Capítulo 84 ✔️

47K 2.5K 28
                                    

POV KIARA WALTON

Salí de la oficina de Bastián con un mundo en el estómago, esta era nuestra despedida, lo sabía. La forma en que me trato al final es típica de él, arrogante y altivo.

Pegué mi espalda a la puerta cerrando mis ojos, una lágrima se deslizó por mi mejilla.

—Señora Davis, ¿se encuentra bien? — inquirió Fannie saliendo de su escritorio.

—No me llames así...— corregí.

—Disculpe.

Inflé mi pecho recomponiéndome.

—¿La señorita De Santis se encuentra en su oficina? — interrogué, no puedo irme de la firma sin antes hablar con Nora, se lo prometí a Kate.
—Sí. Si quiere puedo llamarle y comunicarle que desea hablar con ella— se ofreció la secretaria de Bastián.
—No, gracias, iré personalmente a su oficina— dije con rapidez.
—De acuerdo— expresó asintiendo.

Despegué mi espalda de la puerta tomando una bocana de aire, caminé por el pasillo deteniéndome en frente de la puerta de la oficina de Nora.

Toqué varias veces hasta que la escuché vociferar adelante. Abrí la puerta, entrando.

—¿Kiara? — dijo con cara de sorpresa.

—Hola, Nora.

Ella se puso en pie.

—Creo que tenemos cosas que hablar— tartamudeé.

Nora me miró un segundo para luego sonreírme; caminé hasta ella abrazándola. Ella era mi amiga a pesar de todo, y yo la quería.

—¿Qué haces aquí? — interrogó separándose de mí, limpiando su cara, había derramado algunas lágrimas al igual que yo.
—Vine por Bastián— revelé tratando de sonar normal.
—¿Y pudiste verlo?
—Sí, pero no vine a hablar sobre él, vine a hablar sobre tu padre y sobre el mío— anuncié.

Nora suspiró mirándome con tristeza.


—Eres la única persona en quien puedo confiar en este momento, a pesar de no decirme lo de Bastián; Nora, solo quiero saber la verdad— demandé.
—¿Quieres la verdad? Entonces sabrás la verdad— sentenció ella.

POV BASTIAN DAVIS

Me encontraba sentado en la sala de juntas en espera de Kiara y sus abogados, luego de una semana había llegado el día en que ambos firmaríamos la solicitud de divorcio para iniciar con los trámites.

—Señor Davis, la familia Walton y sus abogados han llegado— informó Fannie, asomando su cabeza por la puerta.

Asentí indicándole que los hiciera pasar.

Fannie abrió la puerta de la sala de juntas, dejando pasar a la familia Walton y sus abogados.

Rob entró al lado de su esposa, los abogados de Rob entraron después de él, pero yo solo quiero ver a una sola persona, y era a mi mocosa.

Kate y Kiara entraron juntas.

Era tan macabro saber que justo en este lugar fue donde Kiara y yo tuvimos nuestra primera reunión para iniciar con los planes de nuestro matrimonio, y justamente aquí terminaba todo.

Los abogados iniciaron con la documentación, ambos nos casamos bajo el régimen convencional de separación de bienes, así que ese sería un problema menos el cual discutir y terminar con este sacrilegio más rápido.

Las miradas de todos, puestas sobre mí, me provocaba derramar la bilis por todo el lugar, podía ver la sonrisa de Rob Walton, Hilda se mantenía en silencio como siempre bajo la sombra de su esposo, Kate sostenía la mano de Kiara en todo momento mientras ella se mantenía con su cabeza baja.

Me sentía realmente estúpido por estar haciendo esto.

—Por favor, firme aquí, señor Davis— me indicó uno de los abogados luego de que tantos los abogados de Rob y los míos, revisaran los documentos varias veces, yo no me fiaba del padre de Kiara.

—¡Espere! — exclamó Rob, —sé que ambos se casaron con bienes separados, sin embargo, solicito una declaración jurada de los bienes que obtuviste después de casarte con Kiara. Legalmente, te corresponde el patrimonio que obtuviste por separado, pero ¿Qué hay de los bienes que obtuviste casado con Kiara?

Kiara levantó su cabeza.

—Si Kiara desea la mitad de los bienes que obtuve casado con ella, puedo dárselos— pronuncié calmado.

—Señor Davis— habló uno de mis abogados.

Levanté mi mano deteniéndolo.

—Puedo dárselos, cuando usted primero deje de manejar el dinero de su hija— sentencié.

—No quiero tu dinero, Bastián— manifestó Kiara, —solo firma, por favor.

Tomé el documento mirándolo un segundo, saqué la pluma que siempre suelo llevar en mi saco.

Vi la madre de Kiara mirarme un momento con ojos suplicantes, pero era muy tarde, moví mi mano sobre la hoja firmándolo. Me puse en pie con la hoja en la mano dando algunos pasos, acercándome a Kiara.

Tomé asiento en la silla vacía que estaba a su lado; extendí mi mano al reposabrazos de su silla, girándola hasta dejarla en frente de mí.

—¿¡Qué diablos haces!?— gritó el padre de Kiara saltando de su silla con intención de ir hacia mí.

—¡Papá! — ladró Kate, levantándose de inmediato para correr a su padre, evitando que se acercara a mí.

Sostuve la mirada de Kiara, dejando el documento sobre la mesa en medio de nosotros.

—¿¡Acaso intentas manipular a mi hija, imbécil!? — vociferó Rob Walton, pero Kiara y yo seguíamos con nuestra mirada fija uno en el otro.

Si había duda, había esperanza para mí.

—¡Puedes sentarte, papá! — bramó la mayor de las Walton.

Levanté mi pluma ofreciéndosela a Kiara, la mocosa seguía sin despegar sus ojos de mí, levantó su mano titubeante tomando la pluma.

—Kiara...— suplicó su madre.
—¡Cállate! — le espetó Rob a su esposa.
—¡Papá! — volvió a gritar Kate.

La mocosa giró su silla hasta quedar delante del documento que yacía delante de ella.

—No lo hagas, Kiara— musitó su madre con voz rota.

Ella mantenía su mirada fija en el documento.

—Su vuelves a abrir la boca, saldrás de la sala, ¡maldita sea! — amenazó Rob a Hilda.
—¡Que seas un mal esposo, te lo permito Rob, ¿pero que también seas un mal padre?!, ¿Acaso te has vuelto loco?, ¡Mira como está nuestra hija por tu culpa! — gritó Hilda enojada.

Esto se salió de control.

—¡Pueden solo hacer silencio por una buena vez! — gruñó Kiara desesperada, apoyando la pluma en el documento, firmándolo.

—Kiara— susurré al verla firmar.

—Lo siento— susurró, poniéndose en pie, saliendo de la sala de juntas como alma que lleva el diablo; me paré de la silla con intención de alcanzarla, no obstante, Rob Walton se interpuso en mi camino.

<<Este hombre quería morir hoy>>

—Te dije que me las pagarías, Bastián Davis— escupió él cabreándome, —Quizás ya sabes lo que sintió Martin De Santis, cuando moría como un perro en el suelo delante de mí, tal vez es lo mismo que estás sintiendo ahora al saber que ya no eres nada para Kiara.

Cerré mis ojos, la sangre me subió a la cabeza, apreté mi puño golpeando al padre de Kiara.

—¡Bastián, detente! — chilló Kate.

Llevé a Rob contra la pared, golpeando su rostro una y otra vez.

—Duele, ¿¡cierto!? — ladró riendo.

Le clavé un puñetazo en abdomen.

—¡Bastián, déjalo, Rob solo quiere provocarte! — dijo Hilda.

Los gritos de Kate y Hilda no me importaban, quería matar a ese maldito.

La MenorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora