Capítulo 73 ✔️

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POV KIARA WALTON

—¿A dónde la llevo, señora Kiara? — me preguntó Hugo.

Estaba en el asiento trasero del auto mirando por la ventana, no sé qué miraba exactamente, pero me sentía mejor cuando miraba hacia afuera.

—Señora Davis... — me llamó el chofer de Erick.

Una lágrima bajó por mi mejilla sin poder evitarlo.

—Me comunicaré con su esposo— indicó Hugo tomando su móvil.
—¡No! — dije instantáneamente.
—No puedo ayudarla si no me dices qué le sucede— manifestó él.
—Solo llévame a algún lado, por favor, pero no llames a nadie— supliqué.

Hugo me miró un momento por el espejo central del auto, pero yo volví a dirigir mis ojos a la ventanilla del auto.

Encendió el auto conduciendo a algún lugar, a pesar de yo saber, que ningún lugar al que me llevará será suficiente para aliviar lo que estaba sintiendo, nada iba a ser suficiente para olvidar esto.

En este momento comprendía una cosa, lo que sentía más allá de ser engañada era decepción, lo cual era una forma de estar en ruinas, las ruinas de mi corazón, que por más que traté de tener algún tipo de confianza en Bastián al final solo era una expectativa sin esperanza.

Will tenía razón, los hombres no se hicieron para amar, es una falsa idea creada por una mujer ilusionada.

La verdad me dolía, pero la decepción me mataba, y lo hacía lentamente.

—Señora Kiara, hemos llegado— anunció Hugo delante de un edificio.

Salió del auto abriéndome la puerta, tomé mi bolso para seguirlo; subimos por las escaleras del edificio hasta detenernos en el tercer piso.

—¿Esta es tu casa? — indagué.
—Sí, es mi departamento.

—Es bonito.

—Imagino que no más que el departamento donde reside usted— dijo sacando sus llaves para abrir la puerta de su departamento, entré después de él sintiéndome como si cometía el peor de los crímenes.

Barrí el lugar con mis ojos.

—Si gusta puede tomar asiento— sugirió señalando el sofá.
—Necesito usar el baño, si no es molestia— pedí dejando mi bolso sobre el sofá.

—De acuerdo— expuso Hugo, —sígame— manifestó caminando a una puerta, la cual revelaba una habitación.

Abrí mi boca volviendo a cerrarla, todo se encontraba perfectamente ordenado.

—Puede entrar— expresó señalando la puerta del baño.

—Ahhh, sí...— emití —¿Podrías hacerme un favor? — inquirí.

—La escucho...

—No tratarme con formalismo, Hugo. Nos conocemos desde hace dos años; cuando me hablas de esta manera me hace sentir como una persona mucho mayor que tú, y tampoco estoy en el ejército— expliqué.

—Lo siento, señora Kiara, no volverá a ocurrir.

—Kiara, solo Kiara.

Hugo se quedó mirándome.

Me di vuelta ingresando al baño. Cerré la puerta con seguro parándome en frente del espejo.

La MenorWhere stories live. Discover now