meramente su cuerpo, tenía presencia...

—¿Quién es ella? — susurre para mí.
—¡Bastián! ¡Bastián! ¡Bastián, estoy hablando contigo! — chilló Nora a mi lado.

De verdad quería prestar atención a las palabras de Nora, no obstante, mi mente se encontraba ocupada fantaseando con todo lo que le haría a esa mujer esta noche.

—Debe ser alguien importante o por lo menos conocida, todos en esta sala la han saludado— dije algo exasperado, necesitaba que Duclen regresara con la información que le pedí.

Un camarero pasó por mi lado con una bandeja, tomé una de las copas que llevaba, necesita alcohol.

—¿Puedes controlarte?, es solo una mujer— espetó Nora.

Vi a Duclen entre las personas caminar hacia mí con mucha prisa.

—¿Y?

—Señor— anunció Duclen.
—¿Vino sola o acompañada? — interrogué rápidamente.
—Creo que... sola...— tartamudeó él.
—¿Es casada o soltera?
—Está casada, señor— informó.

No cogía con mujeres casadas, pero podía hacer una excepción con esta.

—¿Y quién es el idiota? — indagué.

Duclan me miró en silencio por un minuto, luego escuché a Nora reír.

—¿¡Quién es el idiota!?— demandé saber.
—Usted, señor— soltó mi asistente —la chica es Kiara, su esposa— reveló acuchillándome con las dos últimas palabras.

<<Su esposa>>

Me giré clavando mis ojos en Nora.

—Bastián yo la invité— confesó Nora al ver mi cara.
—¿Por qué? — escupí con fastidio.
—Porque ella es tu asistente, no Duclen. Debiste traerla para enseñarle como hacemos las cosas en la firma Davis— sugirió Nora.
—¿Crees que ella vino a trabajar con ese maldito vestido? Todos la miran, Nora— espeté enojado.
—Pero hasta tú acabas de hacerlo— contrarrestó ella.

—Es diferente.

—¿¡Diferente!?
—¡Yo soy su esposo, Kiara es mi mujer, yo puedo hacerlo! — gruñí.
—¿Y desde cuándo es tu mujer?, dijiste que solo eran esposos porque un papel lo decía, y que ella solo era tu asistente, así que está aquí como tu asistente, no como tu mujer— me recordó Nora.

—Sostén esto— le pedí a Duclen pasándole mi copa, Kiara tendría que explicarme qué diablos hace aquí.

La MenorOù les histoires vivent. Découvrez maintenant